La lección de explosión en mercado mexicano de pirotecnia

Por Dr. Israel Romero Puerto

juris Doctor (jurista internacional),
PhD – [email protected]
Una tragedia sin precedentes ocurrió en un mercado detallista de fuegos pirotécnicos en México que nos obliga a analizar la situación. Se construyó de cemento, tomando todas las medidas recomendadas por la autoridad de bomberos, y cumpliendo las leyes mexicanas a cabalidad. Se reputaba como uno de los mejores y más seguros en su género en Latinoamérica. Y eso era cierto hasta el 20 de diciembre. Explotó, cobrando la vida de más de 30 personas y dejó con lesiones corporales a más de un centenar. Los daños sicológicos y materiales no se pueden calcular. Eso solo el paso del tiempo lo determinará.
Como en el tiangue de México, así se sentía Hitler cuando Alemania mataba millones de judíos y arrasaba con sus tanques Panzer toda Europa, hasta que esos monstruos blindados sucumbieron en la nieve y el hielo ruso, y Hitler se suicidó. Así se sentía Saddam Hussein cuando mandaba a exterminar pueblos enteros en su propio Iraq, y cuando invadió Kuwait para pretender adueñarse del petróleo de ese país, hasta que los Estados Unidos lo sacó del poder. Fue capturado dentro de un hoyo en la tierra, sentenciado a muerte, y colgado en la propia corte inmediatamente. Todas sus estatuas construidas en cada ciudad y pueblo iraquí fueron derrumbadas y hechas pedazos.
Así se sentía Joseph Blatter de FIFA, como un intocable y arrasaba con sus patrañas en el mundo del fútbol, repartiendo millones de dólares por doquier y recibiendo billones para su propia bolsa. Blatter y muchos de sus lacayos están en la cárcel. Dos hondureños, Rafael Callejas y Alfredo Hawitt solo aguardan que la corte americana les diga cuántos añitos estarán en la sombra. La FIFA, los expulsó del deporte de por vida, en una jugada choteada y chueca.
Esa expulsión de por vida no solo emula a Pilatos sino que trata de encubrir la forma en que FIFA ahora lleva a cabo sus sinvergüenzadas. Ese organismo sigue siendo tan corrupto como era antes de Blatter y con él. Como el FBI los vigila permanentemente, ahora manejan y deciden quién asiste a los mundiales por medio de “sanciones” que a la claras son una más de sus patrañas. Cancelan el Olímpico de San Pedro a la selección de Honduras, y al día siguiente anuncian la expulsión de por vida de los hondureños Callejas y Hawit. En los mismos días anunciaron una docena de castigos a México por el grito de los fanáticos mexicanos, y por insultos a los árbitros. Las mismas causas adujeron para castigar a Honduras, pero a México solo le impusieron multas económicas. Lo chueco de esas sanciones estriba en que en el último mundial de Brasil, la Federación Mexicana de Fútbol se echó a la bolsa unos 2 billones de dólares. Las multas no llegan ni a un millón de dólares. Por lo tanto, esa jugada está choteada y es chueca.
Solo un organismo corrupto como la FIFA sanciona estadios en el mundo por el mal comportamiento de los fanáticos. No existe la forma de que los equipos controlen a los fanáticos. Ni la policía ni los ejércitos lo hacen en ninguna parte del mundo. Ni siquiera controlan a los que detonan bombas en los estadios.
Es ilógico que castiguen a los equipos por el comportamiento de los fanáticos, cuando quienes provocan ese comportamiento son los malos árbitros que pitan los juegos de FIFA. Este organismo corrupto lo que tiene que hacer es capacitar a los árbitros en “juzgamiento” porque los examinan en conocimiento de las reglas de FIFA, pero no tienen idea de cómo juzgar. Ese es el caso del mexicano Chiquidrácula, que es experto en conocimiento del reglamento FIFA, pero es incapaz de juzgar. Por eso saca dos tarjetas amarillas a la vez, y por eso anula un gol legítimo cuando el portero choca con su defensa, sin que hubiera un jugador contrario en los alrededores. Después de mandar la bola al centro, decide ordenar un saque de puerta. Solo un idiota hace eso.
Otro que creía que tenía controlada la situación pero le está saliendo el tiro por la culata es Donald Trump. En su campaña por ganar las elecciones en los Estados Unidos perdió billones de dólares. Ahora que ganó las elecciones y es muy probable que será juramentado como el presidente #45 de ese país, la ley americana le exige que tiene que deshacerse de todos sus negocios. Como presidente no puede manejar sus negocios, ni puede ser propietario de negocios particulares. De manera que está obligado a vivir con el estipendio de presidente del país. Es dudoso que pueda simplemente traspasar sus empresas a sus hijos o a su esposa.
La Constitución y la US Supreme Court, prohíben a un alto servidor público recibir estipendios provenientes del exterior. Trump es propietario de cientos de empresas en el exterior, provocando un conflicto de interés más que el Congreso tendrá que dilucidar.
Hablando de los que creen que tienen controlada la situación, como el caso del tianguis de pirotecnia en México, de Hitler, Hussein y otros tristemente célebres tiranitos especialmente tercermundistas, hay que recordar que cuando más seguro estás de controlar los tres poderes del Estado, con tus mismos cohetes te puedes quemar. Esa es la lección.
El actual presidente de Honduras ya tiene una docena de tianguis. Mucho cuidado.