Burocratización que no “cuadra” en la Policía

Leo en LA TRIBUNA en su entrega del 31 de enero de 2017, en la página 63, la información: “Con todo y custodio. Imputado por Ciudad del Ángel se fuga”. En la página 60: “Entre otros cambios. Héctor Iván Mejía es el nuevo subdirector de la Policía Nacional” y luego aparece una lista detallando los 31 cambios en el estamento policial.
Lo sorprendente en sí de la noticia policial es observar el alto nivel de burocratización en que ha caído su estructura orgánica con unas posiciones rimbombantes que no “cuadran”, usando el lenguaje de los contadores públicos, con el grado de manifiesta incapacidad que la Policía ha demostrado en el combate a la criminalidad e inseguridad ciudadana. Y no es por el prurito de cuestionar a la institución policial ya que los medios noticiosos escritos, hablados y televisados entre ellos LA TRIBUNA, se encargan de informarnos día a día de crímenes, asaltos, violaciones y encostalados que malhechores de toda laya ejecutan en contra de la ciudadanía. Y es también sorprendente que esta enorme burocracia en donde la Policía cuenta con un sinnúmero de comisionados generales (o generales) y comisionados (coroneles) -utilizando en los paréntesis el equivalente a los grados de los oficiales del Ejército Nacional- existan aún elementos que violentan las normas y la disciplina para cumplir con el lema “Servir y Proteger”, tal es el caso del custodio que vigilaba y resguardaba al responsable del problema de la residencial Ciudad del Ángel.
Es importante hacer una observación: El trabajo de la Comisión Depuradora de la Policía ha sido excelente al expulsar a malos elementos que inficionaban su credibilidad y su prestigio. Sin embargo hay que destacar que existe un tábano en su accionar al no evidenciarse juicio alguno en contra de estos elementos expulsados de la institución policial. Porque si han sido depurados es obviamente porque existen pruebas concluyentes y definitivas de su mala conducta y proceder. Hay por allí un juicio lento y tedioso y de larga data sobre unos policías millonarios en el cual el Tribunal Superior de Cuentas (¿o de Cuentos?) no ha podido pronunciarse. En estos casos hay un mecanismo muy sencillo de control interno con las siguientes interrogantes: ¿Cuánto tiempo fungió en la Policía Nacional? ¿Cuál era su patrimonio al momento de iniciar su vida como oficial de la Policía y cuál es el nivel actual del mismo al retirarse de la institución? ¿Los sueldos a lo largo de su carrera concuerdan adecuadamente con los bienes y patrimonio obtenidos al momento del retiro? ¿La Pagaduría Auxiliar de la Policía ha contribuido con la Comisión Depuradora en tal sentido?
Los elementos de escala básica de la Policía al no ver culpables tras las rejas entonces se consideran con derecho, creo, a emular las acciones de sus exsuperiores y cometer actos deshonestos como el del custodio de marras que dejó incluso abandonada su arma de reglamento, una pistola de nueve milímetros.
No estoy anatematizando al estamento policial pero es necesario sentar serios procedentes para que hechos de esta naturaleza no vuelvan a ocurrir. No concibo que la Policía con una estructura organizacional compleja y profesional no pueda superar en su personal estas irregularidades que aunque se diga que son acciones aisladas o producto de la condición humana, entonces la Dirección de Recursos Humanos tiene ante sí una dura labor de adoctrinamiento y conocer hasta dónde se han cumplido con los programas de selección de personal en base a méritos, antecedentes y conducta intachable que los haga acreedores para ser orgullosos miembros de la Policía Nacional y es esencial, también, contar con la colaboración de la Dirección de Inteligencia para capturar información sobre sus perfiles.
La ola de criminalidad que abate a los ciudadanos de Honduras así lo exige. La Policía debe estar en la vanguardia de esta problemática. Lastima que los políticos de una tal alianza estén enfrascados en repartir abrazos y sonrisas a granel y no hayan apoyado en tercer y último debate las reformas a las leyes que tienen que ver con la lucha frontal a la criminalidad y extorsión.
¡Dios salve a Honduras!
Esperaremos…
César Augusto Bonilla Ochoa
Tegucigalpa, MDC