Herida en lo más profundo, Rafaela Silva, la judoca brasileira que conquistará la segunda medalla de oro para su país, había masticado su dolor desde el año 2012, cuando había perdido frente a la misma rival, la mongol Sumiya Dorjsuren en la segunda ronda de los Juegos Olímpicos de Londres.
Víctima del racismo en las redes sociales donde la trataron de negra y de mono, soltó después de su enorme logro, toda la angustia contenida durante estos cuatro años. “El macaco (mono) de Londres “- dijo -“hoy es campeona en casa”.