Martha Doblado

La mejor herencia que les puedo dejar es la educación, le repetía su padre y ella le tomó la palabra. A los 11 años manejó su propia pulpería haciéndole competencia a su madre.

A los 18 ya estaba estudiando Finanzas en Brasil donde terminó dando clases por ser la mejor de una de las universidades de América Latina. Con una dilatada carrera en la administración pública, “la hija de Enedina”, como le decían en su natal Oropolí, tiene mucho que contar. Se trata de Martha Doblado, directora del Instituto de Jubilaciones y Pensiones de los Empleados Públicos (Injupemp).

¿Me imagino que le hicieron bullyng por su segundo nombre?

eris-30072016No tanto, pero había una señora a quien le decían “Chenta” y su hija, Concha, solo me decía “Chentilla” pero a mí no me gustaba. Casi nadie sabe mi segundo nombre porque no lo uso, pero mi padre me lo puso en honor a su madre.

¿Usted aprendió a hacer rosquillas como su madre?

No, pero me metí de lleno en los negocios con mi madre. A los 11 años me puso una pulpería enfrente. Yo venía con mi lista a la tienda El Rubí de Jorge Yip a comprar las cosas que ocupaba.

¿Siempre quiso estudiar Finanzas?

No. Me matriculé en ingeniería Civil en la UNAH, pero siempre quise estudiar fuera del país, en especial ingeniería Industrial, que no existía en 1981.

¿Cómo hizo para estudiar en Brasil?

Apliqué en la embajada de Brasil para una beca-convenio. Me fui a Curitiba prácticamente siendo una niña, tenía 17 años.

¿Fue difícil?

Cuando llegué al Centro de Educación Tecnológico de Paraná, me llevé un tremendo susto cuando el rector me dijo que solo había Ingeniería Industrial en electrónica y en eléctrica. Al final, logré ingresar a la universidad federal de Paraná donde había dos cupos: Uno para Cartografía y otro para Ciencias Contables, el equivalente de Contaduría en Honduras.

¿Una anécdota de su estadía en Brasil?

Apliqué para una maestría en la Universidad Getulio Vargas y a los seis meses me gané la beca CAPES por ser la mejor del semestre, equivalía a unos 500 dólares y la daba el gobierno. Resulta ser que mis compañeros se opusieron diciendo que yo era una “gringa” (así le dicen a todos los extranjeros en Brasil) pero el coordinador general de la maestría, el doctor Simeone Gomes, les dijo: Aquí no hay “gringos” ni brasileños, la beca es para el mejor alumno. Punto.

¿Logró graduarse?

Terminé mi maestría con honores en Ciencias Contables con orientación en Finanzas. Mi tesis fue sugerida su publicación y me contrataron como maestra y di varias clases en varias universidades enviada por la Getulio Vargas. Estuve dando clases por varios años hasta que decidí regresar a Honduras.

¿Por qué regresó?

Siempre pensaba en algo: ¿Será que va ir mejor en Honduras? Un día pedí un permiso de seis meses y me vine.

¿Su primer trabajo en Honduras?

Laboré en la Escuela Agrícola de El Zamorano. Estando allí también me contrataron en UNITEC, hasta que el ingeniero Angello Botazzi me recomendó con el licenciado René Ardón Matute, quien era viceministro de Finazas. Empezaba el gobierno del presidente Callejas.

¿Qué hizo en el ministerio de Hacienda de aquel entonces?

Estuve en el programa de la reforma tributaria en Honduras. Era un programa de asistencia del BID, el inicio del esquema de recaudación que ahora conocemos como la DEI. Desarrollamos también la oficina de grandes contribuyentes. Eso fue en 1992.

¿Salió del gobierno alguna vez?

Estando en la DEI, don José Antonio Pérez, el gerente-propietario de SYRE me hizo una propuesta para trabajar con él. Renuncié después de tres años para dedicarme a mi hija y poner mi propia empresa.

¿Qué empresa?

“Decisión, Contadores y Consultores”, que ahora la maneja mi esposo, Sixto Flores. Soy agricultora, también, es otra de mis pasiones, el año pasado gané un premio por la excelencia en el cultivo de plátano.

¿Cómo llegó a trabajar con “El Gordito” Castellanos?

Él me dijo que buscaba una persona honesta, capaz y que fuera mujer.

¿Y mujer por qué?

Yo le pregunté eso y me respondió: Pienso que la mujer es menos susceptible a la corrupción que el hombre, más en una sociedad como la nuestra la responsabilidad en el hogar casi siempre recae en el hombre y la gente tiene sueldos muy bajos.

¿Y con doña Vilma Castellanos se entendió?

Claro, porque yo lo que hago es trabajar, ¿me entiende? Soy una persona técnica, objetiva, con temor a Dios y yo lo que hago es trabajar, trabajar y trabajar, dando lo mejor de mí, para Dios y no para los hombres.

¿Nadie la puede señalar?

Pueden señalarme, pero probarlo es otra cosa. En un país con mucha envidia, que le gusta vivir en la anarquía, con mucha corrupción, cuando llega una persona que le gusta trabajar en orden uno se convierte en un estorbo.

¿Por qué salió de la Alcaldía?

Se terminó el periodo y renuncié, era un puesto de confianza del nuevo alcalde.

¿Ha trabajado fuera del país?

Cuando terminó el gobierno del presidente Maduro, trabajé con la Federación de Municipios de Centroamérica (FEMICA) durante ocho meses. Después me trasladé a El Salvador para dirigir EPYSA, una firma española pero debí regresarme por la crisis del 2009.

¿Usted no tiene problemas para dejar un trabajo si le pagan más?

Yo vivo de un sueldo exclusivamente y no de otro cosa. A mi Dios le pido siempre que me dé fuerzas de seguir trabajando y la bendición de vivir con dignidad, no necesito apartamentos, ni edificios en Honduras ni en otros países, ni carros último modelo en el garaje.

¿Cómo llegó al Injupemp?

Me encontré con don Andrés Torres en las ventanillas de Banadesa y me dijo que si ganaba el presidente Lobo que él iba a una posición importante. Y sucede que nos tocó votar en el Fhis y me dijo: Cuidadito te vas a comprometer, yo voy de director al Injupemp y necesito que me vayas ayudar a manejar esa institución. Solo me reí.

¿No le creyó?

No, solo que me dio risa. El asunto es que cuando comienza la transición me llamó y lo acompañé y me nombra asistente de la dirección ejecutiva y desde ese momento hasta el día de hoy, esa es la plaza que laboralmente tengo en el instituto.

¿Cómo está el Injupemp?

Está muy bien. Tiene un patrimonio muy grande de aproximadamente 35 mil millones de lempiras. Esa buena salud se debe sobre todo a la nueva Ley que entró en vigencia el 9 de mayo del 2014 producto de las acciones del Congreso Nacional cuando era presidente el abogado Juan Orlando Hernández.

¿En qué invierte el Instituto?

En bonos del Estado, bonos corporativos, letras del Banco Central, certificados de depósitos a plazo fijo tanto en moneda nacional y extranjera y algunas inversiones que representan el uno por ciento de renta variable, como las acciones en Banpais, Banrural, aseguradoras y en argos, la cementera.

¿Tienen pensado invertir en otros rubros?

Hemos presentado cartas de expresiones de interés de participar en un proyecto hidroeléctrico aproximadamente de 30 megavatios La Balsa. Estamos en otro proyecto de 280 megas de gas líquido en Puerto Cortés, estamos también para participar como financiadora u accionistas en el Centro Cívico Gubernamental y en la terminal de Granos de Puerto Cortés.

¿Por qué ya no construye casas?

Después de los problemas con Ciudad Mateo, el Congreso Nacional mediante decreto de 1993 ordenó que solo pueda participar en proyectos de vivienda a través de coinversiones privadas a través de fideicomisos de manera segura, rentable y con los blindajes legales.

¿Ha pensado en Ciudad Mateo?

Siempre hemos tenido en bandeja el tema de Ciudad Mateo. Hice acercamiento con la oficina de proyectos y servicios de las Naciones Unidas para hacer un estudio si es recuperable.

¿Qué determinaría ese estudio?

Saber cuánto hay, cuánto vale, si es legal. Hay una cantidad de demandas legales. Hay que ver el tema ambiental, sobretodo, en el manejo de los desechos sólidos.

¿Usted qué piensa?

Debemos reconocer que han pasado 23 años y las innovaciones tecnológicas y descubrimientos han avanzado de tal manera que podríamos tener una solución rápida, segura y barata en el tema ambiental.

¿En qué escenario valdría la pena invertir en Ciudad Mateo?

En un primer escenario, que se requiera más inversión, pero en el punto de equilibrio, se vende todo por lo que costó, y eso sería bueno en lugar de tener Ciudad Mateo botada.

¿Hay otra opción?

Puede ser que resulte una relación costo beneficio positiva, es decir, que se vende y genera una rentabilidad. En esos dos casos, pienso yo hay que seguir adelante. Y la última opción es que usted pierda, en ese caso, no hay que invertir.

¿Qué logros destacaría en su gestión?

En este momento mi aspiración ha sido poner orden y crear institucionalidad. Había mucho desorden en el manejo de los préstamos y las inversiones, el personal y los registros. La mora era terrible, personas que habían pagado una cuota en ocho años, 87 casos fenecidos, abogados que solo interponían las demandas y cobraban honorarios.

¿Empleomanía?

Cero. El director anterior, cuando yo tomé el cargo, tenía 700 empleados, reduje la planilla a 410 en este momento, casi un 40 por ciento.

¿Dónde estaba usted cuando se dieron los casos de corrupción en el período anterior?

Usted sabe que el director es el que toma las decisiones. En este momento las decisiones las tomo yo. En aquel momento no. Entonces, hacía lo que me dejaban hacer como asistente.

¿Por qué se aprobaron esas inversiones que terminaron en escándalos de corrupción?

Esas inversiones de bono hechas de manera irregular por el director financiero Carlos Zúniga nunca fueron aprobadas por el Comité Ejecutivo de Inversiones. Por eso guarda prisión.

¿Cómo logró hacerlas sin la aprobación del Comité?

Sencillo: Algo tan ancestral como lo que se llama, desde el punto de vista de auditoria, la confabulación de personas para cometer ilícitos. El gerente financiero tenía cuentas A y el Tesorero Mario Córdoba tenía firma B en las cuentas bancarias. Los dos sabían que no estaban autorizados por el Comité, pero las hicieron valiéndose que tenían las firmas.

¿Y con los bonos de la UNAH?

La misma operación: Carlos Zúniga las llevó al Comité, no se aprobó ahí como consta en la grabación de las actas y nuevamente hacen la adquisición de los bonos sin la autorización del comité valiéndose de la firma A y B.

¿Usted estaba en el Comité?

ella-es-martha-dobladoYo lo presidía y por esas cosas de la vida, siempre tomo vacaciones en diciembre y agosto, por las vacaciones de mis hijos, y cuando ocurrió una de las inversiones, yo andaba de vacaciones. Fue por la semana del 20 de diciembre. Y por esas casualidades de la vida la siguiente inversión tampoco estaba yo.

No le van a creer cuando lean esta coincidencia…

Así pasó. Me decían aquí mismo que me jugaban la vuelta, porque usted no estaba en esas situaciones. Ahí están las grabaciones de muchos problemas que tuvimos en el Comité Ejecutivo, incluso, hay una grabación donde yo le digo a Carlos Zúniga que no sea tan descarado. Ahí está la grabación porque siempre ocurrían cosas que no estaban con las buenas prácticas y la transparencia.

¿Le jugaron la vuelta entonces?

Puede ser una suposición y viéndolo bien, en diciembre, la UNAH es cuando más recursos ocupa, y ellos vieron la oportunidad de colocar los bonos y lo hicieron. Pero, igual, aunque yo hubiera estado siempre lo hubieran hecho porque lo hicieron a espaldas del Comité, aprovechándose de la firma A y B. Aunque hubiera estado el Papa en ese comité, hubiera pasado lo mismo.

¿Se terminaron las jubilaciones maliciosas?

No hay jubilaciones maliciosas, lo que teníamos era una ley defectuosa de 1974 que permitía jubilarse con los últimos 36 salarios. Con la nueva ley se promedia los últimos 10 años, traídos a valor presente por el Índice de Precios al Consumidor (IPC) y le puso un techo a la cotización máxima, de esta forma se puso fin al problema.

¿Cómo dice ser una mujer que trabaja por un sueldo, si le sale otro trabajo mejor, se va?

Mire, si me sale otro trabajo donde sienta que lo puedo hacer, y donde me paguen en función de ese trabajo, mi perfil académico, mi experiencia profesional, pues, entonces, puedo tomar una decisión.

¿Y si el Presidente se reelige y la ratifica?

Pues, ha sido un honor, es un honor y seguirá siendo un honor para mí trabajar con el Presidente Juan Orlando Hernández, es un hombre que ha tenido el valor de tomar grandes decisiones.

¿Volverá a Brasil?

Pues me decía un profesor, que fue uno de los mejores ministros de Finanzas de Brasil de aquella época, y fue mi profesor: Martha Doblado, la hondureña de corazón brasileño. Debo reconocer que mi corazón siempre late muy fuerte y con mucho agradecimiento por Brasil. Fue realmente una escuela.

¿Coincidió con Miguel Caballero y Julián Suazo allá?

Qué le diría…yo estoy más joven que ellos… son bromas. Con Julián si coincidí, solo que yo estaba en Curitiba y él en Minas Gerais, pero me acuerdo que en Curitiba, como ganó el presidente Suazo Córdova en 1982, casi toda La Paz estaba estudiando ahí.

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