La Policía Nacional no es una computadora que solo se pueda resetear

Por: Carlos Javier Martínez Ortez
Periodista y licenciado en Derecho

La Escuela Jurista de Chicago de los Estados Unidos indica en sus estudios criminalísticos que a mayor concentración de población; mayor es la criminalidad. Mientras que otros teóricos manifestaron que el ser humano nace puro, pero la sociedad lo corrompe. En este ejemplo, vamos a mencionar a los elementos de la Policía Nacional Preventiva de Honduras.

La depuración casi total de la Policía Nacional no es el caso de una computadora que con solo resetearla o reiniciarla  se van a desaparecer  los virus que pudieron haberla contaminado, porque desde 1999 que esta institución del mando de las Fuerzas Armadas pasó a la egida civil, hay que tomar en cuenta que lo que la ha afectado son las influencias malignas externas y no propiamente internas del concepto de manzanas podridas, porque quien puso el gusano desctructor del fruto es una plaga que provino de afuera.

El virus contra esta institución llegó de afuera a través de los traficantes de influencias, de los políticos de pueblo y de los criminales, que van despertando poco a poco la ambición de una mejor economía de los servidores públicos, como lo son los elementos de la Policía Nacional Preventiva.

La Policía ha sido el instrumento de malos empresarios y políticos, y además ha sido utilizada para otros fines; hasta para justicias privadas, por eso si no se rompen estos vínculos será muy difícil o imposible tener una institución profesional al servicio de la ciudadanía, que es quien la mantiene con el pago de sus impuestos.

Se habla de policías mordelones de Tránsito, aduanas y preventivos, y aquí surge la pregunta… quién corrompe a quién? La ley penal ya establece el delito de cohecho activo para el que ofrece y cohecho pasivo para que el que recibe, pero esto no se ha aplicado plenamente, excepto algunos casos de conveniencia.

Recuerdo el caso de una compra irregular de armas a una empresa brasileña de parte de la Policía en 1998, en ese momento se llamaba Fuerza de Seguridad Pública (FSP). Esta institución se encontraba en pleno proceso de traspaso al poder civil, cuando se le descubrió esta anomalía. La Contraloría General de la República en ese entonces desautorizó dicha transacción millonaria.

También como caso referente de quien corrompe a quien, se encuentra el caso de Pedro García Montes, un oriundo de Reitoca, Francisco Morazán, quien según algunas autoridades, después de ser elemento de la Policía de Fronteras pasó a ser uno de los capos más poderosos del país, seguido de Ramón Matta Ballesteros, pero hay que preguntarse: quién lo hizo? o es que a través de la operación hormiga contrabandeando kilo por kilo, creen ustedes que  poco a poco se fue haciendo millonario? No a este ciudadano alguien le proporcionó la logística, el financiamiento y las armas para poder operar. Es el caso de las maras y pandillas que empezaron golpeando con bates y ahora atacan sin misericordia a sus víctimas y a personas inocentes con fusiles automáticos AK-47 y R-15.

Hay un dicho que dinero llama dinero, ya sea lícito o ilícito siempre es igual, aunque esté manchado de sangre. Desgraciadamente hay que aceptar que así como existen criminales de barrio, hechos millonarios de la noche a la mañana, también hay delincuentes de corbata y coello blanco. Asimismo, también  hay empresarios que compiten con otros de forma desleal, fuera del marco jurídico del Código de Comercio. Las autoridades han descubierto a grandes empresarios defraudando el fisco y a otros mandando a asesinar y a secuestrar a otros. Se ha sabido del caso de algunos transportistas de La Ceiba, que por ejemplo: Mandaron a matar a uno de sus compañeros, cuando se desempeñaba como funcionario de la Dirección de Transporte.

Los cambios, rotaciones y cancelaciones son sanos en las instituciones; es como mantener a una persona alejada de las enfermedades, sin embargo mientras no se rompan los vínculos de la criminalidad organizada: demanda, oferta y financiamiento, va a ser imposible mantener el orden público en un país que como México es paso obligado de todo tipo de contrabando hacia Nortemérica.  Así lo es Honduras, como una ruta alternativa del Triángulo Norte y de Sudamérica.

A este país centroamericano dichoso por sus más de ocho fronteras terrestres y marítimas, ahora lo que le llega es la desgracia, no la prosperidad, porque lo que pasa por su territorio son cargamentos de precursores químicos para hacer drogas, procedentes de África y Asia, no así alimentos baratos para que su pueblo pueda consumirlos.

Pero los políticos sabrán de lo anterior? Claro que sí… pero les conviene mantener la agenda a su discrecionalidad, unos a favor de los países que luchan contra el narcotráfico, para estar solicitando ayuda y otros para estar coqueteando con los que trafican con el mal desde Sudamérica. Que Dios salve nuestro pueblo.