Cinco mitos sobre Martin Luther King

El reverendo Martin Luther King Jr. era republicano. Se radicalizó tanto hacia el final de su vida que consideró renunciar a la no violencia.
¿Cuál de estas afirmaciones es cierta?
Ninguna. Todas son falsas. Pero eso no hará que dejen de circular entre los estadounidenses en el Día de Martin Luther King Junior, un día festivo que se celebra cada año, el tercer lunes de enero.
Cuando los estadounidenses conmemoren el cumpleaños de King -nació un 15 de enero de 1929-, la mayoría homenajeará al hombre real. Pero habrá quienes invoquen una versión ficticia de King que se materializa en páginas de Facebook, links que se envían a través de correos electrónicos, mensajes de Twitter y, tal vez, algún que otro cartel.
La versión falsa habla y actúa de formas que no tienen ninguna relación con el hombre. Es inevitable que se creen mitos alrededor de muchas figuras históricas, pero con King modifican el alcance de su visión y le quitan su humanidad, dicen historiadores de King y aquellos que lo conocieron.
King, que murió asesinado el 4 de abril de 1968, todavía es incomprendido incluso por las personas que reclaman haberlo conocido bien, dice el reverendo Lewis Baldwin, historiador y autoridad en la figura de King.
“Cada año celebramos la vida de un hombre que no hemos llegado a entender realmente”, dice Baldwin, profesor emérito de estudios religiosos de la Universidad Vanderbilt, en Tennessee, y autor del libro “Behind the Public Veil: The Humanness of Martin Luther King, Jr.” (Detrás del velo público: la humanidad de Martin Luther King Jr.), que se publicará próximamente.
A continuación, destruiremos cinco de los más persistentes mitos y equívocos sobre el líder de los derechos civiles.
Mito 1: Se radicalizó en sus últimos años de vida
Es un hecho que se suele nombrar cuando se habla de la evolución de King: comenzó concentrándose en el racismo y luego se radicalizó en sus últimos tres años de vida, a medida que se opuso a la guerra de Vietnam y se enfocó en la pobreza.
Puedes llamarlo la narrativa de “tengo un sueño pero se convirtió en una pesadilla”.
Pero ese hecho es falso. King no se volvió un hombre radical; ya era radical mucho antes de que la gente se diera cuenta, dicen estudiosos suyos.
Uno de ellos cita un discurso poco conocido de King, dado en Nueva York el 17 de diciembre de 1964, poco después de recibir el Premio Nobel de Paz. En él, King hizo un llamado por una “amplia alianza de todas las fuerzas, negros y blancos”, para movilizarse en contra de la injusticia económica.
King no se radicalizó por las rebeliones urbanas de los años 60 o por Vietnam; ya era un radical, dice Thomas Jackson, autor de «From Civil Rights to Human Rights: Martin Luther King, Jr. and the Struggle for Economic Justice” (De los derechos civiles a los derechos humanos: Martin Luther King Jr. y la batalla por la justicia económica”.
“Desde 1964, él hacía un llamado para declararle la guerra a la pobreza”, explica Jackson, quien consiguió el discurso de King en Nueva York en los archivos de la Universidad de Nueva York.
Incluso antes de convertirse en un líder de los derechos civiles, King ya reflexionaba de manera profunda sobre la economía, no solo sobre la raza.
En una carta bien conocida por las investigadores de su figura, King le cuenta a su futura esposa, Coretta Scott, que esperaba el día en que “se nacionalizara la industria y hubiera una mejor distribución de la riqueza”. En la carta, escrita el 18 de julio de 1952, King escribe: “Creo que ya sabes que soy mucho más socialista en mi teoría económica que capitalista”.
Hay rumores de que King consideraba abandonar la no violencia al final de su vida. Pero ninguno de los historiadores expertos en él le dan crédito a esa hipótesis. Lo que sí cambió fue el pesimismo de King sobre la voluntad de los blancos de combatir el racismo y la pobreza.
Sus tácticas también evolucionaron, volviéndose más confrontacionales. King estaba organizando una “Campaña para la gente pobre” cuando fue asesinado. En ese momento, él estaba considerando tácticas más directas que las de sus primeros años de lucha, como impulsar a los protestantes a detener el tráfico y a encadenarse a columnas en los corredores del Congreso, dice Baldwin.
“Buscaba formas más radicales de no violencia, pero nunca se rindió con la no violencia”, explica el historiador experto en King.
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Mito 2: Era republicano
 
En lgún lugar de Estados Unidos alguien debe estar en estos momentos haciendo un cartel que diga: King era republicano.
Es prácticamente un ritual del día festivo dedicado a King.
“Es una de esas cosas que nunca morirán”, dice Judd Legum, editor y director de ThinkProgress.
Sin embargo, la idea de que King era republicano es absurda, dicen los estudiosos de su vida y obra.
“King nunca creyó en ningún tipo de identificación partidista. Nunca se permitió estar estrechamente alineado con políticas partidistas. De vez en cuando decía que tanto el Partido Demócrata como el Partido Republicano habían traicionado a su gente”, afirma Baldwin.
El padre de King, el reverendo Martin Luther ‘Daddy’ King Sr., sí era republicano. Pero ese era el caso de muchos negros en la primera mitad del siglo XX. En ese momento, el Partido Republicano era el partido de Abraham Lincoln, el Gran Liberador. Esa identificación partidista, sin embargo, comenzó a cambiar en la segunda mitad del siglo XX, a medida que los presidentes demócratas comenzaron a defender los derechos civiles.
(El padre King públicamente cambió su parecer y mostró obediencia al Partido Demócrata cuando el presidente John F. Kennedy mostró, también públicamente, simpatía por su hijo).
En un ensayo que escribió para ThinkProgress, Legum cita una entrevista de 1958 en la que King dice: “No estoy inextricablemente ligado a ningún partido”.
¿Si estuviera vivo, King sería hoy todavía neutral? Tal vez. Pero algunos estudiosos de su figura dicen que probablemente sentiría simpatía por Bernie Sanders, el senador por Vermont que buscó la nominación del Partido Demócrata en la pasada campaña presidencial. Sanders se ha descrito a sí mismo como “socialdemócrata”, una etiqueta que también le ha sido puesta a King.
King hacía un llamado por salud y educación universales, así como por una radical redistribución de la riqueza de arriba hacia abajo, dice Baldwin.
Pero tal vez esta semana no vayas a ver un cartel que diga que King era un socialdemócrata.
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Mito 3: King se oponía a la discriminación positiva
¿Te acuerdas de esta frase en el discurso más famoso de King?
“Tengo un sueño: que algún día mis cuatro hijos pequeños puedan vivir en una nación donde no sean juzgados por su color de piel, sino por el fondo de su carácter”.
Los conservadores sí que recuerdan esa frase. Algunos de ellos citan esas palabras como evidencia de que King se oponía a la discriminación positiva.
Pero esa idea también es equivocada, dicen los investigadores expertos en su vida.
King quizá no haya usado las palabras “discriminación positiva” -el término fue acuñado por el presidente Kennedy-, pero solía apoyar el concepto.
En su libro “Where Do We Go from Here: Chaos or Community?” King dice que una “sociedad que ha hecho algo especial contra los negros por cientos de años, debe ahora hacer algo especial por los negros”.
“En una ciudad con una población de un 30% de negros, es lógico asumir que los negros deben tener al menos el 30% de los trabajos en cualquier compañía en particular, y trabajos en todas las categorías, no solo en áreas serviles o menores”, escribió King.
Pero el sentido de la discriminación positiva de King no era algo que beneficiara solo a los negros, dice Baldwin. Usando la ley para la educación de los veteranos de la Segunda Guerra Mundial como ejemplo, King solía recordarle a la gente que el gobierno de Estados Unidos había adoptado una política de tratamiento preferencial para los veteranos de ese conflicto, al pagar su educación universitaria a través de un proyecto de ley.
“No estaba hablando de acciones afirmativas en favor de las minorías raciales. Estaba preocupado porque hubiera acciones afirmativas para todo el que las necesitara”, explica Baldwin.
King sintetizó esa visión en una entrevista que le dio a la revista Playboy en 1965 y que fue reimpresa en “Testament of Hope” (Testamento de esperanza), una colección de sus escritos más importantes. Después de hablar de la necesidad de que el gobierno adoptara un programa multimillonario para personas desfavorecidas de todas las razas, dijo:
“En este momento, miles de empleos están desapareciendo cada semana como consecuencia de la automatización y de otras técnicas eficientes de producción. Blancos y negros, todos nos vamos a ver perjudicados a menos de que hagamos algo grande e imaginativo”.
“Los indigentes y desempleados blancos deberían darse cuenta que están en el mismo barco con los negros”.
Mito 4: Creía en la igualdad para todos
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Hay un grupo de personas para las que King no podía ser juzgado por su carácter: las mujeres. Uno de los secretos peor guardados de ese movimiento es que King era sexista.
El sexismo de King puede verse más claramente a través de su ambivalente relación con una de las líderes más importantes del movimiento de los derechos civiles: Ella Baker.
Baker es una leyenda en la comunidad de los derechos civiles, pero abandonó la llamada Conferencia Sur de Liderazgo Cristiano porque King no permitía que una mujer fuera la líder de la organización, dice Gwendolyn Simmons, quien conoció a King y escribió un ensayo sobre el activismo de Baker y su relación con King, llamado «Martin Luther King Jr. Revisited: A Black Power Feminist Pays Homage to the King” (Martin Luther King Jr. revisitado: una feminista del movimiento del poder negro le rinde homenaje a King).
Según Simmons, Baker o cualquier otra mujer que entrara al movimiento de los derechos civiles encontraría resistencia. Esa comunidad que luchaba por los derechos civiles era liderada por pastores hombres que no entendían el concepto de igualdad de género.
Por ejemplo, a las mujeres, en un inicio, no se les dio el permiso de hablar durante la famosa Marcha sobre Washington, hasta que una de ellas escribió una carta en protesta y la entregó al organizador. La experta también cree que el acoso sexual e incluso los abusos sexuales no eran extraños en el movimiento.
Sin embargo, según Simmons, la elección que King hizo de su esposa mostró que podía trascender su sexismo. Coretta Scott King era una mujer educada y serena que estudiaba para ser cantante de ópera. No era una mujer dócil ni sumisa.
“Sabía más de no violencia cuando se conocieron que lo que él sabía”, dice Simmons. “Tenía mucho más conocimiento de Gandhi”.
Sin embargo, el sexismo de King no ha hecho que Simmons deje de sentir admiración por él. Sabe bien, por fuentes bien documentadas, que King era un mujeriego, pero dice que era un hombre “brillante” y valiente que siguió su consciencia, incluso aunque le costara su popularidad y, finalmente, su vida.
“Era un hombre de su tiempo. Si hubiera vivido más, tal vez se habría visto influenciado por el movimiento feminista y habría tenido que hacer cambios”, explica la experta.
Mito 5: Era un tipo solemne y serio
Trata de imaginar esto: el reverendo Martin Luther King Jr. tiene un cigarrillo en su mano, un palo de billar en la otra, y mueve su cabeza al tiempo que canta «I Feel Good” de James Brown.
¿Es difícil imaginárselo verdad? Pero no para aquellos que eran parte del círculo más cercano de King.
En los libros de historia, King aparece como un predicador sofocante. Aparentemente vestía siempre un traje oscuro, hablaba de manera solemne, con un tono pedagógico, como de docente. Pero King era un tipo divertido, dice Baldwin, quien ha escrito varios libros sobre el líder de los derechos civiles.
Según Baldwin, King amaba la comida típica de los afroamericanos del sur de Estados Unidos (soul food) y a artistas R&B como Aretha Franklin y James Brown. Además, era un imitador experto y un contador nato de chistes.
“Era el comediante del movimiento de los derechos civiles. Ralph Abernathy dice que si King no se hubiera convertido en líder de los derechos civiles, hubiera tenido éxito como comediante”, asegura Baldwin.
Busca en cualquier buena biografía de King y aparecerá su sentido del humor.
También era conocido por burlarse de los elogios que le hacían por ayudar a romper la tensión en las campañas más peligrosas que emprendían.
Le encantaba comer costillas y patas de cerdo encurtidas. Cuando le entregaban cubiertos de plata con una comida y estaba con sus amigos más cercanos, decía “olvida eso” y procedía a comer sus manos.
Y, según Baldwin, King también era un fanático de los deportes. Era mariscal de campo del equipo de su universidad y seguía el boxeo.
“Vemos esa icónica figura, esa figura extraordinaria”, dice Baldwin. “Pero era muy ordinario en muchos sentidos, de muchas maneras”.
Ten cuidado, entonces, si te cruzas un tuit o una publicación de Facebook o te encuentras una página web que presenta una versión falsa de King. Ve a la fuente original, lee sus escritos y oye sus discursos.
A algunas figuras históricas, los adornos le suman brillo a sus reputaciones. Pero en el caso de King, el hombre -incluso con sus contradicciones- es mucho más fascinante que el mito.