Donald Trump promete blindar sus fronteras

(AFP).- El outsider multimillonario Donald Trump prestó juramento este viernes como presidente de Estados Unidos y anunció que blindará las fronteras del país a los inmigrantes y a «los estragos» provocados por el libre comercio.
La anclada sobre todo en los votos de una clase trabajadora blanca que desconfía de los políticos tradicionales y que siente que la globalización le ha perjudicado, trasladando empleos a México o China.
Los aliados tradicionales de Estados Unidos observan al magnate inmobiliario neoyorquino con inquietud: tras una divisiva campaña, el republicano Trump, de 70 años, llega a la Casa Blanca con la menor popularidad de un nuevo presidente en cuatro décadas.

– Protesta violenta –

La capital del país fue tomada por decenas de miles de simpatizantes que agitan banderas estadounidenses y calzan gorros de béisbol que leen «Devolver la grandeza a EEUU», el eslogan electoral de Trump, pero también por manifestantes contra el racismo, los derechos de la mujer y los inmigrantes.
La mayoría de las protestas fueron pacíficas, pero una terminó en violencia: decenas de manifestantes, muchos vestidos de negro y encapuchados, lanzaron piedras, quebraron vidrios de varios comercios y un banco y fueron dispersados por la policía con gases lacrimógenos, constataron periodistas de la AFP.
«¡No a las deportaciones, no al Ku Klux Klan, no a un EEUU fascista!», coreaban.
Los actos de investidura comenzaron con un oficio religioso en la pequeña iglesia episcopal de San Juan, desde donde Trump y su tercera esposa Melania, una exmodelo de 46 años nacida en Eslovenia, llegaron a la Casa Blanca.
Obama y su esposa Michelle los recibieron amablemente, de pie en la puerta de la Casa Blanca, ella con un elegante vestido largo rojo oscuro. Melania vestía un vestido y una torera de cachemira celeste cielo de Ralph Lauren, muy en el estilo de la exprimera dama Jackie Kennedy.
Las dos parejas presidenciales tomaron un té y luego recorrieron juntos en una limusina los 4 km de la avenida Pensilvania, hasta llegar al Capitolio.
En las escalinatas del Congreso Trump prestó juramento sobre dos biblias exactamente a las 12h00 (17h00 GMT): una que le regaló su madre en 1955, y la de Abraham Lincoln, que luchó por la abolición de la esclavitud, también utilizada por Obama hace cuatro años.
Le observaron atentamente tres expresidentes, Jimmy Carter, Bill Clinton y George W. Bush, y también su derrotada rival demócrata Hillary Clinton, a quien Trump arrebató la oportunidad de ser la primera mujer presidente de Estados Unidos.
«Ahora tendremos fronteras fuertes, y eso creará más empleos. Ahora Estados Unidos volverá a ser grande, a ser fuerte. Solo un outsider como Trump puede limpiar el desastre que es Washington», dijo a la AFP Michael Hippolito, un policía retirado de 54 años vestido con ropa camuflada, que viajó desde Nueva York a la investidura.
Trump promete unificar al polarizado electorado, pero esto se contradice con sus constantes ataques a detractores, generalmente por Twitter: de la prensa a la actriz Meryl Streep o al héroe de los derechos civiles John Lewis, de las agencias de inteligencia a la canciller alemana Angela Merkel o a Europa.
En el frente diplomático surgen grandes dudas. Los líderes del planeta se interrogan sobre cómo interpretar sus declaraciones, contradichas muchas veces por sus futuros ministros sobre las relaciones con Rusia o el acuerdo nuclear iraní.

– México, castigado –

El gabinete de Trump es el más blanco y el más rico en décadas. Incluye a un solo negro y por primera vez en casi 30 años, a ningún hispano, lo cual le ha valido fuertes críticas de la primera minoría del país, con más de 55 millones de personas (17% de la población).
La ausencia de hispanos en el gabinete no es sorprendente para un presidente que promete deportar a entre dos y tres millones de inmigrantes sin papeles, construir un muro en la frontera con México y cobrárselo a los mexicanos quizás a través de impuestos a las remesas de inmigrantes.
También quiere renegociar o eliminar el TLCAN, el acuerdo de libre comercio con México y Canadá, así como el Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (del que son signatarios Chile, México y Perú, entre otros), medidas que junto a la pérdida de inversiones pueden arrastrar al vecino del sur de Estados Unidos a una recesión en 2017.
Trump también podría dar marcha atrás en el acercamiento con La Habana impulsado por Obama y todo indica que será más agresivo con Venezuela.