El balotaje

Por: Carlos A. Medina R.

El “ballottage” es una institución electoral paradigmática de origen francés, que nace con Napoleón III en 1852, luego se repite con la III República Francesa y logra su máxima expresión en 1958 con la V República del país galo. Usualmente se da en los países donde existen muchos partidos políticos y es una manera de que el Ejecutivo  gobierne con una mayoría de votos, a veces buscando una mayoría absoluta que generalmente es arriba de 50 por ciento, pero este tope puede disminuir de acuerdo a la decisión de los países.

En América Latina la segunda vuelta electoral se ha vuelto muy popular en vista de la pluralidad de partidos que existen en los países centroamericanos y de América del Sur. En Norteamérica:

Canadá, Estados Unidos y México no existe la segunda vuelta, y el que llega al poder es el que gana por mayoría simple. Algunos países de Asia, África y Europa tienen la segunda vuelta como parte de su proceso electoral. En Centroamérica,  Honduras es la excepción por muchas razones que apuntaremos más adelante.

En primera instancia, en todo el siglo  XX y en la primera década  del siglo XXI solo han existido dos partidos: el Liberal y el Nacional, y aquel que gana por mayoría simple es el que conquista el poder de la nación. Ahora que tenemos 10 partidos políticos ninguno capaz de derrotar al Presidente Hernández Alvarado si hubiese una reelección o si el aceptara ser reelecto, los nueve partidos, supuestamente en la oposición, saben que en una segunda vuelta le ganarían al Presidente Alvarado el derecho de gobernar, pues este tendría que luchar contra nueve partidos que se unirían  con un candidato único.

En las recientes negociaciones partidarias conducidas por el presidente del Congreso Nacional,  él  ha manifestado que en muchos puntos pueden haber acuerdos, pero que la aparición del balotaje  no entra en la agenda de la discusión, y por lo tanto, no  hay manera legal que exista un balotaje en Honduras por el momento. Además de este punto enteramente político, existen razones económicas y de orden cívico que obstaculizan la existencia de la segunda vuelta, por lo que se hace difícil que en estas próximas elecciones tengamos el balotaje  como parte del sistema electoral.

En realidad, las elecciones tienen un costo muy alto para la capacidad económica del país, especialmente en estos momentos en que se ha multiplicado la existencia de partidos, pues todos tendrán que recibir dinero del Estado pagado por los contribuyentes, pero más importante aún es el hecho de que siempre ha habido una forma de fraude en los procesos electorales de nuestro país; tal es el caso del expresidente  Zelaya quien  manifestó en una ocasión, que él llegó al poder  “con fraude electoral”.

Las opciones alternas son permitir que los 10 partidos entren al cotejo electoral y que se declare ganador aquel que conquistó más votos en el proceso eleccionario, es decir, con una mayoría simple, evitándonos de esa manera hacer un doble gasto en un segundo proceso electoral, y también evitando la repetición del fraude, característico de algunas de nuestras elecciones. En el procedimiento de la segunda vuelta, los dos candidatos que están a la cabeza del cotejo electoral son los que luchan por ganar la segunda vuelta, y lo que usualmente hace el perdedor es comprar a los partidos  minoritarios para derrotar al que tuvo la mayoría de votos; de esa manera el proceso electoral no es verdaderamente un proceso democrático.

El procedimiento del balotaje no es perfecto, y allí tenemos el ejemplo de la madre patria, España, que lleva dos elecciones que le permite la segunda vuelta, y el ganador no ha podido formar gobierno, porque no tiene los votos suficientes que ellos mismos han determinado en la reglamentación del mismo, y posiblemente los españoles tendrán que ir a un proceso electoral dentro del sistema de la segunda vuelta para ver si así puede salir un candidato ganador,  y posiblemente tendrán también que cambiar el tope de la mayoría absoluta que exige el reglamento del balotaje en ese país.

Por todo lo anterior, y sabiendo que nuestra democracia electoral es tan imberbe,  creemos necesario no complicarla más y seguir como hasta ahora hemos hecho, que  gane el que obtiene el mayor número de votos en una mayoría simple, porque complicarnos con una segunda vuelta en estos momentos es buscarle tres pies  al gato, que podría traer graves consecuencias a la nación. Es por eso que en esta ocasión estamos de acuerdo con el presidente del Congreso,  el doctor Mauricio Oliva, de no meter el balotaje  en el diálogo partidario que se está llevando a cabo.