COMERCIO CAPITALINO DEL AYER

Desde que se estableció el poblado de Tegucigalpa, la actividad comercial se hizo sentir por la influencia que ejercía el Real de Minas sobre su jurisdicción territorial que incluía los más ricos yacimientos mineros explotados por los colonizadores españoles San Juan, Santa Lucía, Agusucarán, San Marcos, Ojojona y muchos otros.

El comercio comenzó a desarrollarse a principios del Siglo XVII, con el surgimiento de las tiendas donde los habitantes compraban de todo, telas para vestir, calzado, mercería (alfileres, agujas, botones, cintas), hilos y sedas para bordar, comestibles, repostería, dulces, aceites, velas y otros productos que se importaban directamente de Europa o llegaban desde Guatemala. Aquellas surtidas tiendas dieron a la Villa un importante movimiento donde los pesos, reales y cuartillos circulaban porque la actividad minera generaba riqueza.

Las tiendas registradas a finales de ese siglo y a principios del Siglo XVIII, pertenecían a don Juan Miguel Midence, Calixto Lozano, José Vijil, Juan Miguel Lastiri, Francisco Gardela, Pablo Borjas, Tiburcio Fiallos, Isidoro Rivas, Gabriel Cabrera, Manuel Garay, Gabriel Yrías y Baltasar Valle y a la familia Morataya.

Los granos de primera necesidad, la harina de trigo importada, la leña, las frutas, la carne de res, de cerdo y de ovejas, se vendían en los puestos del mercado público que se abría en las cercanías de la plaza central los sábados y los domingos (foto 1).

En los años 20 del siglo pasado el mercado Los Dolores frente al templo católico del mismo nombre.
En los años 20 del siglo pasado el mercado Los Dolores frente al templo católico del mismo nombre.

El comercio fue creciendo y para el siglo el siglo XIX las poblaciones de Tegucigalpa y Comayagüela contaban con muchos bazares y una infinidad de pulperías que suplían a los pobladores de todo lo que se necesitaba en aquella época además centros de acopio o mercados como Los Dolores (foto 2) y para los pobladores al otro lado del río o sea Comayagüela el mercado San Isidro (foto 3).

En el artículo de hoy, nos vamos a referir al comercio que nosotros logramos conocer desde los primeros años de la década de los cuarenta, muchos de ellos operando desde principios del siglo XX, especialmente los establecidos por inversionistas alemanes como los Rossner, los Konke, Uhler, los Siercke, los Rischbieth que se dedicaban a la representación de casas extranjeras y otros en forma individual como don Ernesto Merz, Fritz Meyer, los Reese, los Walter, don Pablo Weiss de origen suizo que operaron negocios en la capital.

Otros inmigrantes de origen árabe y asiático vinieron a la ciudad para incorporarse al comercio citadino mencionando entre ellos a don Salomón Barjum, don Rafael Quan, don Emilio Handal, Quinchon León, los hermanos Michel y Habib Hasbum, don Samuel Young Puick, don Jacobo Zablah, don Pedro Asfura, don Antonio Chan, don Gabriel Kafati, don Elías Balahwy, los Wu, don Jorge Facussé, los Salamé, los Bendeck y otros elementos que sembraron las raíces de nuevas familias en Tegucigalpa.

El Mercado San Isidro en los años treinta del siglo pasado.
El Mercado San Isidro en los años treinta del siglo pasado.

De países europeos como Italia, Francia y España e inmigrantes de origen hebreo, también fortalecieron el comercio de la ciudad y así recordamos a don Alberto Belluci, don Luis Rietti, don Carmelo Rizzo, don León Doninelli, don Francisco Bertetty, don Andrés Gerlero, don Pedro Casanova, don Hermenegildo Rodríguez, don José Vásquez Cao, José R, Pérez, José Santiago Solá, don Juan Doborow, don Joaquín Navarro, don Cristóbal Prats, don Castro Martell, don Salvador Schacher y don Pedro Muchnik.

La actividad en la que estaban involucrados hondureños como Roque J. Rivera, Juan Álvarez, Carlos A Zúñiga, don Emilio Velásquez, don Benjamín Lagos, don Francisco Valenzuela, don Rigoberto Sierra, don Luis Soto, los herederos de don Santos Soto, don José Segovia se incrementó con la llegada de mejicanos y centroamericanos como don Alfredo Campos Marcó, don Alfredo Cantero, don Genaro Berríos, Francisco Laitano y muchos otros que además de emprender sus respectivos negocios fundaron familias cuyos descendientes atesoran recuerdos del amor que le profesaron a este poblado que fue su segunda patria.

Las viejas fotografías sirven para ubicarnos en el pasado y en ese afán de avivar los recuerdos de la Tegucigalpa del ayer ilustramos con las gráficas de la Casa Uhler (foto 4) que se encontraba en la calle que conduce a la antigua Casa Presidencial. Este prestigiado centro comercial se distinguía por el símbolo de un gallo de latón en medio de un círculo que pendía sobre la entrada principal. En Casa Uhler se encontraban los más finos artículos para el hogar, cristalería, loza alemana, finas telas europeas, adornos hogareños y un amplio departamento de cosméticos y perfumería.

La Casa Uhler, en la calle Salvador Corleto o calle de La Presidencial.
La Casa Uhler, en la calle Salvador Corleto o calle de La Presidencial.

(Foto 5). En lo que hoy es la calle peatonal, antes parte de la avenida Paz Baraona, estuvo “La Urbana” atendida por don Cristóbal Prats.- En este céntrico almacén, los capitalinos encontraban los artículos de la más alta calidad para la construcción tales como lavamanos, lavatrastos, inodoros, implementos para la instalación de tuberías, lámparas y todo tipo de materiales de construcción. “La Urbana” se caracterizaba por vender productos de marca que garantizaban la compra de su clientela.

“El Mundo Elegante” de don Hermenegildo Rodríguez frente a la Plaza La Merced (foto 6) en un viejo edificio que despareció cuando instalaron las oficinas de una de las sucursales de Ficensa, se distinguió por la calidad de telas para confeccionar trajes para caballeros, ser el distribuidor de los sombreros “Knox” y el primer distribuidor del calzado norteamericano marca Florsheim. Esta tienda además vendía artículos para damas importados de los Estados Unidos y Europa.

En la Calle del Comercio, estrecho y corto tramo en el centro de Tegucigalpa, se instalaron muchos negocios (foto 7) destacándose entre ellos el Bazar Jerusalén de don Jacobo Zablah a la izquierda de la gráfica; el Bazar Colón de don Castro Martell; en la esquina de la derecha el Bazar ABC y en el lugar donde don Emilio Nadal fundó la primera ferretería de la capital estuvo originalmente el almacén Au Bon Marché de don Salomón Barjum.

La Urbana, el almacén de Don Francisco J. Jones y la casa donde vivía el Presidente  Gálvez frente al Almacén Au Bon Marché.
La Urbana, el almacén de Don Francisco J. Jones y la casa donde vivía el Presidente Gálvez frente al Almacén Au Bon Marché.

“Quinchon León & Cía”, establecimiento que todavía opera ahora frente al Ministerio de Finanzas, comenzó en una casa propiedad de la familia Zelaya en la avenida Cervantes, donde hoy se encuentra el edificio de Larach & Cía., contiguo a ese local don Pedro Asfura construyó un elegante edificio de dos plantas, en cuyo primer nivel funcionó el almacén “El Capitolio”.

En el centro de la ciudad, en los años treinta, don Michel Hasbum y sus hermanos Habib y don Ramón, comerciantes libaneses que llegaron al país procedentes de Francia, fundaron un gran almacén conocido como “La Moda de París”, que se dedicaba a la venta de finas telas, zapatos de las mejores marcas, camisas, ropa interior, lociones francesas, cinturones, tirantes y una serie de artículos para caballeros. Al obtener la propiedad, los Hasbum remodelaron la fachada del viejo edificio y ampliaron su negocio con un centro ferretero que instalaron siempre en la zona céntrica con el nombre de “El Louvre” (foto 8) en la esquina del costado norte de la plaza central, sector donde se encontraban el Bazar Buenos Aires de don Abraham Hilsaca, la Casa Farach, La Samaritana y otras tiendas de prestigio como Toño Rosa.

Muchos de los comerciantes que instalaron negocios de diferente índole en la capital, ejercieron funciones consulares como el caso de don Pablo Weiss, quien en l936 se desempeñó como cónsul de Suiza en Tegucigalpa; don Pedro Casanova, nombrado agente consular de Francia en Tegucigalpa en el año 1935.

Finalizamos estos recuerdos del comercio capitalino del ayer mencionando a almacenes como el “Bazar América “ de Taufick Mourra: “La Casa Blanca” de Don Teodoro Dacaret; “La Bola de Oro” de la familia Simón; “La Casa Quan” de don Rafael Quan; La Samaritana, joyería El Maxim, La Botonia, Casa Singer, “Canal Street”, “Mina F. Mahomar”, “Alex E. Garnier” (foto 9) y muchos otros negocios que antaño constituían el nervio comercial de la ciudad capital.

El almacén "El Mundo Elegante" del comerciante español Don Hermenegildo  Rodriguez frente a La Plaza La Merced.
El almacén «El Mundo Elegante» del comerciante español Don Hermenegildo Rodriguez frente a La Plaza La Merced.

 

Bazares como el Jerusalén y Colón.  La Farmacia Torres Fiallos, La Ferreteria Handal,  La Tienda ABC y La Mascota en la calle del Comercio.
Bazares como el Jerusalén y Colón. La Farmacia Torres Fiallos, La Ferreteria Handal, La Tienda ABC y La Mascota en la calle del Comercio.

 

La plaza Central rodeada  de almacenes El Louvre, Bazar Buenos Aires, La Samaritana, Casa Farach, Casa Medrano y otras tiendas.
La plaza Central rodeada de almacenes El Louvre, Bazar Buenos Aires, La Samaritana, Casa Farach, Casa Medrano y otras tiendas.

 

Otro recuerdo  de las tiendas de la antigua  Avenida Paz Barahona hoy conocida como Paseo Liquidámbar.
Otro recuerdo de las tiendas de la antigua Avenida Paz Barahona hoy conocida como Paseo Liquidámbar.

Hasta la próxima semana.