¡Cuánta razón tiene Patricia D´Arcy Lardizábal!

En la edición dominical correspondiente al 23 del presente mes, la columnista Patricia D´Arcy Lardizábal publica un comentario intitulado “Roberto Ramírez “(Lunarejo)” en el cual hace referencia a la inauguración del nuevo edificio del Banco Central de Honduras.
Dice Patricia, que sintió “impotencia, vergüenza y frustración”, cuando la hija de don Roberto, su amiga Concha María, a quien llamó para felicitarle por la “histórica inauguración del enorme y nuevo edificio del BCH”, le manifestó que nada sabía del evento y que ningún miembro de la familia había sido invitado al mismo.
Patricia hace una semblanza de la personalidad y obra del connotado jurista hondureño y también cita las opiniones que al respecto ofrecieron personalidades muy calificadas como el expresidente de la Corte Centroamericana de Justicia, el abogado salvadoreño Jorge Antonio Giammattei, el presidente del Banco Central de Nicaragua, Roberto Bojorge, el exdirector del Fondo Monetario, Pierre Paul Schweitzer y el exdirector de la CEPAL Raúl Prebisch.
Quiero referirme a dos aspectos relacionados con el mencionado comentario. En primer lugar, es importante recordar y agregar -a todas las ejecutorias que Patricia D´Arcy Lardizábal reseña- que el abogado Ramírez creó y dirigió el Instituto Centroamericano de Investigaciones Jurídicas, una de cuyas más significativas actividades fue el “Primer Curso sobre la Problemática Jurídica e Institucional de la Integración Económica Centroamericana”, que se realizó en 1968 en el edificio recién inaugurado de la Facultad de Derecho en la ciudad universitaria de la UNAH, al cual pudimos asistir como becarios un grupo de jóvenes abogados de los diversos países del istmo. Juristas de la talla de Carlos Manuel Gutiérrez de Costa Rica, Francisco Villagrán Kramer de Guatemala, Enrique Ortez Colindres (a la sazón presidente del BCIE) y Laureano Gutiérrez Falla de Honduras, así como expertos españoles e italianos fueron expositores en esta histórica jornada académica.
Don Roberto, impulsó también un importante programa editorial en el BCH cuyos títulos más notables aparecieron en la década de los años 60 del siglo pasado, entre los cuales recordamos “Exploraciones y aventuras en Honduras” de William V. Wells, “Chatfield, cónsul británico en Centroamérica” del historiador norteamericano Mario Rodríguez y “Áreas y paisajes del nordeste de Honduras” del científico alemán Karl Helbig, entre otros. También apoyó los autores nacionales.
Ese programa editorial prácticamente entró en receso, a raíz del retiro de don Roberto Ramírez como presidente del BCH. De allí en adelante, solo han aparecido algunos títulos de manera esporádica.
En cuanto a la evidente injusticia que constituye el no haber incluido el nombre de don Roberto como fundador del Banco Central en la placa colocada en el umbral del nuevo edificio y la desconsideración y falta de cortesía que implica el no haber invitado a la familia del ilustre jurista al acto de inauguración, solo confirma la incompetencia del personal que estuvo encargado de los preparativos del acto en referencia.
En su momento, a petición del expresidente del BCH doctor Marlon Tábora, cuando aún se encontraba en el desempeño de su puesto, hicimos una propuesta para realizar un diagnóstico sobre la situación de los servicios culturales de la institución, que las nuevas autoridades no han podido implementar porque, al parecer, el personal a cargo de dichos servicios, armó un tremendo “follón” oponiéndose a la realización del mismo.
Qué lástima, verdad Patricia? Cuánta razón tiene usted, cuando nos recuerda la famosa sentencia que afirma: “En Honduras el corcho se hunde y el hierro flota”.
Jubal Valerio Hernández
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Tegucigalpa, M.D.C.