Lempira está a punto de alcanzar pico de 23 por un dólar

Por: Jeremías Bustillo.

Este mes, el lempira cumple cinco años de devaluación ininterrumpida y este mes está a punto de alcanzar el pico de 23 por un dólar.

Esta medida de política cambiaria que discurre entre la reticencia de la mayoría de la población, especialmente de la clase trabajadora, y la aprobación de los exportadores y el sector de la banca que se han visto beneficiados.

La depreciación monetaria resurgió el 25 de julio del 2011, al reactivarse la banda cambiaria mediante las subastas electrónicas de dólares, cuando fungía como presidenta del Banco Central de Honduras (BCH), María Elena Mondragón, en la administración del entonces presidente Porfirio Lobo Sosa (2010-2014).

Desde ese momento a la fecha, el lempira ha perdido un 20.80 por ciento de su valor, habiéndose empezado a deslizar en esa administración a un precio de venta al público de 19.0274 lempiras por dólar y hoy día se cotiza en 22.9858 en cualquiera de los 15 bancos del sistema financiero nacional.

En valores absolutos, la depreciación acumulada es de 3.95 lempiras y la proyección es que cierre por arriba de 23.30 al finalizar el año, ya que entre enero y junio del periodo actual, acumuló alrededor de 1.92 por ciento de deslizamiento.

Alrededor de 0.60 por ciento de ganancia de competitividad teórica reportaron en los últimos meses las exportaciones hondureñas.
Alrededor de 0.60 por ciento de ganancia de competitividad teórica reportaron en los últimos meses las exportaciones hondureñas.

La depreciación de la moneda es parte de la profundización del modelo neoliberal, opinan analistas de tendencia progresista, que recuerdan que el proceso comenzó durante la década del 90, cuando se implementó el Programa de Ajuste Estructural de la Economía (PAE), en la administración del entonces presidente Rafael Leonardo Callejas (1990-1994).

En esa década el tipo de cambio era dos por uno, es decir, un dólar costaba dos lempiras, pero esa paridad era considerada, hasta cierto punto, como ficticia, al caer la belicosidad en América Central, la moneda hondureña se vio en aprietos.

Cuando llegó la desmovilización de la contrarrevolución nicaragüense, ejército irregular que operaba desde la frontera hondureña con el apoyo financiero de Estados Unidos, en el contexto de la “Guerra Fría”, así disminuyó sustancialmente el flujo de dólares que fortalecía a la economía hondureña.

PÉRDIDA DE INGRESOS

Si se compara el valor de la moneda nacional en los 90 del siglo pasado, con el actual, se nota que la depreciación fue abismal en dos décadas y se ha traducido en menor poder adquisitivo de la población de bajos ingresos.

DEVALUACION_1Los consumidores o trabajadores imputan a la devaluación la caída del ingreso que sumada a la inflación acumulada ha reducido el poder de compra, pero los expertos consideran que el fondo del problema es la baja capacidad productiva de la mano de obra hondureña que se manifiesta en pocas exportaciones o sin valor agregado.

Dicho de otra manera, Honduras sigue exportando materias primas del sector agrícola con poca demanda o bajos costos, a excepción del sector textil-confección que maquila prendas de vestir y arneses.

El tipo de cambio en el país es regulado por el BCH, mediante subastas diarias de dólares, que pone a disposición de los agentes económicos, pero el costo de la divisa estadounidense está relacionado con otros factores.

Las variables que determinan el valor del lempira frente al dólar empiezan por comparar la inflación y el deslizamiento del país contra las de los principales socios comerciales, más los niveles de reservas internacionales.

Cuando Honduras accedió a la condonación de la deuda a comienzos de este siglo, el lempira adquirió cierta estabilidad porque se redujo la salida de divisas por pago de la deuda pública, algo que llevó a las autoridades monetarias de ese momento a parar la depreciación monetaria.

En el 2011, cuando se anunció la reactivación de la banda cambiaria, las autoridades de ese entonces justificaron que la decisión se orientaba a darle mayor competitividad a las exportaciones hondureñas.

DEVALUACION_2Desde ese momento y una vez que el lempira regresaba al proceso de devaluación, se ha venido insistiendo en que el valor real de la moneda hondureña es mayor a 25 lempiras por un dólar.

Los organismos multilaterales de crédito y los exportadores son los más interesados en que se profundice la depreciación, como también la banca, porque con cada dólar que venden ganan una comisión, señalan los analistas.

Los exportadores, por su lado, venden su oferta a menor valor en los mercados internacionales y eso les permite competir con productos elaborados con mano de obra barata.

¿LEVE O ACELERADA?

Sin embargo, los números del comercio exterior revelan que la devaluación no ha permitido vender más, ya que durante los cinco años se ha incrementado el déficit de la balanza comercial del país.

El año pasado cerró con un déficit mayor a 3,000 millones de dólares, pese a que los precios del petróleo cayeron estrepitosamente en los mercados internacionales y eso llevó al país a sacar menos dólares para comprar combustibles refinados.

El tema de la devaluación en Honduras, como en los demás países de bajos ingresos, es controversial, existiendo argumentos a favor de mantener el proceso paulatino como lo ha sido hasta ahora.

Algunos economistas se decantan por ese tipo de procesos de depreciación leve, porque evitan las devaluaciones aceleradas o de golpe que se comen de un día a otro la capacidad de compra o los ahorros de la población, así lo han vivido en países de Suramérica que han pasado por ajustes traumáticos de los mercados cambiarios.

De acuerdo con teóricos de la economía, en Honduras existen condiciones para estabilizar el precio de la moneda, citando que las reservas internacionales son suficientes y que la inflación está controlada.

DEVALUACION_5Además, indican que el país es altamente dependiente de las importaciones de materias primas y hasta de bienes esenciales para echar a andar el aparato productivo y así explican que la devaluación afecta la generación de empleo porque castiga a la producción nacional.

En contraste, se menciona que uno de los principales inconvenientes para tal fin es la apertura económica que presenta el país con nueve acuerdos comerciales suscritos y eso llevaría a fomentar un mercado de divisas paralelo o “negro”, explican analistas.

Hay un tema pendiente con el Fondo Monetario Internacional (FMI), organismo con el cual existe el compromiso de liberalizar la venta del dólar, dejándolo en manos de la oferta y la demanda manejada por el sistema financiero.

No obstante, en un escenario como ese, el BCH perdería su capacidad de regular la política cambiaria al circunscribirse únicamente a colocar dólares en la banca privada al observar un aumento en los niveles de la devaluación.

En un mercado cambiario desregulado, las personas que compran pocos dólares serían las que pagarían más, porque el precio iría en relación al volumen de adquisición de la divisa, resultando que los exportadores e importadores demandan sumas elevadas y de esa forma adquirirían más barata la moneda extranjera para realizar comercio exterior. (JB)

BANCO CENTRAL
Aumento de importaciones presiona el tipo de cambio

El presidente del Banco Central de Honduras (BCH), Manuel Bautista, considera que es aceptable el comportamiento de la devaluación y anuncia un nuevo esquema orientado a modernizar la política monetaria.

“Estamos desarrollando a través de un esquema que vamos hacia un plan de modernización de la política monetaria para tener una mejor incidencia en el sistema financiero”, apunta.

“Los movimientos que ha tenido el tipo de cambio han sido producto de los niveles de importaciones. Tenemos fuerte presión sobre el tipo de cambio, porque se siguen elevando los niveles de las importaciones”, indica el funcionario.

“Aún cuando el precio del petróleo ha aumentado, los volúmenes de importaciones mantienen una tendencia positiva: Estamos consumiendo más petróleo del que deberíamos”.

“La devaluación es un mecanismo que sirve para protegerse de las importaciones y mantener un equilibrio en las exportaciones. Sabemos que muchos países producen lo mismo que nosotros exportamos”, señala Bautista.

“Debemos mantener la demanda hacia esos productos y los niveles de competitividad. La devaluación no debe verse como algo malo, sino como un esquema de equilibrio, donde la mayor sostenibilidad debe darse por el lado interno”.

Finalmente, Bautista considera sorprendente que Honduras importe frutas y legumbres cuando existen las condiciones para producirlas internamente y ahorrar divisas, al tiempo que destaca un crecimiento de 6.4 por ciento en el ingreso de divisas que vienen a fortalecer el lempira.

SECTOR MAQUILA
Deslizamiento ha sido leve

El empresario del sector textil, Jesús Canahuati, considera que la devaluación ha sido leve y siente que competidores como México, imponen retos de competitividad a la maquila hondureña.

“El deslizamiento de la moneda aquí ha sido muy leve, estamos haciendo los análisis en México, Colombia, Perú y Brasil, donde las monedas han caído 60, 50 y 40 por ciento. Eso sí es devastador”, precisa.

Las devaluaciones en los demás países, “nos complican porque esos países se vuelven más baratos a través de la devaluación. Es un mal mensaje. Es una mala opción devaluar para volver un país más competitivo”, apunta. También, “es desleal de parte de ellos, porque los salarios en México ahora están a la mitad de Honduras, eso ponen presión a la manufactura hondureña”, concluye.

CLAUDIO SALGADO
Trabajadores, los más perjudicados

El sector exportador es el más beneficiado con el deslizamiento de la moneda y los más perjudicados vienen a ser los consumidores, estima el economista Claudio Salgado, para señalar que cada vez que se devalúa la moneda, así pierde valor el lempira.

Es así que “los exportadores ganan competitividad a nivel externo a base de la reducción de los salarios de los trabajadores. El camino es errado, porque Honduras busca reactivar la economía”, desde el exterior, agrega.

“Cuando debería ser al contrario, es decir, la política nuestra debería ser reactivar la demanda interna o el consumo interno. Pero vemos que desde el 2010, las medidas que se han tomado, van en contra de reactivar la demanda”, apuntó.

Asimismo, plantea que la devaluación es un camino equivocado porque los números indican, que durante este tiempo la brecha comercial más bien ha crecido, lo pone de manifiesto que las importaciones siguen creciendo, pero no así el ritmo de la oferta exportable.