25 años en Honduras ‘monjitas’ amigas de los migrantes

Desde hace 25 años llegaron a Honduras unas “monjitas” protectoras de los migrantes, que con su noble labor han dejado una imborrable huella de solidaridad. Se trata de las Hermanas Misioneras Scalabrinianas, quienes han cumplido con la misión de tenderles su mano amiga a cientos de migrantes que vienen y pasan por Honduras.

Para festejar este trabajo incansable de las misioneras, el cardenal Óscar Andrés Rodríguez ofició una misa de acción de gracias, el pasado 18 de julio.

Las encargadas de la Pastoral de Movilidad Humana recibieron un reconocimiento y la bendición por su bondadosa labor con los migrantes, en el aula magna del Campus Sagrado Corazón de Jesús de la Universidad Católica de Honduras (Unicah), al suroeste de la capital.

A la ceremonia asistió la hermana Sandra María Pinheiro, quien es la superiora de las Hermanas Scalabrinianas a nivel regional y la directora del Centro de Atención al Migrante Retornado (CARH) en Honduras, sor Valdett Willeman, así como párrocos católicos.

En el año 1987 fue elegido como secretario general del Consejo Episcopal Latinoamericano (Celam) el cardenal Rodríguez, que entre sus misiones tenía la de promover en América Latina la Pastoral de los Migrantes.

El cardenal buscó ayuda haciendo una petición a la congregación de las misioneras de San Carlos, las Hermanas Scalabrinianas, y le enviaron a dos mujeres extraordinarias, quienes trabajaron para que en las 22 conferencias episcopales del continente se estableciera la pastoral de los migrantes.

En Honduras la iniciativa la tuvo el obispo emérito de Choluteca, monseñor Raúl Corriveau, quien invitó a las Hermanas Scalabrinianas, quienes vinieron y siguen en Honduras desde hace 25 años, haciendo un trabajo de amor a favor de los migrantes y que sigue adelante.

El cardenal Óscar Andrés Rodríguez agradeció, en una homilía, el trabajo de las Hermanas Misioneras Scalabrinianas.
El cardenal Óscar Andrés Rodríguez agradeció, en una homilía, el trabajo de las Hermanas Misioneras Scalabrinianas.

SEMBRANDO AMOR

“Pongámonos a pensar qué sería de Honduras sin el trabajo de estas hormiguitas de Dios, que van sembrando amor, comprensión y apoyo, incluso con dificultades, porque a veces cuesta hacer el bien”, destacó el cardenal Rodríguez.

Comentó que hoy en día se encuentran obstáculos, hostilidad, racismo y xenofobia en muchas partes del mundo, como lo que sufren el pueblo de Irak, Siria y otros de Medio Oriente, por odio al migrante.

“Qué triste que haya personas que aspiran a gobernar diciendo, tenemos que aumentar los muros, qué triste que allá se cuestionaba el famoso muro de Berlín y ahora se quieren poner muros en otros países”, reprochó.

Advirtió que ese no es el plan de Dios, ya que Dios llama a ser misericordiosos con los migrantes y en eso dan clases las Hermanas Scalabrinianas, porque su vocación es la misericordia con el migrante, el amor de Dios con los que sufren.

Agregó que la pastoral de los migrantes se va organizando en casi todas las diócesis del país, “quisiésemos que sigan adelante y les agradezco que lleven con santo orgullo la camiseta con el emblema de los migrantes”.

La hermana superiora, Sandra María Pinheiro (la segunda en la foto de derecha a izquierda), compartió con las delegadas en Honduras.
La hermana superiora, Sandra María Pinheiro (la segunda en la foto de derecha a izquierda), compartió con las delegadas en Honduras.

REALIDADES DOLOROSAS

De su parte, la hermana Pinheiro relató que, la certeza del cariño y la ternura de Dios desde siempre las llamó a realizar el proyecto de amor, como Hermanas Misioneras Scalabrinianas en las tierras hondureñas.

Explicó que el fenómeno de las migraciones en el mundo actual globalizado afecta a millones de seres humanos y ha planteado desafíos a todas las naciones, mostrando realidades dolorosas que a la vez despiertan y llenan el corazón de esperanza, de que un día se conquiste la nación universal.

“En los últimos años, la inmigración en Honduras se ha convertido en el pan de cada día, sobre todo para los jóvenes y niños, miles de personas son forzadas a abandonar (sus hogares) y otras son obligadas a cruzar el país en busca de mejores días y protección para sus familias”, declaró.

Precisó que, “es admirable la insistencia de estos hermanos y hermanas que, a pesar de los continuos y numerosos obstáculos, insisten en su empeño de conquistar un futuro más digno y de realizaciones para sí y sus familias”.

En 27 países del mundo, mediante la Iglesia Católica, funciona la Pastoral de los Migrantes, liderada por las Hermanas Misioneras Scalabrinianas, buscando ver en los migrantes la imagen de Cristo peregrino. (YB)

Las hermanas reconocieron y agradecieron el respaldo del cardenal Óscar Andrés Rodríguez.
Las hermanas reconocieron y agradecieron el respaldo del cardenal Óscar Andrés Rodríguez.

UNA CONGREGACIÓN ANTIGUA

La congregación de las Hermanas Misioneras de San Carlos Borromeo, Scalabrinianas, fue fundada por el beato Juan Bautista Scalabrini, en Piacenza, el 25 de octubre de 1895, y tiene como cofundadores a los hermanos P. José Marchetti y Madre Asunta Marchetti.

Su misión es el servicio evangélico y misionero a los migrantes, especialmente a los más pobres y necesitados. Inicialmente llegaron a Brasil, y luego a Europa, en 1936; en América del Norte se instalaron en 1941 y en los últimos años en varios países de América Latina, Asia y África, pero su sede general se encuentra en Roma.

En 1989 Honduras solicitó la colaboración de las Hermanas Misioneras Scalabrinianas y en agosto de 1991 se firmó el convenio entre la Conferencia Episcopal de Honduras y la conferencia de las hermanas, para impulsar la Pastoral de Movilidad Humana en tierras “catrachas”.

Los migrantes, sobre todo los más pobres, necesitan de amor y solidaridad, reflexionaron las religiosas.
Los migrantes, sobre todo los más pobres, necesitan de amor y solidaridad, reflexionaron las religiosas.