Froylán Turcios y su diario secreto

Por: Patricia D’Arcy Lardizábal

Froylán Turcios, nacido en Juticalpa, departamento de Olancho el 25 de marzo de 1874 fue uno de los compatriotas que más viajó en su tiempo para conocer las principales maravillas del mundo;  vivió mucho tiempo en Costa Rica en los años de 1943, desde donde escribió su famosa revista “ARIEL”, la que se hizo famosa desde sus orígenes en 1938 porque publicaba en ellos el movimiento cultural de los principales hombres y mujeres de América.  Como director y propietario de la Librería Ariel, ofrecía a sus lectores siete mil volúmenes de los más grandes autores antiguos y modernos de textos completos de las mejores casas editoriales de España y acostumbraba, como se hacía en aquella época, guardar la correspondencia manuscrita de los principales amigos e intelectuales con quien se carteaba.  Las cuales guardaba celosamente en un álbum que solo él conocía.

Fue gracias a un hombre de gran talento y sensibilidad, poeta Roberto Sosa, autor de “Los Pobres”, admirado por los intelectuales de  América y Europa, en la editorial Guaymuras, en la que logró imprimir ocho ediciones, tenemos a la vista la de octubre de 1993 y, a él le debemos por la cordial amistad que manteníamos, que recientemente haya dado a luz del original  del álbum que le prestáramos y que logró imprimir nítidamente: “El ALBUM SECRETO DE FROYLÁN TURCIOS”.

Hoy en día decía nuestro amigo Roberto, (Q.D.D.G.) los álbumes integrados  por determinado número de pliegos, generalmente los conforman cartas de cuerpos finos, encabezados cariñosos unidos a composiciones literarias, piezas musicales, retratos de personas queridas, dibujos, acuarelas, hojas y flores disecadas.  EL ALBUM SECRETO DE FROYLÁN TURCIOS, participa de las características señaladas, se abre con una carta firmada por Salatiel Rosales, fechada en Tegucigalpa en el año de 1915, prosigue con los mensajes de personalidades tales como Alonso Abrito, Medardo Mejía, José Joaquín Palma, Alberto Masferrer, Gabriela Mistral, Manuel Machado, Manuel Ugarte, Enrique Gómez Carrillo, José Enrique Rodó, Carmen Brannon (Claudia Lars), Filippo Tomaso Marinetti, entre otros nombres de relieve mundial.

El álbum reproduce en forma nítida, pinturas y dibujos originales de Pablo Zelaya Sierra y Confucio Montes De Oca, hojas disecadas, tarjetas y fotografía diversas.

La mayor parte de la correspondencia es de sus amigos y de orden privada, a excepción hecha de una carta de extraordinaria importancia  suscrita por Juana de Ibarbourou, mensaje público y abierto que además de su valor literario es una reliquia especialmente para Nicaragua como documental alusivo de las circunstancias históricas que vivió este país en el año de 1928, cuando dice:

“Aquí es ardiente la impugnación general contra el gobierno yankee y el general Sandino tiene todo el lineamiento de un héroe de leyenda, lástima que esta  adhesión no sea tan eficaz como fuera necesario.  En caso semejante toda simpatía debiera traducirse en la contribución activa, en el dar el oro o la sangre que pueden proporcionar una más larga respiración a los que combaten.  Descontado lo segundo por la distancia inmensa ¿qué podríamos hacer acá? Se lo consulto en reserva y con urgencia.  Si se llevase a cabo una colecta ¿cree usted que se podría hacer llegar el dinero a manos de Sandino.  ¿Cree usted que eso le serviría de algo?  Contésteme se lo ruego.  Y si usted está en comunicación con él, dígale se lo ruego, pues eso ha de hacerle bien, que hasta en los más lejanos países de su América los mejores corazones tiemblan por él y sufren de ansiedad por su suerte y el destino de Nicaragua.  En el Uruguay, decir Sandino es ya decir, héroe y santo”.

Juana de Ibarbourou

Al leer la selecta antología de ensayo hispanoamericano “Conciencia Intelectual de América, de Carlos Ripoll, y al dar a conocer a los más valiosos escritores en él vemos los escritos de Andrés Bello, Domingo F. Sarmiento, Juan Montalvo, Eugenio María de Hostos, Manuel Gonzales Prada, José Martí, José Enrique, José Vasconcelos, Pedro Enrique Sureña y Alfonso Reyes.

Es una lástima que nosotros los centroamericanos no aprendamos a valorar a nuestros hombres y mujeres.  Con el respeto debido excito a los escritores de este país para que también se haga una compilación y un estudio de la conciencia intelectual de Centroamérica, en la que no podrán faltar Rubén Darío, Froylán Turcios y Juan Ramón Molina; como decía Morazán antes de ser fusilado: “LA POSTERIDAD NOS HARÁ JUSTICIA”.

Todavía no vemos esa justicia anhelada por Morazán, ese prócer que fue asesinado por sus principios, jamás hubiese pensado que en la patria que le vio nacer, continúa la impunidad sin castigo alguno a quienes han violentado la Constitución de la República de Honduras, para ejemplo la reelección aprobada por la Corte Suprema de Justicia hace algunos días.

Dios tarda, pero no olvida, también Pilatos se lavó las manos y no hay manos más sucias que aquellas manos tan lavadas…