POMPEYO DEL VALLE, GANA EL PREMIO ‘RAMÓN AMAYA AMADOR’ OTORGADO POR LA ACADEMIA HONDUREÑA DE LA LENGUA

En la antañona ciudad de Comayagua se efectuó una histórica visita al poeta Pompeyo del Valle por parte de directivos de la Academia Hondureña de la Lengua. El Director, Lic. Juan Ramón Martínez, y el Secretario, Dr. Nery Alexis Gaitán, visitaron al connotado escritor para comunicarle oficialmente que se había hecho acreedor al Premio “Ramón Amaya Amador” que en su primera edición otorga la Academia.
El premio que otorga la Academia Hondureña de la Lengua es un reconocimiento a la obra literaria que en su conjunto haya publicado un escritor y que sea de trascendencia en el arte literario nacional. Con este premio la Academia desea estimular la creación de obras literarias entre nuestros escritores, contribuyendo así al desarrollo cultural de la nación. El Premio consiste en un Diploma y una cantidad en metálico, la más alta que se otorga en Honduras por un premio literario.

Entrevista con Pompeyo del Valle como de narrador
Siempre hay un espacio para la esperanza

Nery Alexis Gaitán (*)
¿Cómo se inició en el campo de la narrativa, específicamente en el cuento?
Mis primeros intentos en este terreno se remontan a los años cincuentas del siglo veinte recién pasado. Creo que fue con dos o tres textos aislados, publicados en igual número de revistas o periódicos diferentes. De estos trabajos sólo tengo en mi poder uno, fechado en diciembre de 1953. Se titula Un pasaje al cielo y peca (¡soy un gran pecador!) de un exagerado “ternurismo”. No me excusa el hecho de que cuando lo escribí era yo un aprendiz de brujo muy inexperto. Los otros dos textos son peores, y por esa razón deben quedar donde están: en el olvido. No reincidí en estos afanes sino muchos años después, cuando escribí del 18 de febrero al 13 de marzo de 1967, las páginas de Retrato de un niño ausente, que es un conjunto articulado de estampas autobiográficas. Su editio princep se remonta a 1968.
Usted publicó en 1982 “Los hombres verdes de Hula”, ¿qué representó para usted la publicación de este libro y cuál es la visión de mundo que deseó transmitirle a sus lectores?
Este libro obtuvo el Premio de Narrativa Universidad Nacional en 1980, pero se publicó hasta dos años después. Consta, en su edición original, de diecisiete textos que enfocan diversos aspectos y niveles de la realidad… incluida esa zona de los sentimientos, a veces tan contradictoria y oscura. También figuran en ellos, como un telón de fondo, hechos irremediablemente históricos: el huracán Fifí de 1974, y la guerra entre Honduras y El Salvador de 1969, pero vista en el interior del corazón humano. Luego, más acá o más allá, la degradación y la soledad del hondureño, cada vez más infamado por la corrupción en todas sus formas. Al final, sin embargo, se abre un espacio para la esperanza, con el cuento que cierra el volumen y que se titula La felicidad. De mis libros, este es el que más ediciones ha tenido entre legales e ilegales.
En sus relatos menciona elementos o seres mitológicos, especialmente maya-quichés; y hay asimismo alusiones a conflictos bélicos (la mal llamada guerra del fútbol, la confrontación entre israelíes y palestinos), ¿qué lo motiva a trabajar su ficción desde estas perspectivas?
Lo que pasa es que, por ejemplo, el texto número 4, Asor Airam (y los guerrilleros palestinos), desarrollado en dos niveles (el segundo fluye entre paréntesis, comenzando en el título), es un relato autobiográfico de amor y de guerra, cuya protagonista no aparece en la narración y solo se menciona su nombre (en escritura cifrada). Asor Airam procedía de una de las familias más encumbradas y conocidas de Tegucigalpa, y con ella tuve una relación muy extraña, instaurada en el mundo de los sentidos pero gobernada por la fantasía. No sé cómo explicar mejor esto. Lo cierto es que aún conservo dos epístolas manuscritas suyas. Asor Airam es también la anónima heroína de algunos de los poemas que incluí en mis libros Duración de lo eterno y Ciudad con dragones. En lo que respecta a la guerra entre palestinos e israelíes, se trata del conflicto armado entre ambos pueblos en otra de sus infinitas reediciones, y que venía en la primera plana de los periódicos en los comienzos de los años setentas. Sobre la guerra del fútbol (espectral en el cuento Hay otras cosas), ¿qué puedo decir? Es un hecho que permanece clavado como un cuchillo en los intersticios de nuestra historia, tinto en sangre hasta la empuñadura. En lo que se refiere a mi inclinación por los mitos maya-quichés y de otras culturas del mundo (la escandinava, la griega, la celta), debo expresar que para mí ellos forman parte de una realidad que no por fantástica pertenece menos al hombre, y antes por el contrario, está en la raíz misma de su ser.
En 1993 la Editorial Guaymuras publicó no sé si la cuarta o la quinta edición de “Los hombres verdes de Ula” (ahora sin la h), en donde usted incluyó tres nuevos relatos: “Un señor vestido de levita”, “Sájar” y “Punto muerto”, asimismo excluye dos textos: el presta su título al libro y “La recompensa”, podría decirnos ¿cuál es la razón de estos cambios?
Sí, claro. Suprimí la letra h del nombre sustantivo Ula, porque no la necesita. Me di cuenta de ello cuando de casualidad leí un texto histórico relacionado con la creación de la Alcaldía Mayor de Tegucigalpa y los pueblos de su jurisdicción en 1580: Joxona, Tutumbla, Lugarén, Lepaterique, Támara, Agalteca, Guarabuquí, Ula y otros lugares. La palabra Ula escrita así, sin la h, resultaba a mi vista mucho más bella en su grafía, y entonces decidí hacer el cambio, más por razones estéticas que por razones históricas. También excluí los textos mencionados, pero para trasladarlos a otro libro, donde encajarían mejor. Este otro libro es Una escama de oro y otra de plata, y hay un cambio más: el título La recompensa se convirtió en Santiaguillo.
En 1989 publicó el libro de narraciones “Una escama de oro y otra de plata”, que están basadas en tradiciones orales donde usted retoma personajes sacados de las leyendas y mitos populares de Honduras. ¿Por qué este acercamiento a lo real maravilloso partiendo de los relatos del pueblo?
Porque lo “real maravilloso” se encuentra ahí, en los hechos y en la invención colectiva y anónima. Si no que lo digan Asturias y Carpentier. Los personajes y las ficciones que forman la trama de este libro no me pertenecen. Nada es mío en estas páginas, salvo el signo o código que las agrega al mundo de la técnica y la civilización contemporáneas.
¿Cuáles son los autores que han influido en su obra narrativa?    
Mis narradores favoritos son Saki, Poe, Stevenson, Conan Doyle, Proust, Borges, Virginia Wolf, Jan Neruda, Rulfo, Monterroso, Cortázar…Tal vez lo mejor que he aprendido, leyéndolos, es el respeto por el oficio de escribir. Con García Márquez me ocurre lo siguiente: lo disfruto con miedo, porque es un autor que te atrapa con la personalísima acústica de su lenguaje y la belleza de sus procedimientos… Y hay ya demasiados “gabitos” por todas partes… Recuerdo que Darío dijo alguna vez: “Mi poesía es mía en mí”. Pienso que sin duda el Nobel colombiano podría decir algo semejante.
De los cuentos que ha escrito, ¿cuáles son sus favoritos y por qué?
Tal vez el ya tantas veces mencionado Asor Airam (y los guerrilleros palestinos) por las razones subjetivas dichas al principio de esta conversación; La calle prohibida, por su denuncia de la enajenación de las sociedades latinoamericanas desde una perspectiva fantástica, y uno o dos textos más que, de alguna manera, rozan otra vez experiencias personales mías. Estos últimos, aún no publicados.
Para usted ¿qué es el cuento y qué elementos son imprescindibles para que este sea perfecto?
Una pregunta de semejante amplitud nos remite, para empezar, a las fuentes de la poesía épica, celebradora de las hazañas de hombres y de dioses. Así, canto y cuento marcharían de la mano desde el principio. Para que un cuento sea posible las palabras se organizan para contarnos un suceso real o imaginario como una acción completa en sí misma, pero sometida a unos límites temporales. Además, con una visión tan abarcadora tendríamos que considerar el entramado del canto homérico la Odisea como una serie de historias referentes a las aventuras extraordinarias del valeroso y astuto rey de Itaca. Lo mismo tendríamos que hacer con algunos textos de la Biblia, los cantares de gesta, el romancero español, el corrido mexicano, tan lleno de peripecias, y las letras de las canciones con ritmo de salsa, como las dedicadas a Pedro Navajas y a Juanito Alimaña. Ahora bien: no sé qué decir respecto a lo que hay que hacer para que un cuento sea perfecto. No creo que exista una receta para conseguir ese propósito. Solo intuyo que la tensión del relato debe mantenerse desde la frase inicial hasta la última, y eso exige que el texto no se extienda demasiado. Creo que la brevedad es uno de los mejores atributos de un buen cuento. Aunque en esto, como en todo, no conviene exagerar. Es imposible contar una historia plena de sentido en una sola línea. El caso de El dinosaurio de Augusto Monterroso, mi paisano, aunque él se consideraba guatemalteco, es excepcional.

      Martes 3 de junio del 2003.
© Derechos Reservados, Nery A. Gaitán, 2008
Bibliografía de Pompeyo del Valle
Obra publicada: CUENTO: Los Hombres Verdes de Ula, Tegucigalpa (1982), Una Escama de Oro y Otra de Plata (figuras y ficciones de la tradición oral de Honduras, Tegucigalpa, 1988). POESÍA: La Ruta Fulgurante, Tegucigalpa (1956), Antología Mínima, Tegucigalpa (1958), El Fugitivo, San Pedro Sula (1963), Cifra y Rumbo de Abril, México, D. F. (1964), Nostalgia y Belleza del Amor, Tegucigalpa (1970), Monólogo de un Condenado a Muerte, Tegucigalpa (1978), Ciudad con Dragones, Tegucigalpa (1980), Duración de lo Eterno, Tegucigalpa (1988), Poemas Escogidos, Tegucigalpa (1989). PROSA: Retrato de un Niño Ausente, Tegucigalpa (1968), El Hondureño, Hombre Mítico, Tegucigalpa (1977), El Encantado Vino del Otoño (2002). ENSAYO: El Sentido de la Fuerza en Ramón Rosa (1976), Comer y Beber en Honduras, Tegucigalpa (2003). ANTOLOGIA: Exaltación de Honduras (en colaboración con Oscar Acosta, 1971), Preludio Continental (1977), Árbol de las Maravillas (2000).
(*) Escritor hondureño. Es Miembro de la Real   
     Academia Española. Ha publicado 15 libros.