Bufonadas

Por Boris Zelaya Rubí

“Disturbios violentos. Se trata de acciones habitualmente utilizadas para destrucciones o atentados físicos contra objetos, instituciones o personas cuyo propósito, selección de daños y víctimas, puesta en escena y efecto pueden poseer una significación política y tienden a modificar el comportamiento de los protagonistas, con la intención de negociar mediante una coerción consumada. Suele calificarse como delito de asalto o vandalismo…”.
Volvió el “tal Mel” con sus amenazas. En un canal televisivo y como siempre, manifestando que si no le permitían un representante de su partido como miembro del Tribunal Supremo Electoral, no habría elecciones. No es la primera vez que el casi graduado de presidente, trata de intimidar al actual gobierno con sus bufonadas, copiando las estrategias de los ultra izquierda, como la de efectuar una movilización permanente, buscando que la Policía reaccione, para victimizar y establecer la imagen de que el Estado es represivo y atenta contra los derechos humanos.
El líder de las masas en desbandada, nos sorprende y nos llena de dudas ¿será que está mal económicamente y quiere algún “apartamento exclusivo”, aunque sea de un dormitorio con sanitario incluido? porque ya el Código Penal tipifica el delito de “sedición” que con sus reformas, conlleva sanciones más drásticas aplicables a los que nos roben la tranquilidad y atenten contra la paz. Por algún tiempo los puede mantener el Estado ¡sin trabajar! Ya sufrió destierro, está cerca del encierro y no le deseamos el entierro por nuestros principios cristianos, por el contrario larga vida para que por muchos años sea parte de la “farándula política” junto a sus nuevos aliados.
Los izquierdistas, progresistas o ñangaritas por imitación, aún conociendo de los fracasos por intentar cambios en los sistemas democráticos, con un encantamiento populista oloroso a dictadura permanente como la de sus ídolos, a los que no critican y al contrario aplauden su permanencia vitalicia en el poder, quieren sembrar el miedo en la población como recurso antiguo de los dizque revolucionarios, para demeritar las buenas acciones del actual mandatario. Aunque los rumores tengan un fin estratégico, solo reflejan la calidad de los liderazgos políticos de grupos pequeños y cerrados, desquebrajándose por lealtades mezquinas y las imposiciones corruptas de camarillas cuya ideología es luchar contra lo que ahora practican.
Es innegable que los opositores se han autoeliminado practicando una especie de “harakiri” o suicidio, sin necesidad de la intervención de fuerzas extrañas que los obliguen, ellos caminan al despeñadero, con el peligro latente de su extinción como partidos, defraudando a los que alguna vez creyeron en sus peroratas de cambio. Perversamente sus dañinas soluciones, como siempre, son creer que se gana más destruyendo al partido en el poder, que ofreciendo al pueblo alternativas con programas específicos, con los cuales ganarían adeptos si es que les creen. Ahora según rumores, hablan hasta de bochinches callejeros, para distraer la atención de la ciudadanía, sin importarles que algunos de sus compinches hagan vida permanente en el ya famoso “Pozo”, afortunadamente los buenos somos más y no se les permitirá jugar con la tranquilidad del pueblo y con sus intentonas de mostrar una imagen falsa del acontecer nacional, tratando de desnaturalizar los esfuerzos de las autoridades por eliminar las alianzas secretas entre políticos y delincuentes.
Según los adversarios de este gobierno, solo ellos representan los intereses populares, aprovechan cualquier reclamo de sectores sociales para infiltrarse con los “vándalos pagados” y dañar la propiedad privada, ante una situación solucionable mediante el diálogo razonable, de ahí que pondrán en riesgo a los revoltosos de ser declarados terroristas, sin que los autores intelectuales sean juzgados y condenados. Para los “progresistas” que no son más que izquierdistas disfrazados, permitir que la actual administración aunque a paso lento les ayude a los pobres y logre eliminar el analfabetismo, los desespera porque pierden argumentos para sus mentiras y se les van las esperanzas de que el pueblo, “vote” pero que no “elija”.
De rodillas solo para orar a Dios.