La reforma educativa

Por: Mario Rietti
Economista, Presidente de Consultores Financieros Internacionales, S.A. (COFINSA) y director ejecutivo de Transparencia Honduras.
De acuerdo con la edición de los 10 años de la Revista Mercados y Tendencias, la región de América Central y El Caribe “deberá despertar para sustituir su sistema educativo obsoleto por uno enfocado en productividad” como base fundamental de la competitividad. El desarrollo educativo en el futuro debe orientarse a satisfacer las necesidades de la economía y del mercado. El paradigma existente es que las empresas tienen puestos vacantes pero no encuentran los profesionales que llenen los requisitos exigidos por el mercado laboral.
La función principal de los sistemas educativos, es promover el desarrollo integral del ser humano. En Honduras la educación tiene problemas seculares que impiden cumplir esa función del sistema educativo. Reformar la educación, es un problema difícil en cualquier país, pero más difícil en países como Honduras, donde existe una débil tradición de administración local bien preparada y relativamente eficiente.
La reforma educativa no solamente tiene que cambiar la forma en que se enseña y aprende, sino que simultáneamente tiene que dirigirse a la capacidad institucional misma, para implementar y sostener los cambios. La reforma educativa, requiere liderazgo, aunque este por sí solo, no será suficiente si no se alimenta el consenso y se construyen coaliciones entre funcionarios públicos y empresarios, sindicatos y opinión pública, directores y maestros, así como entre padres y estudiantes. La reforma educativa, no puede ser planeada en los ministerios de Educación y decretada desde arriba del gobierno con docentes desmotivados y altos índices de analfabetismo tecnológico.
La educación es el pilar fundamental para el desarrollo humano sostenible de Honduras y es necesario superar las prácticas confrontativas del pasado para que la educación se convierta en el eje central para transformar a Honduras con participación ciudadana, transparencia, innovación y nuevas estructuras que incentiven el esfuerzo y la productividad, teniendo a los maestros como socios de las reformas y nunca como enemigos de la misma.
La capacidad de los actores claves para implementar las reformas y el diálogo de políticas y mercadeo social apropiado, requieren poner énfasis en la estructura de incentivos y rendición de cuentas que afectan la manera y el comportamiento de los actores del sistema educativo. Hay que consensuar la transformación del sistema educativo nacional, con las instancias gubernamentales, la sociedad civil el gremio magisterial, la iniciativa privada y con la comunidad educativa, a fin de implantar un sistema-modelo de calidad educativa a tono con las exigencias de nuestra sociedad y con las demandas de la competitividad y la globalización de los mercados.
La reforma educativa orientada hacia la productividad requiere de un gran diálogo nacional que respete los derechos de maestros y padres de familia para garantizar educación de calidad para todos, con la participación de la sociedad civil y los gremios organizados, reforzando el rol de los maestros en el proceso de transformación del sistema educativo.
Creemos que la nueva ministra de Educación, Rutilia Calderón, tiene la capacidad y experiencia para luchar por la innovación tecnológica y la reforma educativa, orientada hacia la productividad y una formación profesional que satisfaga el mercado laboral. Como profesional de la medicina con Maestría en Epidemiología y una larga experiencia académica en la UNAH, la doctora Calderón deberá reconocer que así como no se puede reformar el sistema de salud sin la participación de los médicos, tampoco se puede reformar el sistema educativo sin la participación de los maestros.
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