Nuestra Tribuna

Por Benjamín Santos

El 9 de diciembre recién pasado este periódico cumplió 40 años que en nuestra medio es bastante tiempo. No ocurre lo mismo en otros ambientes de mayor nivel cultural donde la gente compra la prensa escrita como fuente de cultura y no solo para informarse de los chismes del día y de las páginas sociales. La prensa es una fuente de cultura para la mayoría de la población y abundan los artículos destinados a elevar el nivel de la población. ¿Cuántas publicaciones han visto la luz pública unas pocas veces para desaparecer después por falta de apoyo económico? Y eso no solo en el siglo XIX cuando con la llegada de la impenda se hicieron los primeros esfuerzos, sino en el siglo siguiente y hasta hoy.
Por eso nos alegramos por un aniversario más de esta publicación periódica fundada por don Óscar A. Flores y continuada por su familia con igual esfuerzo y dedicación. Por algo la prensa escrita es una fuente valiosa de la historia. En sus páginas quedan los acontecimientos grandes y pequeños, trascendentales unos y de poca importancia, otros. Una revisión de las páginas de LA TRIBUNA desde la primera hasta la última edición nos daría un panorama completo de lo que ha ocurrido a nivel nacional e internacional hace 40 años, desde 1976 a la fecha. Podrían revisarse desde los primeros esfuerzos por volver a la vía democrática hasta el proceso preelectoral del momento incluido el exabrupto del 2009 con todas sus consecuencias y todavía veríamos hasta hoy a sus protagonistas tratando de eludir la responsabilidad histórica que les toca por haber creado las condiciones para aquel hecho lamentable. Unos por acción y otros por omisión, todos tuvimos algo que ver en los hechos que todavía lamentamos. Y así podemos revisar desastres naturales como el huracán Mitch y otros hechos humanos e inhumanos que han marcado nuestro convivir diario y nuestra historia.
Por mi parte estoy personalmente vinculado a LA TRIBUNA desde el mes de agosto de 1992 cuando empecé a pergeñar mis primeros artículos y que he continuado gracias a la comprensión sobre todo del director. Poco más de diez años antes había renunciado, contra la voluntad de mi esposa y de mis pequeños hijos, a la prolongación de la beca de estudios (estudié tres años en Bonn y Colonia) que me ofreció la Fundación Konrad Adenauer en Alemania ilusionado por seguir contribuyendo al desarrollo de lo que llamábamos movimiento social cristiano y de su expresión política, la Democracia Cristiana. Creí que esa era una buena alternativa para Honduras y me uní a la misma mientras terminaba mis estudios de Derecho en la UNAH luego de que me había desempeñado como subdirector del Instituto Seminario San José, uno de los mejores colegios de Honduras. Me dolió en el alma cuando la conducción de la Democracia Cristiana cayó en manos de un granuja que había sido poco tiempo mi alumno en ese mismo colegio y empezó la tarea de poner como candidato a personas de otros partidos cuando teníamos a hombres como el doctor Hernán Corrales Padilla y otros. Yo, que no me he caracterizado por ser impulsivo, salí a la palestra pública a denunciar el hecho y a combatirlo con todo lo que podía y una de esas posibilidades era escribir. Así fue como llegué a LA TRIBUNA y cuando pensé que había cumplido mi deber sin haber logrado el objetivo, recibí del licenciado Adán Elvir Flores el mejor de los elogios: me dijo que escribía muy bien y que me quedara como colaborador del periódico. Fue uno de los mejores regalos que he recibido en mi vida y por eso lo cuido procurando actuar con responsabilidad en todo lo que escribo.
Ha pasado el tiempo y nunca he dejado de escribir mi columna y puedo decir con satisfacción que nunca he recibido del periódico ninguna censura ni rechazo a ninguno de mis artículos. Hubo un tiempo en que compartí con orgullo el espacio con el doctor Ramón Villeda Bermúdez, pero desde su muerte se me publica en forma exclusiva el artículo los sábados en la página editorial. Debo reconocer, como quizá lo haríamos todos los columnistas, que no siempre se acierta con el tema que ha atraído el interés de la opinión pública durante la semana o con el enfoque más conveniente para abordarlo, pero siempre se hace con la mejor buena intención y sin sesgos acomodaticios por respeto al medio y a los lectores. Espero seguir utilizando este espacio hasta que Dios y LA TRIBUNA quieran. Felicidades, tribunos.
Benjamí[email protected]