Douglas Bertrand Anduray, pionero de la radio en FM

Un sacerdote le dijo que jamás sería locutor porque tartamudeaba, pero además de grabar comerciales famosos, gerenció la misma radio. Eran los años 60 y 70, cuando las radioemisoras se contaban con los dedos de la mano en Honduras. Después fundó Stereo Amor, una radio comercial en FM estéreo, una locura en esos tiempos cuando predominaba la AM y muy de moda en los 80 y 90. Con el nacimiento de esta emisora, inició prácticamente la radiodifusión estereofónica en Honduras y su pionero, Douglas Bertrand Alvarenga, mejor conocido como Douglas Bertrand Anduray, comparte ahora sus vivencias desde 1958, cuando llegó por primera vez a una cabina.
¿Por qué ustedes usan el Bertrand Anduray?
Porque mi mamá quería mucho a su padre, es decir, mi abuelo, el general Mariano Bertrand Anduray (político y militar influyente, ejecutado por el gobierno de Carías en 1948).
¿Y son parientes del presidente Francisco Bertrand?
Hay algo, los que somos Bertrand, con “d” al final y sin la “l”, somos los mismos. Es un apellido de origen francés.
¿Cómo era la radio cuando usted inició?
En esos tiempos estaban Radio HRN, Radio América, Radio Concordia y Radio Morazán.
¿Usted se considera pionero de la radiodifusión hondureña?
Sí, me considero un pionero aunque hay otros estelares como Ferrari y Nahúm Valladares.
¿A los cuántos años entró a la radio?
En 1958 entré a trabajar a Radio Concordia. Tenía 16 años.
¿Y nunca le dieron deseos de trabajar en la N?
No, porque a mí me gustaba la música y quería conocer cómo era la radio y por eso me fui a Radio Concordia.
¿No le gustaron las noticias?
Nunca fui dado a la noticia, estuve en noticiarios, inclusive, fui uno de los primeros que íbamos a iniciar la Asociación de Prensa Hondureña pero después me retiré.
¿Cuál ha sido su fuerte en la radio?
Como le decía, mi vena nunca fue periodística, yo me di cuenta de eso. Lo mío era más que toda producción, creación, dirección, comercialización y la parte técnica de la radio, como transmisores y cosas así, eso era lo que me gustaba a mí.
¿De quién era radio Concordia?
No me acuerdo ahora, pero era de un licenciado. La verdad es que nunca me quise acordar del dueño porque nunca me pagó, ja, ja, ja.
¿Operaba o locutaba en radio Concordia?
Comencé como operador y luego me picó el gusanito de la radio y en 1959 me fui a Radio Católica, que estaba comenzando.
¿Trabajó mucho tiempo ahí?
Estuve con ellos mucho tiempo, ahí me pagaban, comencé trabajando los domingos de 5 a 9 de la noche. Como era soltero y mis papás me mantenían me quedaba chance de quedarme en la radio mucho tiempo aprendiendo lo que pudiera.
¿Locutó?
Claro, comencé en 1962. La verdad que tuve una buena escuela en la radio: Trabajé con Lápiz de Dios (Rigoberto Soto) y Guillermo Pagán Solórzano. También estaba don Richard Pedraza, quien inició el Noticiero El Minuto, que después se quedó con él Radio América, pero ese noticiario nació en Radio Católica. Recuerdo que tenía metrónomo que le hacía tac, tac, tac, todo el tiempo que estaba el noticiario. Ahí le ayudaba a don Richard como locutor de los comerciales.
¿Cuándo cierra ese ciclo con la Católica?
En 1966, porque ya me gustaba el pisto y me retiré. Me fui a trabajar con Rivera y Compañía. Comencé de vendedor, después me pasé a la Moda de París como ejecutivo de ventas, me gustaba ese título, ja, ja, ja. Estando ahí me mandaron a estudiar a México programación, pero cuando regresé no me gustó porque la máquina que nosotros vendíamos, la Olivetti, muy buena máquina, pero no le llegaba ni a la mitad a la Rudolph. Me retiré porque me daba vergüenza estar cobrando un sueldo y no compensarlo.
¿Regresó a la radio?
En 1969, me llamó Hermes “Mito” Bertrand Anduray, el caricaturista, que había quedado de interventor de Radio Católica. Él era mi tío, hermano de mi papá. Me dijo que me quería para ventas de la radio. Después terminó su intervención y entonces me fui quedando como gerente de ventas y después como gerente general.
¿Era fácil vender un anuncio en ese entonces?
Uy, ni quiera Dios. Difícil.
¿Quiénes eran sus clientes?
Los clientes de ese tiempo eran Larach y Compañía, Café El Indio, Café Corona, Fléfil y otros pocos.
¿Y cuánto tiempo pautaban?
En ese tiempo los anuncios no tenían definición de 15, 30 ó 45 segundos. Se iban como fuera. En ese tiempo no era que se vendía publicidad sino que los clientes le ayudaban a uno.
¿Cuánto costaba un anuncio?
En promedio, 50 centavos. Un anuncio de 30 segundos costaba un lempira.
¿Negocios “duros de matar”, que nunca les pudo sacar un anuncio?
Montón. Por ejemplo, Mena, era hueso duro de roer, lo mismo que Luis Kafie, el papá de Chukrie con quien éramos buenos amigos en ese entonces. Otro durísimo fue Melchor, que tenía una venta por el cine Variedades.
¿Qué partido político le ha gustado?
El Partido Nacional, aunque también he votado por el Partido Liberal pero no te diré por quién para no quedar mal.
¿Es cierto que los liberales encarcelaron a su padre?
Efectivamente, fue durante el gobierno de Villeda Morales por apoyar al coronel Armando Velásquez Cerrato (AVC).
¿Quedó resentido con los liberales?
Bueno, a nadie le gusta que le metan preso al papá por ideas políticas, pero no lo tomé personal. Se me pasó.
¿Y nunca pensó que tendría una hija candidata a diputada por el Partido Liberal (es Ericka Bertrand del movimiento Unánomos)?
Nunca pensé. Tampoco que iba a casarme con una mujer liberal. La verdad que en tiempos de política siempre han estado en mi casa una bandera nacionalista y una liberal. Tampoco he inducido a mis hijos por un partido.
Volvamos a la radio.
¿Usted fue el pionero del FM?
Se puede decir que sí, en 1981 fundé Stereo Amor, siendo el primero del FM estéreo comercial en Honduras.
¿Cuál era la diferencia con la AM?
La diferencia era que en estereofonía la gente no escuchaba FM, estaban acostumbrados al AM, los radios venían en AM, hasta que comenzaron a llegar las consolas grandes, lindísimas de la Telecom, Phillips, pero siempre la AM dominó, hasta que nació Stereo Amor.
¿Se notó la diferencia?
Claro, la gente comenzó a buscarnos, el equipo y la música era diferente, la programación era bonita. Daba gusto escuchar la música instrumental.
¿Y cómo consiguió la frecuencia?
La frecuencia ya la teníamos, era de Radio Católica, 107.5, entonces, la Radio Católica había logrado que enlazáramos con alta frecuencia y teníamos dos transmisores pero Stereo Amor funcionaba separada de Radio Católica porque monseñor Santos, que era el director, no quería porque la gente comenzaba a murmurar por la programación que teníamos y por eso me quedé con la frecuencia.
¿Qué le decía la gente?
Pues que no estaba de acuerdo con la programación de la música del momento, que no era apropiada, al final, pusieron entre la espada y la pared a monseñor Santos al punto que me preguntó qué hacemos con esa radio. Hay que cerrarla porque la gente no la quiere. Un amigo me aconsejó que me quedara con la radio. Y le ofrecí comprársela. ¡Ni cosa mejor, así me quito esa papa caliente!, me dijo.
¿Cuánto le costó?
En aquel tiempo me costó como 95 mil lempiras.
¿Y la Iglesia puede vender sus bienes?
Claro que sí, puede hacerlo, son cosas que le pertenecen legalmente.
Buen dinero pagó para ese tiempo.
Claro, estaba al dos por uno el dólar. Lo que sucedió es que me debía prestaciones porque yo trabaja con ellos desde 1959, así llegamos a un arreglo.
¿Le hizo arreglos a la radio?
La radio siguió igual. Yo seguí con Radio Católica, que para ese entonces se llamaba La Dimensión. La Radio Católica tuvo varios nombres mientras yo estuve. El primero fue la 910, que la frecuencia 910 kilociclo porque el concepto era trabajar para los que no eran católicos. Después pasó a La Dimensión, que pegó fuertemente.
¿Y cómo fueron los inicios de Stereo Amor?
Comenzó a cambiar a partir de 1985. “Música de clase para gente con clase”, era la definición. Era de combate, era el tiempo de la radio Stereomil, música en inglés, estuvo arriba de la Mil y la Satélite.
¿Hoy, Stereo Amor sigue siendo local?
Sí, funciona aquí en Tegucigalpa, no tengo capital para invertirle, pero hemos logrado sobrevivir. Ha sido lucha grande para estar vigentes.
¿Esa transmisión del AM a FM cómo se le ocurrió?
Como le decía, aquí no existía FM ni siquiera el mercado tenía los equipos. Estábamos frente a una novedad, se escuchaba lindo, la fidelidad era linda. La gente notó la diferencia y comenzó a preferirla.
¿Qué locutores lo convencieron en su tiempo?
Pocos. Pedro René González, Nahúm Valladares y Manuel Villeda Toledo.
¿Era buen locutor don Manuel?
Linda voz tenía ese hombre. Cuidaba mucho la dicción. En ese tiempo se cuidaba pronunciar bien, conocer las palabras, darle entonación, ahora no existe nada, nos vamos lisos, ahora escuchamos a unos que gritan y otros que dicen estupideces, cualquier chabacán agarra un micrófono, los tiempos cambian.
Se habla mucho de “mis tiempos”, ¿y usted cómo ve el tiempo actual?
Los tiempos tienen sus tiempos y para cada tiempo hay lugar. Estamos viviendo la época que nos toca vivir con nuevos conceptos, lo que pasa es que nosotros venimos de una formación con ciertas normas: En aquel tiempo se pensaba que el locutor tenía que ser un hombre artista, como Rigoberto Cuéllar, animador de radio y teatro. No se trataba tanto por dinero, porque no se pagaba mucho, era asunto de arte, poesía bonita, expresada, comunicada, ahí es donde nosotros vemos la diferencia. Ahora no hay nada de eso. Un Manzanero de entonces no lo podemos comparar con Daddy Yankee. Son épocas.
¿Qué le depara a la radio frente a la explosión del internet y las redes sociales?
La radio debe estar metida en las redes sociales, ya no hay nada que no puede estar fuera de las redes sociales ni del internet. Ahora ya hay programas para transmitir en vivo desde la radio.
¿Ahora también hay radios por todos lados?
Uy, ahora es horrible, por ejemplo, solo en Tegucigalpa, no es que hay una radio por cada mil habitantes, hay mil radios por cada habitante.
¿Eso es bueno o malo?
Como todo, tiene su contrapeso. Más radio, se viene abajo la calidad, la oferta es mayor, entonces, las exigencias son menores. Hoy hay radios en televisión y televisión en radio.
¿Se ha descuidado la calidad?
Imagínate, yo escucho que dicen “hastoy”, por hasta hoy “intante” por instante. Es decir, antes, si había algo criminal para un locutor era hablar así. Y venían las críticas en el sentido que cómo era posible que un locutor de radio, que se supone que está enseñando, hable de esa forma. Hay que aprender hablar, lea compañero, le decía. Los locutores de antes eran así.
¿Y Stereo Amor cómo sobrevive?
Es difícil, hoy la competencia es terrible, sobre todo el internet, que también factura publicidad y muy buena. Antes solo era prensa, radio y televisión. Ahora tiene el internet en contra.
¿Sigue al frente de la radio?
Ahora está mi hija, yo la ayudo pero cuando se puede.
¿Y ese giro cristiano qué tanto les ayudó?
Bueno, perdimos segmento, perdimos muchos ingresos, pero digo yo: Si te ponés a pelear con el de arriba (Dios) la llevas perdido. Ahora, mi esposa lleva el proyecto cristiano.
¿Ha pensado venderla?
No, es un patrimonio familiar, algo especial.
¿Usted le puso el nombre?
Sí, nunca me gustó la copia, me gustó siempre ser original, crear.
¿Fue positivo ampliar el dial para entregar más frecuencias?
Esas son movidas políticas que vinieron a traer más radio, para distorsionar el mercado, porque ya no se trabaja en base a crear algo bueno sino a complacer al correligionario.
¿Usted no cree en los políticos?
No, siempre tuve la separación de la política, me cae mal la hipocresía de los políticos, no importa el partido, es algo que me lo enseñaron, pero aquí uno ve que un día se pelean y luego están unidos, por el interés personal, no el interés común.
¿Qué sintió la primera vez frente al micrófono?
Me costó un mundo porque yo era tartamudo, de hecho, el padre Molina Sierra me dijo: Vos nunca vas a ser locutor y toda tu vida te vas a quedar de operador. Entonces busqué clases de locución.
¿Le dio pánico?
Sí, y no solo ver el micrófono, sentí pánico hablar, pronunciar, leer.
¿Cuándo dejó de locutar?
No he dejado, siempre tengo lecturas de la Biblia, muchos anuncios.
¿Hizo anuncios para las radios grandes?
Le grabé a Tropical, Cerveza Imperial, Fléfil, ya ni me acuerdo de tantos en más de 50 años de radio.