Alcalde: Miami no será santuario para inmigrantes

MIAMI (AP) — El condado de Miami-Dade no será un santuario para los inmigrantes que se encuentren en el país de manera ilegal, pero sus funcionarios no realizarán tareas que les corresponden a los agentes federales de inmigración, aseguró el miércoles el alcalde Carlos Giménez.
Miami «no es una ciudad santuario… Cuando una agencia federal desea ayuda, los ayudamos, pero no somos agentes de inmigración. Cumplimos con las leyes federales», manifestó Giménez ante una veintena de niños inmigrantes que acudieron a su despacho a pedirle que mantuviera unidas a sus familias.
«Tenemos ciertas políticas de inmigración. No preguntamos si son legales o no», expresó el alcalde y de inmediato dijo que estaba en favor de una reforma migratoria integral y también de asegurar las fronteras.
Las declaraciones de Giménez tuvieron lugar en momentos que los inmigrantes que están sin papeles temen que el presidente electo Donald Trump cumpla con sus promesas electorales de deportar a 11 millones de indocumentados.
Numerosas ciudades del país, entre ellas Nueva York, Los Angeles y Chicago, han manifestado abiertamente que funcionarán como santuarios de inmigrantes y no colaborarán con las autoridades de inmigración para detener a extranjeros que permanecen en el país sin autorización.
En el condado de Miami-Dade vive una numerosa comunidad de inmigrantes. Aunque su perfil ha cambiado y es cada vez más diverso, la mayoría de ellos, sin embargo, es de origen cubano y por ello está amparada bajo normativas que le concede a poco de llegar un estatus legal.
Giménez, un republicano de origen cubano, dijo antes de los comicios de noviembre pasado que le votaría a la candidata demócrata Hilary Clinton.
Antes de que hiciera sus declaraciones, los niños vestidos con gorros rojos de Navidad le entregaron un centenar de cartas en las que expresan que su deseo para esta Navidad es que sus padres no sean deportados y sus familias se mantengan unidas.
«Por favor, mantengan a nuestras familias juntas. Queremos estar juntos, vivir juntos», expresó Angélica Jimenez, una niña estadounidense de 13 años cuyo papá fue deportado a Guatemala hace cuatro años tras haber sido arrestado por manejar con una licencia de conducir vencida. «Tengo miedo porque mi papá fue deportado y mi mamá nos cuida y nos protege. No queremos estar con otras familias» sustitutas, dijo la chica en nombre de ella y sus cuatro hermanos.
A su lado, Melanie González, de 11 años, coincidió en que su deseo de Navidad también era mantener unida a su familia.
«Los quiero mucho. Tengo miedo y no quiero que se vayan lejos sin nosotros», afirmó la niña nacida en Estados Unidos, cuyos padres llegaron hace 10 años sin papeles.