Lluvias excesivas amenazan el agro

El Organismo Internacional Regional de Sanidad Agropecuaria (Oirsa) coordinó la mesa de Variables Climáticas y Sanidad Agropecuaria, durante el 50º foro centroamericano del clima y el XXIX foro de aplicaciones climáticas a la seguridad alimentaria y nutricional, perspectivas de agosto a octubre de 2016.

En este espacio se determinó el riesgo que representan las lluvias excesivas en la región con respecto a las plagas y enfermedades que podrían afectar al sector agropecuario.

Los servicios meteorológicos de México, Centroamérica, República Dominicana y Cuba pronosticaron un escenario neutral después de un trimestre bajo la influencia del fenómeno de El Niño, que significó un atraso de la temporada de lluvias, con un volumen de precipitación por debajo de lo esperado. Sin embargo, a pesar del escenario neutral se contempló un 60% de probabilidad del fenómeno de La Niña con lluvias por arriba de lo normal, en comparación al promedio de precipitaciones de 1981-2010.

El fenómeno de El Niño se ha disipado en su totalidad. Esto implica la normalización del período de lluvias, un veranillo de poca duración y baja intensidad, y la posibilidad de que la temporada lluviosa se alargue 15 días para la costa del Pacífico de la región.

De agosto a octubre se esperan precipitaciones altas en el área del corredor del Pacífico de Costa Rica, Panamá, Guatemala, El Salvador; el sur de Honduras y la península de Yucatán.

En términos de sanidad vegetal se identifican peligros de carácter fungoso y bacteriano por enfermedades como la broca, la roya y el ojo de gallo del café; la sigatoka del banano; los marchitamientos vasculares de hortalizas (tizones); las moscas de la fruta; el HLB de los cítricos; entre otras.

Asimismo, plagas como el cogollero en maíz, el pulgón amarillo del sorgo y la langosta voladora son amenazas importantes en términos de seguridad alimentaria.

Las principales medidas o recomendaciones son aumentar las labores de vigilancia, monitoreo y diagnóstico; el uso de fungicidas preventivos; remoción de frutos y plantas con síntomas aparentes; utilizar variedades resistentes a enfermedades específicas; desarrollar procesos de drenaje y conservación de suelos; adecuar las fertilizaciones; y promover acciones de control biológico.

En el ámbito de la salud animal es de esperarse que el incremento de lluvias incida en la proliferación de vectores ligados a enfermedades intestinales y respiratorias.

Las zonas con precipitaciones arriba de lo normal, y poca capacidad de drenaje, pueden presentar escasez de alimento por inundaciones, estrés y contaminación de fuentes de agua.

Enfermedades como la leptospirosis, la encefalomielitis equina, la influenza aviar y la pododermatitis son consideradas amenazas importantes para este período.

El desarrollo de labores de vigilancia y diagnóstico, la desparasitación, vitaminado, mineralizado, inmunización de los animales y optimar los procesos de drenaje son tareas importantes en términos de manejo y previsión.

Al mismo tiempo, la mejora de los corrales y las instalaciones en función de techo; el desarrollo de bancos forrajeros; y la creación de silos son fundamentales para los procesos de adaptación. Dada la amenaza de lluvias prolongadas es importante prever el traslado de los animales a sitios altos.

Con respecto a la inocuidad de los alimentos, la aplicación de buenas prácticas para el manejo y control de plagas y enfermedades es la principal recomendación para evitar Enfermedades Transmitidas por Alimentos (ETA).

La presencia de humedad extrema favorece la incidencia de una gran cantidad de plagas, esto puede provocar el uso de antibióticos o pesticidas que afecten la inocuidad química de los mismos. Por otro lado, es probable que muchas fuentes de agua (pozos, estanques, riachuelos) sean contaminadas por lo que es recomendable que se tenga un mayor control en el suministro y calidad del agua utilizada en los cultivos como en la producción pecuaria.