Reflexiones

El hombre en sus constantes de venir en la vida se va forjando en su lucha permanente por esos enormes problemas que aquejan a la humanidad y agobian al hombre; son los múltiples problemas que se transforman fenómenos en cualquier sociedad dada del mundo entero.
Hoy tenemos al presidente de Estados Unidos a Donald Trump, peor que un Hitler, el nuevo dictador que practica el imperialismo; ¿y qué es el imperialismo? El imperialismo, es el olvido de las tradiciones gloriosas, y, la apostasía de los viejos principios de la libertad y del derecho, que había hecho hasta ayer la fuerza, y la gloria de esa democracia portentosa convertida hoy en un imperio de mercaderes, del cual la infame pequeñez de un hombre como Trump, ha hecho el más esplenético libelo terrestre con la hermana república de México abusando de la libertad, ese hombre llamado Trump es el cáncer que ha de matar la democracia americana.
Ese es un yanki moderno, insolente presuntuoso, terriblemente malo y, fieramente cruel, y la rapacidad, laboriosidad, la mediocridad yanki, la representa a maravilla; esas son sus significaciones y su grandeza.
¿Vamos a proclamar los deseos de un intervencionista como escabel a su propia fortuna? No podemos los latinoamericanos apoyar ese crimen que se está gestando por una libertad abusiva y racista de ese hombre llamado Trump.
¿Vamos a proclamar el muro como un postulado de la humanidad, será ético de la libertad y declararlo resolutivo, en los problemas de política internacional? Jamás, el derecho internacional sabemos muy bien que no es posible; el señor Trump debe de saber y si no lo sabe que se haga asesorar porque su ignorancia lo está llevando por caminos erróneamente equivocados ante la política imperialista que está ejerciendo contra un pueblo hermano latinoamericano.
Este señor Trump no se da cuenta que adolece de trastornos mentales porque su principal problema es que es megalómano y narcisista. No podemos perdonar su exasperante insolencia, su mediocridad ensimismada como un hombre que de verdad respondiera como un estadista.
Recordando un gran mexicano como Benito Juárez que dijo: “El respeto al derecho ajeno es la paz”. Y otro que dijo: “Yo conozco al monstruo por que he vivido en sus entrañas” José Martí.
Lic. Gustavo Adolfo Milla Bermúdez
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