Urge restaurar catedral San Isidro de La Ceiba

Una de las “caras” de la ciudad de La Ceiba es la iglesia Catedral San Isidro. Tristemente, su fachada refleja años de descuido y deterioro, aunque en su interior la misma se mantiene nítida e impecable.
Cuando se le consultó sobre este tema en particular al sacerdote Carlos Felipe Rodríguez, manifestó que “no quiero alarmar a la gente haciéndoles creer que la iglesia nos va caer encima, pero estamos previniendo, aunque todavía aguanta mucho más tiempo”.
El religioso expuso que el techo de la catedral es de asbesto y que la cúpula está perdiendo la pintura. Las tijeras y la estructura de madera ya están siendo devoradas por el comején y otras vigas se están dañando debido a goteras y a la misma humedad. El emblemático reloj tiene cerca de diez años de no marcar las horas porque sus agujas de moverse y las campanas tampoco volvieron a repicar.
Hace unos cuantos años, la máxima instalación de los católicos en La Ceiba fue incluida en el casco histórico de la ciudady eso frenó la intención de hacerle algunos cambios visibles a la infraestructura. En vista de lo anterior, de hacerse la restauración, se tendrán que emplear los mismos materiales, sin alterar el diseño original de la iglesia.
Por ahora se están realizando las gestiones con el Instituto Hondureño de Antropología e Historia (IHAH) y se encuentran recopilando toda la información que se les ha solicitado y llenando requisitos para completar el proceso legal que requiere respetar el casco histórico.
Este mes de diciembre será fundamental para saber si se llenan todos estas exigencias que se piden y así comenzar a trabajar en verano del año entrante, ya que según el arquitecto que estará a cargo de las obras, estos trabajos de remodelación podrían tardar hasta tres meses y durante este período no se oficiarían los actos eucarísticos, por lo que se tendrían que buscar otras alternativas para congregar a las personas que asisten a este lugar.
Para obtener los recursos que se necesitan, se procederá a realizar una campaña donde se involucre no solamente a la feligresía católica sino a toda la sociedad ceibeña.
El reloj tiene años de haber dejado de funcionar y el cura párroco, Carlos Rodríguez, confiesa que repararlo no está en el presupuesto que se le ha enviado al órgano estatal que estará colaborando. “Hemos tenido acercamientos con otros grupos de La Ceiba que están interesados en repararlo. El principal problema que se da en este caso es que las gradas de acceso al mismo son de madera y no están en buen estado, por lo que también hay que meterle mano”.
Para este efecto, se mantiene un orden de prioridades: primero reparar el techo, después la pintura y luego otros adornos que conforman una serie de pasos para mantener nítida una de las caras de presentación de esta ciudad. Solo para la restauración del techo se necesita un millón de lempiras, ya que se debe cambiar la estructura, el techo y el cielo falso. (Geovanny Hernández/Esaú Ocampo).