En riesgo pinturas rupestres de Yaguacire

En la aldea de Yaguacire, en la zona sur del Distrito Central, se oculta un tesoro cultural: pinturas rupestres trazadas por ancestros indígenas sobre una especie de cuevas, en la cima de un cerro casi escondido entre la espesa vegetación. Lamentablemente, este patrimonio arqueológico podría desaparecer pues personas ignorantes han remarcado con tiza y rayado la superficie, en la que se observan dibujos de animales, guerreros y criaturas fantásticas.

Guiados por el antropólogo cultural, Jorge Travieso, un equipo de LA TRIBUNA emprendió la aventura de escalar la montaña caminando por senderos resbaladizos, rodeados de cactus y otros árboles con espinas. Empleando las ramas de los árboles como pasamanos y conscientes de que un paso en falso implicaba caer al precipicio, después de 20 minutos de camino, por fin se llegó al lugar.

Al estar en lo alto, lo primero que deslumbra es el ver el refugio de piedra redondeada, con unos dos metros de profundidad. De inmediato se pueden ver las figurillas trazadas en la piedra. Hay dibujos de personas, de animales extraños con puntos y símbolos circulares que invitan a ser descifrados.

Con una cámara fotográfica como herramienta de investigación, Travieso ha estudiado la pintura rupestre en Honduras a lo largo de 30 años. Y en esta ocasión, no desaprovechó para captar nuevas imágenes para su colección.

FIGURAS SIMBÓLICAS

Travieso es amante de la fotografía y de la pintura rupestre, por lo que visita las cuevas de Yaguacire desde hace más de cinco años, pudiendo percibir el deterioro del lugar.
Travieso es amante de la fotografía y de la pintura rupestre, por lo que visita las cuevas de Yaguacire desde hace más de cinco años, pudiendo percibir el deterioro del lugar.

¿Hace cuánto inició su investigación en las cuevas de Yaguacire?, se le consulta al antropólogo, quien responde que “en el sitio de Yaguacire, los últimos cuatro, cinco años, he estado constantemente desarrollando y analizando figura por figura, para ver de qué manera esto puede llevarme a una interpretación coherente”.

Señalando tres figuras humanas pintadas sobre la piedra con trazos blancos, Travieso explica que se trata de un conjunto especial, pues refleja una escena familiar, con un personaje masculino y uno femenino en cuyo interior se ve un dibujo más pequeño, que bien podría ser un niño que carga la mujer o que simboliza que está embarazada.

“Es una escena familiar pero tiene ciertas figuras alrededor, incluyendo círculos concéntricos que indican que tienen poder militar. Podría tratarse de los inicios de una estratificación social con la singularización de personalidades poderosas”.

Posteriormente, el investigador se acerca a otro extremo del refugio rocoso, y muestra una figurilla con la apariencia de un extraño animal, comentando que “estas figuras zoomorfas con puntos muy probablemente están representando una constelación y los puntitos serían marcadores de estrellas”.

La segunda cueva es pequeña, no está al nivel del suelo, sino que más bien parece un nicho en medio de la roca. Mide aproximadamente 40 centímetros de ancho por 40 de profundidad y al asomar la cabeza en su interior se observan dibujos de patas, manos, colas y cabezas que delatan que alguien plasmó allí animales similares a los de la primera cueva.

¿UN ANTIGUO ZODÍACO?

A criterio del antropólogo, las figurillas podrían representar un antiguo zodíaco, sin embargo, advierte que es preciso hacer un estudio de este lugar capitalino.
A criterio del antropólogo, las figurillas podrían representar un antiguo zodíaco, sin embargo, advierte que es preciso hacer un estudio de este lugar capitalino.

El tercer abrigo rocoso se encuentra a pocos pasos, pero en otra porción de terreno, a un nivel más bajo, por lo que es preciso dar un buen salto o agarrarse del tronco de un árbol para bajar cuidadosamente. Un barranco de varios metros separa una superficie de la otra.

En esta cueva hay un mural grande dividido claramente en dos partes: una con dibujos de humanos, entre los que destaca un cacique, un chamán, guerreros y rostros triangulares; y otra con figuras zoomorfas, entre estas la de un escorpión, un jaguar y otros mitológicos.

“Es un mural en el que yo veo no solo calidad artística sino una cualidad narrativa excepcional. Nos cuenta una historia fabulosa de manera muy elocuente”, opina Travieso.

A criterio del antropólogo, los animales con puntos podrían simbolizar constelaciones…“Hice este experimento: coloqué una imagen de la constelación de Escorpión sobre la imagen del escorpión de esta cueva y hay una coincidencia casi exacta, lo que me ha llevado a preguntarme si acaso este mural sería un zodíaco, podría tratarse de una representación de tipo astronómico, una colección de animales asociados a la astronomía y a su mitología…”.

Luego de compartir con LA TRIBUNA su interpretación del arte rupestre de Yaguacire, Travieso advierte que en este lugar “hay riesgo doble. Están sacando material selecto de la zona, y definitivamente la vibración de la maquinaria va a acelerar los procesos naturales de deterioro del lugar. Por otro lado los visitantes mismos no tienen idea de cómo tratar un sitio de estos”.

“Muchas de las figuras están recalcadas con tiza, algo que no se debe hacer nunca, especialmente con pintura. En un sitio donde tengan la figura tallada en piedra, de alguna manera, la piedra va a aguantar. En la pintura no, el deterioro es severo”.

VALIOSO PATRIMONIO

En la parte alta de este cerro se ubican las cuevas, pero para poder llegar es preciso caminar cuesta arriba por senderos bastante inclinados y resbaladizos.
En la parte alta de este cerro se ubican las cuevas, pero para poder llegar es preciso caminar cuesta arriba por senderos bastante inclinados y resbaladizos.

¿Cómo preservar las pinturas rupestres de Yaguacire? El jefe de la Unidad de Arqueología del Instituto Hondureño de Antropología e Historia (IHAH), Óscar Neill Cruz, manifiesta que “no podemos tener un vigilante en todos los sitios del patrimonio arqueológico porque no sería factible, son demasiados sitios, tenemos en el registro del Instituto más de cinco mil sitios arqueológicos y hay una estimación de tres veces más ese número y que no los conocemos”.

Cruz expresa que como resulta imposible asignar un guardia a cada sitio arqueológico, el IHAH se apoya en las comunidades, para que “estas sean las que velen por la protección de sus sitios y denuncien a la institución correspondiente si está habiendo una afectación por parte de una compañía, una empresa, o una situación de algún visitante que pueda dañar el lugar”.

¿De qué fecha podrían datar las pinturas de Yaguacire? El funcionario explica que el arte rupestre en Honduras “no se puede fechar, se sabe que es prehispánico, por el tipo de figuras que tiene, pero no necesariamente el arte rupestre significa antigüedad, porque puede ser muy antiguo, quizá nueve mil años antes de Cristo, o muy reciente, a la llegada de los españoles”.

El arqueólogo aclara que lo que a nivel popular se suele llamar cueva, en verdad son abrigos rocosos, ya que “la cueva profundiza kilómetros al interior de una montaña, y un abrigo rocoso tiene un límite de tres a cuatro metros y normalmente el arte rupestre se encuentra en los abrigos rocosos”.

Las pinturas rupestres de Yaguacire son desconocidas para la mayoría de los capitalinos, quizá por el difícil acceso al lugar. Sin embargo, resulta cruel que quienes sí se atreven a escalar la montaña, lo hagan con la intención de dañar este valioso patrimonio arqueológico de los hondureños.

 

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Por: Carolina Fuentes
Fotos: Omar Banegas