Políticos mecha corta, oposición difusa y amenazas

Por Marcio Enrique Sierra Mejía

Es lamentable y decepcionante que ante los difíciles momentos socios económicos que enfrenta nuestra nación no veamos el florecimiento de políticos de oposición realmente admirables por los mensajes y las posturas políticas que planteen a la ciudadanía. Por el contrario, se puede constatar una generación de políticos de oposición que no obstante ser jóvenes, tienen un pensamiento anquilosado y poco contundente y confiable para dirigir los destinos del país.

La mayoría de los nuevos prospectos políticos de oposición que emergen posterior a la crisis del 2009, más que juiciosos y visionarios, demuestran tener actitudes de políticos mecha corta acostumbrados a generar escándalos, con poca capacidad para abordar los complejos problemas que tiene Honduras y llenos de rencor político, propio de posturas tradicionales que dominaron el ambiente político en siglos pasados. Los pocos que demuestran una actitud política confiable realmente carecen del arraigo popular que se necesita para escalar y posicionarse en el medio político con contundencia y competitividad electoral.

De entre los socialistas no ha surgido aun el candidato idóneo para atraer a la ciudadanía hacia ese modelo de sociedad que pretenden implantar en Honduras. Quienes encabezan su destino político electoral, no son realmente verdaderos políticos socialistas, más bien son liberales oportunistas que no tuvieron el espacio que buscaban en el Partido Liberal, y migraron hacia un nuevo partido, que cuenta con el apoyo del frente de resistencia popular, claramente una expresión organizativa que se basa en un fundamento ideológico político y anti-capitalista.

Por su parte en el Partido Liberal, el nuevo estrato de políticos emergentes sigue una tradición hereditaria conservadora que no logra superar el antiguo esquema de dominación política, que por siglos, ha imperado en este partido. No logran la reforma política interna que les permita catapultarse no solamente en el plano ideológico pero también en el plano organizativo. Y que ahora debido a su notoria incapacidad para enfrentar al nacionalismo, apelan a la desobediencia ciudadana, como que el pueblo en general, estuviese en esa condición mental para apoyarles. Obviamente, pueden hacer alianza con los mareros y narcotraficantes para lograr dicho cometido que seguramente les saldrá perverso y los llevaría a una derrota total.

La oposición al Partido Nacional es difusa. No existe claridad en sus planteamientos y se ha quedado circunscrita en un círculo vicioso de planteamientos inmediatistas y sin visión política que ilumine el camino a seguir. El llamado a la desobediencia es pueril y no contribuye en nada a salir del atraso económico y social que tenemos y menos a la consolidación de la democracia participativa. Y además, parte de un supuesto falso: creer que el Partido Nacional es débil y que el nacionalismo no tiene arraigo popular. En la actual coyuntura política, el Partido Nacional y el nacionalismo como fuerza política son factores que pesan en el desarrollo político de Honduras. No es con amenazas de desobediencia ciudadana que los van a amilanar. Por el contrario, eso los fortalece más porque los coloca en una mejor posición competitiva electoral y de contundencia ideológica.

En ningún momento hemos visto que los nacionalistas amenacen a sus opositores. Pero sí que los aventajan con jugadas políticas que los dejan viendo el devenir político desde posiciones que por ser reaccionarias se ven superados. Los nacionalistas, están actuando con mayor prudencia, inteligencia y efectividad. Provocando que sus opositores, ante tales envestidas políticas, actúen con actitudes propias de políticos mecha corta.

Mientras que los opositores se cierran alrededor del tema de la reelección y el planteamiento de amenazas; los nacionalistas, trabajan silenciosamente en su unidad y organización, en la implantación de desarrollo de socios económicos que se requieren para vencer al capitalismo excluyente y en las acciones para atacar la desigualdad que vivimos diariamente.

No es la reelección lo que incomoda a los opositores conservadores y reaccionarios; en definitiva, es el talento político que tiene JOH para dominar en la arena política, lo que realmente, les pone a dar manotadas de ahogado y que les induce a propalar amenazas a toda luz, ilógicas, incongruentes, y definitivamente, expresiones de debilidad política.

Lo que debe importar en la actual contienda electoral es la estrategia de desarrollo que necesitamos aplicar en Honduras. En la fórmula que se proponga para lograr un proceso de participación de las fuerzas económico-empresarial y laboral en el corto, mediano y largo plazo. En esto, los nacionalistas con JOH le llevan la delantera a sus contendores.