Mi perra me hizo llorar

Por Mario E. Fumero

Después de viejo se manifestó en mí el deseo de tener perros, quizás por querer encontrar una fiel compañía en mi soledad, al estar lejos de mi familia. Todo comenzó cuando me regalaron un cachorro de la raza husky siberiano y al hacerse grande, decidí conseguirle una compañera, siendo esta una perra de la misma raza. Al macho le puse por nombre campeón, y a la perra le puse por nombres snow.

El día de ayer snow dio a luz siete cachorritos. Para ello preparó un agujero en el patio y desde el momento en que dio a luz, no se separó de ellos. Como hizo un agujero en la tierra para parir a sus hijos, y viendo que las lluvias y tormentas podrían afectarle, decidí trasladarla a un lugar especial que le había preparado. Cuál fue mi sorpresa al ver que cuando al mover los cachorritos al lugar seguro, ella iba detrás y los tomaba suavemente con su boca, y los devolvió al lugar en donde había parido. Esto me obligó a cerrar el portón y obligarle a que los tuviera en el sitio que yo le había preparado, para que no se mojaran.

Por un rato me quedé observando su comportamiento y notaba que no solo los amamantaba, sino que los limpiaba uno por uno con su boca, tratándolos con mucho cuidado, estando continuamente pendiente de ellos. Si alguien desconocido se acercaba, se ponía en alerta, pero cuando lo hacía yo, se comportaba de forma natural, pero si tomaba un cachorrito y lo sacaba de su lugar, venía detrás de mí, y si lo ponía en el suelo, ella lo tomaba con su boca con cuidado, y los llevaba junto a los demás.

Al observar el comportamiento de snow, su cuidado, su protección y cómo les limpiaba, pensé en estas madres que dejan a sus hijos tirados, descuidados, y muchas de ellas los regalan, matan o abortan. Fue entonces que lagrimas me corrieron por los ojos, y empecé a preguntarme: ¿Cómo es posible que un animal tenga tantos sentimientos de proteger su cría, careciendo de inteligencia, mientras que un ser humano, inteligente y consciente de su responsabilidad social, los abandona y descuida? La ternura de la perra con sus hijos me impactó, dejando ver un amor que tristemente no existe en muchas madres, que siendo humanas, descuidan a sus hijos.

Esto me llevó a recordar un anuncio en donde se miraba a una jirafa alimentando a su hijito, un gorrión llevándole comida en su pico a su gorriocito, una leona amamantando a su leoncillo, y un gorila arrullando a su hijo, y después, apareció una afirmación que decía: “por primera vez en la vida, compórtate como un animal”.

No cabe duda que nosotros, los humanos, los que nos creemos ser una “raza superior, los homo sapiens”, somos más animales que los mismos animales, porque ellos tiene mucho que enseñarnos sobre el amor, la protección y la responsabilidad de la maternidad y paternidad. La naturaleza nos enseña cosas que tristemente nosotros los humanos hemos olvidado o perdido en la degradante evolución humana.

Cuando veo a mi perro protegiendo a su perra. Cuando veo a la perra cuidando y protegiendo a sus hijos con tanta dedicación lloro. Cuando contemplo el proceder de los fieles amigos como son los perros, llego a la conclusión que Dios, en su infinita sabiduría, le dio a los animales sin inteligencia, unos sentimientos e instintos más puros y profundos que a nosotros, porque nosotros, como fruto del pecado y la desobediencia, hemos ignorado los sentimientos e instintos, degradándolos, para vivir según nuestros caprichos humanos.

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