ENTRETENIMIENTO Y EL LEMPIRA

EL amable público no tiene más en la cabeza que la ansiedad por la celebración de la Nochebuena. La compra de regalos, hasta donde ajuste el aguinaldo y aguanten las tarjetas de crédito, para obsequiar a amistades y parientes. Es el movimiento de circulante esperado por los comerciantes para equilibrar sus negocios de la mala racha que tuvieron durante el año. En la víspera de la cena navideña, se les hace agua la boca con solo imaginarse los nacatamales, las montucas, los tamales de elote, la pierna de cerdo, el pavo o el pollo horneado y las torrejas. O bien para presupuestos más modestos, las enchiladas, las catrachitas, las baleadas, la carne asada, frijoles rojos, arroz, plátano frito, las rosquillas en miel. Muchas alcaldías se encuentran atareadas lavándole la cara a sus percudidas ciudades y adornándolas, para que luzcan bonitas, con motivos de temporada.
Las actividades especiales y el desfile de carrozas auspiciado por la Casa de Gobierno han contribuido a elevar el espíritu festivo. En la capital fue inaugurada la Villa Navideña, que estará abierta al público todos los días, hasta el 1 de enero, desde las 4:00 de la tarde hasta las 10:00 de la noche. La entrada es gratis. La afición podrá disfrutar de comidas típicas y conciertos con artistas nacionales. Hay un nacimiento viviente con artistas profesionales transmitiendo un mensaje de paz y unidad. Los niños pueden disfrutar de dulces y ricas golosinas, y entretenerse con los payasitos, las recreovías y el tren navideño. La Navidad Catracha es un programa promovido por el mandatario y la Primera Dama, honrando la tradición, que se extiende a los 18 departamentos del país para llevar a la ciudadanía espacios de entretenimiento, reuniones, cenas, cines comunitarios y otras actividades. Sin embargo no todo podía ser sabor a miel. Aprovechando que el auditorio se encuentra divagado en sus menesteres navideños, subió el precio de la gasolina. Las razones argüidas para el lempira de incremento: la subida del precio del crudo en el mercado internacional. Pero la principal razón para el alza fuerte que citan los protectores del consumidor es “el deslizamiento de la moneda, que en las últimas semanas devaluó 30 centavos frente al dólar”. Eso, cortesía de los burócratas del Banco Central de Honduras que le metieron los pesados pies de plomo al acelerador para encarecer todo lo que los hondureños compran en estas fiestas navideñas. Desde la mercadería en las tiendas hasta la gasolina en las bombas.
Pero el suplicio no se detiene. Antes que finalice el año, anticipan otra alza de los precios del combustible. “Por cada centavo de dólar que se devalúa la moneda –indica un vocero de la Coalición Patriótica para la Solidaridad– los consumidores pagan 8 centavos más por el galón”. Agrega que debido al recorte de la oferta del crudo convenida por el odioso cartel de la OPEP y la incesante devaluación del lempira “si ahora el barril cuesta 51 dólares y pagamos a 85 lempiras el galón”, de llegar el crudo a 65 dólares, aquí los combustibles superarían la barrera de los 100 lempiras”. Pero bien, no es intención aguarle a nadie la fiesta. Así que, aunque por culpa de la devaluación esta sea una Navidad más cara, hay que disfrutar del entretenimiento y agradecer la bendición de contar con la compañía de familiares y amigos.