Secretaria general de la SIECA: Ni el ‘brexit’ podrá frenar integración Centroamérica

El proceso de integración económica en Centroamérica ha enfrentado varias fases desde su inicio en los años 60, pero lo cierto es que está «vivo», despierta «interés» y constituye un deseo tan férreo de sus miembros que ni la salida del Reino Unido de la Unión Europea (UE) lo hará tambalear.
«No creo que el ‘brexit’ ponga en peligro que Centroamérica se cuestione sobre su interés integracionista. Esto es un anhelo de la región de muy larga data, de mucho antes que existiera la UE», explicó la titular de la Secretaría de Integración Económica Centroamericana (SIECA), Carmen Gisela Vergara.
Centroamérica, una región rica en recursos naturales y con una posición geográfica estratégica, inició la hoja de ruta para la fusión a través del Tratado General de Integración Económica Centroamericana de 1960 y lo refrendó después con los Protocolos de Tegucigalpa y el de Guatemala, en los años 90. Desde el principio, cada generación ha aportado su grano de arena para su consolidación.
Por esta antigüedad, además del interés demostrado por los miembros y sobre todo por los presidentes de cada país -Guatemala, Honduras, El Salvador, Nicaragua, Costa Rica y Panamá- en los últimos cuatro años, hay pruebas suficientes de que esta visión integracionista que tenían desde hace más de medio siglo los centroamericanos aún perdura.
Vergara, una panameña licenciada en Derecho y Ciencias Políticas y con una amplia trayectoria profesional en el sector público y privado, asumió su cargo en el SIECA el 15 de julio de 2013 para un periodo de cuatro años, por lo que en 2017 lo abandonara si no resulta reelegida.
En su despacho, ubicado en la capital guatemalteca, la funcionaria regional analizó de forma pormenorizada los avances y logros alcanzados. Confiada en que la integración -una carrera de fondo- verá la luz pronto, no duda en destacar los éxitos y también el «interés» demostrado por Belice y República Dominicana ante una posible incorporación.
Estos dos países de la región, incluidos en los diálogos políticos pero no así en el económico, han estado analizando, desde el sector público y privado, los pros y los contras que supondría su entrada, resume Vergara, especialista en Comercio Exterior, Desarrollo Empresarial y Negociaciones.
«Estamos promoviendo esto porque quisiéramos consolidar el proceso con todos los miembros políticos para que pudiéramos tener una región integrada», incide, mientras recuerda cómo en la década de los 70 y los 80, cuando la mayor parte de los países estuvieron sumidos en guerras internas, el proceso se mantuvo.
«Nunca, durante ese tiempo, se tomó la decisión de no continuar (…). El proceso se empantanó un poco por la propia dinámica que se estaba viviendo, pero nunca hubo una decisión de desistir», reseña, y añade que un ejemplo de ello es el propósito de los países de alcanzar la unión aduanera centroamericana en 2024 o el paso que ya han dado Honduras y Guatemala, con un proceso de integración profunda.
Estos dos países, explica, decidieron, en diciembre de 2014, avanzar: «La premisa fue no esperar a que todas las condiciones estuvieran dadas (…) sino ir salvando los obstáculos» y aunque no será hasta julio de 2017 cuando funcione completamente ya se han dado pasos importantes y la parte «procedimental» supera el 60%.
Pero también destaca el paso ágil de Guatemala y El Salvador y los últimos intercambios entre Costa Rica y Panamá, evidencia de que la región «tiene un interés por estar integrada».
Por esto, no duda en decir que lo que sucede en el Reino Unido con el «brexit» es normal cuando se buscan consensos entre muchos países, cada uno con circunstancias internas distintas y propias, pero la integración en la Unión Europea ha demostrado, «con creces», que funciona.
«En todos los años que tiene de estar funcionando han ido evacuando las situaciones que se les han ido presentado y, seguramente, el ‘brexit’ no será la diferencia. Se encontrará el mecanismo, el punto de equilibrio», proclama.
Precisamente los resultados de la Unión Europea son una muestra de lo que podría suponer la integración en Centroamérica, en un futuro, «si llega a sus últimas consecuencias».