Morazán en la difícil hora actual

Por Dagoberto Espinoza Murra

Evocar a Francisco Morazán, la víspera de este 3 de octubre, reviste particular importancia, por cuanto por un lado nos trae a la memoria sus luchas en pro de una patria libre, grande y sólidamente unida, pero por el lado opuesto resulta perceptible cómo el desinterés cívico ha ganado terreno, en el contexto del cual el sacrificio del héroe y su ideario republicano yacen casi soterrados bajo el polvo del olvido.
Próximo a ser fusilado, el aciago 15 de septiembre de 1842, invocó con un sello permanente: “Excito a la juventud que es la llamada a dar vida a este país que dejo con sentimiento por quedar anarquizado, y deseo que imite mi ejemplo de morir con firmeza antes que dejarlo abandonado al desorden en que desgraciadamente hoy se encuentra”.
En vida, estando en Guatemala, rechazó en dos momentos el mando dictatorial que -conservadores y liberales- le ofrecieron en bandeja, propuestas que despreció paladinamente, como señalan estudiosos de su obra, entre otros, Eduardo Martínez López, Ángel Zúñiga Huete y Miguel Rodrigo Ortega.
En su mensaje al pueblo de Centroamérica, revelando el influjo que dejó en él el pensamiento revolucionario francés, puso como encabezado la siguiente cita de Montesquieu: “Cuando los traidores a la patria ejercen los primeros destinos, el gobierno es opresor”.
De su extenso repertorio político, vigente en sustancial medida, sirven estos dos ejemplos: “Las ideas de persecución, de intolerancia, de fanatismo político, de sangre y de destrucción, están lejos de mí”. “Si todas las autoridades faltan a su obligación, la libertad peligra, y los que componen la sociedad, se hallan en el caso de recobrar la facultad que delegaron en los que han abusado del poder”.
Si el Estado, por conducto de sus autoridades civiles hace caso omiso de las fechas recordatorias de Francisco Morazán; si en los 15 de septiembre se “olvida” que además de las celebraciones patrias se conmemora la caída del “apóstol armado del pueblo” -como lo calificó Álvaro Contreras-; si ahora resulta más cómodo denominar “Semana Morazánica” a la suma de feriados de octubre; si todo ello acaece bajo la dejadez de unos y la inconsciencia de muchos, es tiempo de emprender tareas reivindicatorias y de evitar paradojas e incoherencias, como la ocurrida el 3 de octubre de 1963.
En esa fecha deleznable -de triste recordatorio-, un madrugón castrense dio al traste con un régimen constitucional, justificándolo con una proclama sentenciosa, cuyo cierre contenía el célebre estribillo nerudiano: “Alta es la noche y Morazán vigila”. En horas de la mañana de ese día fatídico vimos a hondureños, vistiendo uniforme militar, asesinar a conciudadanos que, al servicio de la patria, vestían uniformes de la policía (Guardia civil) o del resguardo de la Penitenciaría Central. Muchos civiles también ofrendaron su vida en defensa de la institucionalidad del estado de derecho.
Ahora que, al parecer, la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH), dará apertura a la Cátedra Morazánica, es dable que a partir de 2017 prospere esa tarea reivindicatoria; siendo del caso consignar que, además de contarse con una extensa bibliografía del prócer y antologías poéticas consistentes, existen también manuales alusivos a dicha cátedra, como el del poeta Miguel R. Ortega y el escrito, hace algún tiempo, por los intelectuales Óscar Armando Valladares Castillo y Pompeyo del Valle.
Este 3 de octubre -en que el país vive momentos de incertidumbre por la tozudez de quienes se han impuesto la tarea de violentar la Constitución de la República para lograr una reelección presidencial a todas luces indecorosa-, se prestará para reflexionar en el texto que sigue, debido a la pluma de Marco Aurelio Soto: “Hoy se me presenta la sombra majestuosa del gran mártir, y veo que con semblante severo pide a la juventud estrecha cuenta del encargo que le hiciera en sus últimos sublimes momentos. El testamento del general Morazán casi no se conoce, cuando es la hoja en que deberían aprender a leer los niños de Centroamérica. Este documento venerable es la oración del patriotismo que las madres debieran rezar a su hijos, al dormirlos en sus blancas cunas, para que todo centroamericano desde la infancia sepa que no tiene patria”.
Del escritor colombiano Vargas Vila -refiriéndose a Morazán-, tomamos estas palabras: “Es imposible que la historia pase por delante de esta figura sin descubrirse: figura seductora, imaginación ardiente, corazón de héroe, mente llena de ideales, inteligencia cultivada, soñador de la libertad; caballero del honor: he ahí al héroe”. Ese es el Morazán a quien, civiles y militares, debemos honrar todos los días del año.