Derroche de fe en las dos casas de “Suyapita”

*** Miles de feligreses de toda Honduras se congregan en la Basílica Menor de Suyapa y en la ermita para pedirle milagros a la virgen “catracha”.
¿Por qué la Virgen de Suyapa, patrona de los hondureños, es venerada en dos iglesias? Una es la ermita, construida entre 1777 y 1780, como muestra de gratitud a la “Morenita”, por sus milagros. Y su segunda casa es la Basílica Menor de Suyapa, que se empezó a edificar entre 1948 y 1950, como emblema de una fe que creció y que por lo tanto precisaba de un templo más grande para congregar a miles de creyentes de todos los sectores del país.
Fue hace 270 años, un sábado 3 de febrero de 1747, cuando el campesino Alejandro Colindres y el niño Lorenzo Martínez, de ocho años, hallaron en la aldea El Piligüín, Distrito Central, la imagen de la virgen de Suyapa.
Cansados por las faenas en el campo, el humilde labrador y el pequeño, decidieron pasar la noche en el lugar, durmiendo sobre el pasto. De repente, Colindres sintió que una piedra le incomodaba del lado de las costillas y la tiró a lo lejos. Minutos después volvió a sentir el mismo estorbo y una vez más arrojó la piedra a la distancia.
Finalmente, al sentir que “algo” seguía bajo su costado, se levantó y tomó en su mano el objeto: una imagen “Morenita” que llevó hasta la aldea de Suyapa, y cuyos milagros más tarde se fueron conociendo entre los nativos.

SÍMBOLO DE GRATITUD

Según datos del Instituto Hondureño de Antropología e Historia (IHAH), la ermita de Suyapa fue construida como muestra de gratitud por un milagro recibido. En 1768, el ganadero José Zelaya y Midence era víctima de una terrible enfermedad en los riñones, y al conocer de la “virgencita” milagrosa, no dudó en suplicarle que le devolviera la salud.

El templo tiene 46 metros de altura y fue instituida como Basílica Menor por el papa Francisco, el 9 de septiembre del 2015.

Poco tiempo después, don José estaba sano. Y feliz ante el milagro, aportó el capital para que fuera construido un templo en honor a la virgen, en esos tiempos en los que la zona era bastante rural y apenas había unas 10 casas.
Con entusiasmo, los indios de la aldea empezaron a edificar la iglesia, utilizando adobes y piedra rosada, muy abundante en ese entonces en las canteras de la aldea.
El templo posee tres cruces en su blanca fachada de estilo neoclásico, el más representativo de la época republicana, posterior a la colonial.
Todos los años, feligreses de todos los departamentos de Honduras acuden a la Basílica, para elevar sus plegarias a “Suyapita” y cumplir promesas.

En su interior, numerosos santos les dan la bienvenida a los fieles católicos, entre estos, la Madre Dolorosa, San Martín de Porres, el Divino Niño, entre otros a cuyos pies hay ramos de flores y velas encendidas.
También embellecen las paredes de esta iglesia los antiguos óleos con imágenes de Jesucristo, los vitrales multicolores con figuras de ángeles y las placas en las que se leen frases de gratitud de cientos de familias creyentes que dan fe de los milagros de la “Morenita”, sobre todo la sanación de enfermedades.
Una pequeña puerta y unas angostas y retorcidas gradas conducen al campanario, que data de hace más de 200 años y que continúa repicando cada vez que se ofician las misas.
Esta estatua de San Miguel Arcángel embellece los alrededores del templo católico, ubicado en la aldea de Suyapa.

En el altar de la virgen, uno tras otro, los peregrinos se persignan y se hincan susurrando sus oraciones al “oído” de la Madre de Dios, con la fe de que ella los escucha. Este altar es el mayor atractivo de la ermita, el cual fue construido cuando se conmemoró los 200 años del hallazgo de “Suyapita”.
Cada año, para los festejos del Día de la Virgen de Suyapa, en este templo se celebran misas en distintos horarios y suele hacerse la tradicional procesión de las luces, en la que los jóvenes salen desde este templo, cargando a la “Morenita”, hasta llegar a la Basílica Menor.

“TOCÓ” CORAZONES

¿Por qué la virgencita de Suyapa tocó el corazón de los “catrachos? Según relatan historiadores del IHAH, en la época colonial la mayoría de los santos, en las iglesias, eran de tez blanca, ojos azules y cabello rubio. En cambio, “La Morenita” tenía el pelo negro y su rostro color trigueño, rasgos que hicieron que los indios de inmediato se identificaran con la sagrada imagen.

El campanario de la ermita de Suyapa tiene más de 200 años y desde allí se contempla la Basílica.

Hoy, la Virgen de Suyapa es símbolo de la identidad nacional y su imagen de inmediato evoca a los hondureños, al ser exhibida en artesanías o camisetas, en el extranjero.
Los milagros de la “Virgencita” son innumerables, según el relato de sus devotos. Hay quienes recuerdan cómo en su infancia, siendo huérfanos, “Suyapita” les brindó techo y comida; otros le agradecen el haberles dado un empleo, mientras que la mayoría cuenta con emoción cómo los sanó de enfermedades graves, como lo hizo con aquel ganadero que le construyó su primer templo.
Como los creyentes de la Virgen cada día eran más, en 1948 se decidió construir un nuevo templo, más amplio, de 46 metros de altura, y en donde pudieran congregarse los miles de hondureños que cada año festejan su día, el 3 de febrero.
Al ingresar a la Basílica, de inmediato cautivan al visitante los vitrales que “relatan” el ascenso de la Virgen de Suyapa, declarada patrona de Honduras, por el Pontífice Pío XII, en 1925.
La ermita de Suyapa fue el primer templo construido en honor a la “virgencita”, como gratitud por sus milagros.

El templo también posee 12 altares con diferentes advocaciones de la Virgen María y una réplica exacta de La Piedad, que está en Roma, en la Basílica de San Pedro.
La iglesia fue instituida como Basílica Menor por el papa Francisco, el 9 de septiembre del 2015 y es una de las más visitadas en la capital hondureña.
Sin embargo, el verdadero “templo” de la Virgen de Suyapa no es de piedra ni de ladrillos… Es el corazón de miles de hondureños que, al cargar una pesada cruz, le elevan plegarias o le rinden las gracias por sus milagros, como lo hicieron el pasado viernes, 3 de febrero, al conmemorar el 270 aniversario de su hallazgo.

Por: Carolina Fuentes
Fotos: Omar Banegas