Oh los celulares…

Oh los celulares, los nintendos, el wasap y todas esas papadas de la tecnología. Miles de hondureños no oyen ni comen al estar metidos en ese rollo, ya sea chateando, wasapeando y por ahí miando. Si usted llega a una casa donde hay una numerosa familia y saluda, quizás solo una persona contestará el saludo, los demás están agachados con sus aparatitos. Sabemos que la tecnología es algo maravilloso para la humanidad, unos la utilizamos para el bien y otros para hacer maldades, pero cada quien tiene un pago de acuerdo a su proceder. Estaba en la celebración de un cumpleaños de un adulto, había muchos niños acompañando a sus padres. Como los niños no necesitan presentación en un instante, todos eran amigos, cada uno sacó su celular: “Hey pasame ese juego que no lo tengo, vengan a ver en mi tablet los juegos que le metió mi hermana”.
Llegó la hora del almuerzo, y los niños? Dónde están los niños? No se escuchaba un solo grito, ni un murmullo, nada. Cipotes ya está servido”, nadie contestó: “cipotes todos a almorzar”, segundo llamado: “Niños ya está servido el almuerzo”, tercer y último llamado. Nadie respondió. Como no hubo respuesta los papás fueron a buscar a sus hijos encontrándolos sentados en el suelo detrás de la casa en un amplio corredor: “Ey es que ustedes están sordos? Ya ratos los estamos llamando. Nada papa, nadie movió la boca, había una concentración colectiva en los juegos, nadie escuchaba ni sentía hambre. Finalmente uno de los papás se sacó la faja, agarró al muchacho por el brazo, lo levantó y le pegó dos fajazos: “Bueno jodido es que estás sordo? Hasta entonces le cayó el veinte a todos y se fueron corriendo hacia el comedor.
Josecito enchilada llegó a su casa con una hambre perra, había chambiado duro durante la mañana y soñaba con un buen almuerzo preparado por su esposa, la saludó con un beso en la mejilla mientras ella estaba mandando mensajitos con su celular, él colocó su saco en una percha y dijo: “Amor viera qué macaneada la que me pegué hoy, lo bueno es que me gané un pistillo extra, así que ya podes servirme la comida”. Nada papa, nada, la mujer ni se mosqueó. De nuevo él pidió su almuerzo, esta vez un poco alterado: “Dejá esa babosada y dame de comer que tengo hambre”, nada, la mujer estaba peor que los cipotes que les conté, muda, estatua, tuco de piedra, pared, muro, todo lo que usted quiera menos ama de casa. Josecito agarró el saco y se fue, la doña ni cuenta se dio.
Miré un video japonés donde aparecen varios jóvenes al frente de sus computadoras, era un concurso de juegos, durante tres días y tres noches aquellos japonecitos se concentraron en los juegos, apenas tomaban agua, uno a uno se fueron retirando hasta que solo quedó un concursante que no llegó a la meta porque cayó patas arriba, inmediatamente lo llevaron en una ambulancia en estado de coma. No sé si se murió o se recuperó, hasta ese extremo los ha llevado la tecnología. Ahora es común en todos los hogares escuchar gritos como este: “Hijo ya hiciste la tarea? El mentiroso responde mientras manipula el celular: “Hoy no dejaron mamá”.
Pero lo peor de todo este asunto han sido y seguirán siendo los accidentes de tránsito. Les conté que yo iba en un bus para San Pedro Sula a recibir el premio “Identidad” de Teleprogreso, cuando me enteré que el motorista iba contestando dos celulares, luego se puso a chatear manejando a una velocidad que no era la normal, por fortuna una señora le gritó: “Hey usted no sea bárbaro nos quiere matar? Conteste esas papadas cuando pare el bus, si sigue con eso lo voy a denunciar”, ese fue el remedio. Vale más que eso sucedió cuando recién había emprendido la marcha.
En primera plana de este rotativo han aparecido escenas de personas que se accidentaron por contestar una llamada al celular o por ir chateando. Vi un bus que se metió a un estacionamiento de vehículos que dejan varios carros con serias abolladuras, todo porque el motorista iba alegando con la novia por el celular. Una señora declaró que su esposo por ir contestando el celular chocó con un árbol en plena carretera: “Casi nos mata por ir hablando de deportes con un amigo, una doña se quemó la mano izquierda al tratar de darle vuelta a una carne en el sartén, no se fijó en lo que hacía por estar chismeando con el celular.
Pero el colmo es el de Pascual chorro de humo. La mujer está en la cocina, él está comiendo tranquilamente, de repente agarra el celular, marca un número, suena el teléfono en la cocina, contesta la mujer y Pascual le dice: Amor tráigame dos tortillas bien tostaditas, la doña indignada le grita: Pero solo tenes que hablar, aquí te escucho… vos si sos bayunco hablando por el celular cuando bien te escucho desde aquí, y fijate que hasta aquí oí cuando te tiraste un pedo. Lo malo del asunto es que las familias no se hablan, hay una desintegración salvaje simple y sencillamente por el uso de tablet, nintendos, juegos, y todos los derivados de la tecnología. Que hay que hacer? Pues mijo, hay que acostumbrarse.