El fantasma de la recesión acecha al gobierno cubano

Fidel Castro deja tras su muerte una Cuba que buscará impulsar las reformas económicas lideradas por su hermano, el presidente Raúl Castro, amenazadas ahora por el fantasma de una probable recesión en la que podría entrar la isla a causa de la crisis en Venezuela, que redujo sus envíos de crudo subsidiado.
En sus últimos años en el poder -del que se retiró en 2006-, Fidel solidificó una alianza político-económica con el también fallecido mandatario venezolano, Hugo Chávez, que garantizaba que a cambio de la exportación de servicios, Cuba recibiera desde 2003 unos 100,000 barriles diarios a precios preferenciales.
Esta cantidad se redujo en el primer semestre del año más de un 40%, lo que provocó que el gobierno cubano rebajara a un 1% sus pronósticos de crecimiento en su PIB para 2016, una meta que continúa siendo ambiciosa para muchos analistas que advierten sobre una probable recesión en los próximos años.
Debido a que la isla solo produce el 40% del petróleo que consume, esta nueva dificultad para lograr un suministro estable de combustible ha obligado al gobierno cubano a contactar a aliados como Rusia, Argelia y Angola, en busca de nuevos socios comerciales.
Además, en un movimiento que a muchos ha recordado los oscuros momentos del «Período Especial» de los años noventa, la isla anunció un plan de ahorro energético en las empresas estatales y se revivieron algunos de los apagones frecuentes en esa época.
La economía siempre ha sido una de las asignaturas pendientes de la revolución cubana, que vio reducida sus expectativas de vida en la década de 1990 ante el derrumbe de la extinta URSS, de la que la isla dependía cerca de un 75%.
Después de la caída del bloque comunista, Fidel Castro se vio obligado a abrir la isla al turismo internacional, a las inversiones extranjeras, al dólar y a las remesas, entre otras medidas, para evitar el desplome del sistema y lo condujo a un discreto renacer, cuando muchos predecían su fin inmediato.
Después de su salida del poder, Fidel asistió como espectador a la puesta en marcha de unas reformas económicas, lideradas por su hermano, que buscan «actualizar» el modelo y prevenir la asfixia económica, que ni el turismo ni la alianza estratégica con Venezuela ha podido aliviar.