Pastor asesinado en emboscada tuvo visión sobre su muerte

CURARÉN, Francisco Morazán. Hace dos meses el pastor Marcelino Ortega (36), de la Iglesia Peniel, en este municipio, dio testimonio sobre una revelación que tuvo acerca de su muerte, en la cual también vio que una legión de demonios luchaba para destruir la congregación, relató uno de los miembros de ese ministerio del evangelio.

“Nos dijo que después de la visión sintió mucho miedo, pero el temor lo venció con ayuno y oración, lo que lo hizo tomar valor para seguir trabajando por la obra, lo que no le agradó al diablo y por eso pasó lo que pasó, donde el pasado domingo pereció en una emboscada junto a dos hermanos en Cristo y otras dos personas”, señaló.

“El pastor Marcelino Ortega era un hombre entregado a la obra de Dios y basado en la Biblia, exhortaba a los miembros de la iglesia y a los no creyentes a no robar, no matar, no violar, ni fornicar, entre otras, lo que le gustaba a mucha gente, por lo cual creemos que le vino la muerte”, consideró.

Ante la irreparable pérdida del guía espiritual, en la emboscada que le tendieron la mañana del domingo, junto a los fieles Rigoberto Hernández (28) y Marco Antonio Galo Pérez (26), cuando se transportaban en carro para la ciudad de Choluteca a traer un ataúd que les regalarían para enterrar a Wilfredo Ramón Cerrato Cruz (39), quien había sido ultimado a balazos la madrugada de ese mismo día, cuando salía de una vigilia en la iglesia de la aldea San José, Reitoca.

El pastor y sus dos acompañantes se encontraron en el trayecto a Teófilo Hernández y su hijo, Olman Hernández, quien iba herido de bala y ambos les pidieron “jalón” hacia Choluteca.

Pero minutos después les interceptaron hombres armados en dos vehículos que les atacaron a tiros y les causaron la muerte a las cinco personas.

EL OBJETIVO

Miembros de la congregación de Curarén, indicaron que el pastor Marcelino Ortega, en su visión, miró algunas figuras como estos grafitis pintados en el muro del cementerio de la comunidad.
Miembros de la congregación de Curarén, indicaron que el pastor Marcelino Ortega, en su visión, miró algunas figuras como estos grafitis pintados en el muro del cementerio de la comunidad.

Versiones indican que el objetivo de los criminales era Olman Hernández, ya que resultó herido de bala cuando supuestamente le había dado muerte a Wilfredo Ramón Cerrato Cruz, en la aldea San José, en Reitoca.

Tras la tragedia que envuelve a esta región, bajo un ambiente tenso y de hermetismo en que se hayan sumidos los pobladores de estos lugares, el lunes pasado llegó a Curarén el pastor general del Ministerio Peniel de Carolina del Norte, Estados Unidos, David Cruz, con el fin de poder escoger quién será el nuevo pastor de la iglesia en esa comunidad.

Se conoció que horas después de la llegada del religioso norteamericano, de origen salvadoreño, varios desconocidos andaban preguntando por él y no con buenas intenciones, por lo cual rápidamente fue sacado de Curarén, resguardado hasta Tegucigalpa por agentes de una patrulla de la Policía Preventiva.

Los restos mortales del pastor Marcelino Ortega y del fiel Marco Antonio Galo Pérez fueron sepultados a las 7:00 de la mañana, en el cementerio de Curarén, mientras que el cuerpo de Rigoberto Hernández fue enterrado en el camposanto de la comunidad de La Manzanilla, en esa misma jurisdicción.

Debido a la mortal emboscada que les ha dejado sumamente preocupados, los habitantes de la región se sienten temerosos ante la posibilidad que puedan suscitarse más muertes violentas y por eso piden una mayor presencia policial y militar.