LA TRIBUNA: 40 años sirviendo a Honduras

Por Óscar Lanza Rosales
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No hay la menor duda que en diciembre de 1976, el nacimiento de LA TRIBUNA con un moderno formato y contenido vino a llenar un gran vacío en la capital y en general en Honduras. Los periódicos tradicionales de la capital de ese entonces, El Día y El Cronista, estaban en franca decadencia, comenzando con el antiguo formato que ya no agradaba a los lectores.
LA TRIBUNA, por aquello de los localismos vino a competir de tú a tú con los diarios sampedranos La Prensa y Tiempo que lucían actualizados.
Don Óscar A. Flores, que era un veterano periodista, y de los buenos, después de pasar por la dirección de diario El Pueblo y La Prensa, con la fundación de LA TRIBUNA, a mi manera de ver acarició dos sueños, tener su propio diario, a su gusto, y con su influencia ver emerger la carrera política de su hijo Carlos, desde diputado hasta llegar a la Presidencia de la República.
Él fue el que le imprimió la personalidad al diario: Con su lema “Una voluntad al servicio de la patria”; y sus muy leídas secciones, la página editorial, La Tribuna del Pueblo, tribunito y Nuestra Tegucigalpa, entre otras; era un periodista que utilizaba apropiadamente la ironía y que tocaba a fondo los asuntos que abordaba en sus editoriales. Y los que fueran capaces de refutarle sus análisis, tenían en don Óscar una respuesta para polemizar.
Yo me inicié como columnista en diciembre de 1985, analizando el triunfo de José Azcona a la Presidencia de República, bajo la opción B. Pero desde su nacimiento estuve vinculado a LA TRIBUNA. Tenía suscripción y vivía a unas pocas cuadras de sus oficinas, lo que me facilitaba visitarla con frecuencia. Tenía dos grandes amigos que le dieron vida a este diario, Toño Torres, el técnico que montó la maquinaria, orgulloso de la nitidez de la impresión, y el periodista Juan Sierra Fonseca, que siempre estaba sonriente y motivando a sus amigos a escribir.
Cuando comencé a escribir tuve la suerte de formar parte de la Asociación de Escritores de Honduras, donde me encontré con escritores y columnistas consagrados de la prensa nacional, de quienes aprendí mucho sobre la historia y el acontecer nacional, entre otros, Víctor Cáceres Lara, Eliseo Pérez Cadalso, Miguel R. Ortega y su esposa Rubenia, Santos Juárez Fiallos, Alfredo León Gómez, Hernán Cárcamo Tercero, Dionisio Ramos Bejarano, Miguel Cálix, Carmencita Fiallos, Juan Milla Bermúdez y el chileno Rafael Castillo, que siempre estaba atento para prestar su casa para que sesionáramos.
Era gente muy entusiasta y solidaria. Cáceres Lara me tenía mucha consideración por la valentía que demostraba en mis escritos. Y don Nicho Bejarano me motivaba diciéndome: “He escuchado comentarios sobre lo que usted escribe. A la gente le gusta como lo hace. Pero escriba por lo menos dos columnas a la semana para que se sienta su influencia en la sociedad”. Yo me tomaba muy en serio esos consejos, y creo que llegué a escribir hasta tres columnas por semana. Tenía muy presionado a don Adán Elvir.
En la celebración de estos 40 años de LA TRIBUNA, tengo que reconocer que, además de la pluralidad de criterios que ha mantenido en sus páginas, ha existido total libertad para nosotros los colaboradores, para expresar nuestras ideas.
A mí me sirvió este diario para lograr con otros compatriotas, principalmente del Foro Ciudadano, la subordinación del poder militar al poder civil. Con el periodista Félix Molina dimos la alerta de Ciudad Mateo, que aunque se construyó, por lo menos no se habitó, con lo cual se evitó que la represa Los Laureles desapareciera como fuente importante de agua de la capital.
Con mis escritos aceleré la organización y puesta en marcha de Fundación Vida y Amitigra. Evité que un coronel habitara una mansión que había construido ilegalmente en la reserva de El Merendón.
Con Jorge Illescas y Armando Sierra Morazán destapamos los casos de corrupción que se dieron en la administración del presidente Callejas.
En la administración de Carlos Flores, en nuestra calidad de presentantes de la sociedad civil, junto con don Rigoberto Sandoval Corea, discrepábamos con el gobierno sobre la elaboración y ejecución del plan maestro de reconstrucción nacional por la destrucción del huracán Mitch, a pesar de eso, mis artículos nunca fueron censurados.
Así que felicidades LA TRIBUNA en sus 40 años. Gracias a sus propietarios y a su personal periodístico y administrativo por apoyarnos y contribuir con su lema: “Una voluntad al servicio de la patria”.