La victoria de Donald Trump en EE UU, definitivamente, abre para las relaciones ruso-norteamericanas un nuevo escenario en el que se perfilan simultáneamente nuevas oportunidades y nuevos peligros.
De entrada y partiendo del lenguaje electoral del candidato, Rusia puede esperar que se quebranten clichés y rutinas establecidas con inquilinos de la Casa Blanca mucho más previsibles que Trump.
La mayoría de los rusos preferían a Trump, según indicaban las encuestas y esta preferencia se daba también en una parte de la clase política, que tradicionalmente simpatiza con el partido republicano.
La posición ante Trump se corresponde en general con la posición ante el riesgo y en la personalidad del presidente Vladímir Putin hay un componente de riesgo elevado, como lo demuestran algunos de los hitos de su política internacional, en Ucrania y en Oriente Próximo por ejemplo.
Para la agenda de Putin de lograr un reformateo de la geoestrategia mundial, Trump puede tener sus ventajas, por ejemplo una mayor comprensión e incluso un acuerdo que permitiera legitimar la anexión de Crimea, que junto con la política rusa en Ucrania bloquea el desarrollo de las relaciones entre Moscú y Occidente.
También juega a favor de Putin la posibilidad de que los norteamericanos se enfríen respecto a los aliados de la OTAN vecinos de Rusia y sobre todo, ante Ucrania, que cuenta con una enorme comprensión de Washington, sobre todo en lo que se refiere a la corrupción e ineficiencia de la clase política en Kiev.Trump puede ser mucho menos tolerante con los dirigentes ucranianos.
Putin intentará sin duda sacar ventaja del factor humano y al establecer un diálogo directo con Trump utilizará sin duda sus capacidades de comprensión psicológica que tan buen resultado le ha dado con sus compatriotas. Se trata de un discurso con el que sería imposible influir en un político ya rodado en el mainstream de la élite occidental. De Clinton, Putin sabía lo que podía esperar. De Trump, no, y ahí es donde puede jugar la capacidad persuasiva del presidente ruso. Putin puede aprovechar la disposición del mismo Trump que ha llegado a expresar admiración por la política del estadista ruso.
Los medios de comunicación rusos han seguido la campaña norteamericana con todo lujo de detalles y por primera vez Rusia ha jugado un papel directo al ser percibida como una fuente de desestabilización desde el ciberespacio. Politólogos, periodistas y gente del mundo de la cultura desayunan esta mañana en la embajada norteamericana en Moscú donde comentarán las incógnitas que les esperan en el futuro.