Los comicios del 12 de marzo

Nunca antes había observado una campaña política tan insulsa y carente de propuestas serias y responsables por parte de sus protagonistas, como la del próximo 12 de marzo. No veo atisbos de sensatez, de unidad nacional, de actividad creadora ante un panorama lleno de sombras, si tomamos en consideración varios cognomentos:
La página editorial de LA TRIBUNA en su entrega del 3 de marzo de 2017, en uno de sus acápites, señala dos interrogantes y que, por su importancia para la comunidad nacional y los hondureños deportados del territorio norteamericano, yo me permito, con el permiso del editorialista, extenderlas a los candidatos de los “juegos pirotécnicos” electorales del 12: “¿Qué respuesta tiene el país para todo ese ejército de desocupados que ya tiene y para los miles que vayan a regresar? ¿Qué sucede con los índices de inseguridad cuando muchos de ellos regresan con antecedentes delictivos si automáticamente se reincorporan a sus lugares de origen? Si actuarán con seriedad y responsabilidad ante estos problemas torales y compenetrados debidamente de su papel como candidatos, estos serían los temas y las posibles soluciones a abordar en sus campañas políticas. ¡Pero no! Por una parte el tema central o el meollo del proselitismo de tres políticos que dudan de la fortaleza de su caudal individual en las urnas, es conformar una tal “alianza macabra” para sacar al “dictador” del poder e implantar el Socialismo del Siglo XXI en Honduras. Porque si el señor de la televisión la aúpa con un hombre de izquierda, es porque sencillamente él también se volvió hombre de izquierda para terminar de jorobar más a este “pobre pueblo pobre”. Es necesario que modifiquen esa postura intransigente y despectiva si aspiran a gobernar este país. Los hondureños lo que más anhelan es paz y trabajo, no estériles y estúpidas confrontaciones”.
Dentro de la dinámica de este evento electoral del 12, es necesario que los demás candidatos superen esa vaciedad de propuestas para no erigirse, como bien apunta el sociólogo Héctor A. Martínez en su artículo “La democracia degenerada”, plasmado en LA TRIBUNA de esta misma fecha, en los sujetos que “… un bien día, decidieron entrarle al negocio político. Su credencial: ser parte de algún espectáculo que ofrezca un pasatiempo dominguero a los hondureños”. Estas elecciones primarias son expectantes y relevantes porque están en juego los valores y las instituciones tradicionales del país. Donde tres sombras siniestras se mueven para desplazarlas y conducirnos por senderos desconocidos en nuestro sistema democrático.
Basta de abrazos, bailecitos y sonrisas fingidas que tienen como fin captar los votos del pueblo. Un denominador común que caracteriza a estas sonrisas de los políticos es que estas desaparecen al nomás conquistar las mullidas sillas de aparato burocrático. Desconocen al momento al vecino con el que antes charlaban amigablemente, se tornan prepotentes, huraños, mentirosos, engreídos, se aíslan en sus deslumbrantes despachos y se vuelve a escuchar de nuevo el estribillo de sus pedantes y aleccionadas secretarias de que “el señor ministro está ocupado”; “el señor gerente tiene su agenda ocupada, no puede atenderlo”; “el señor diputado está en sesión”; “el señor diputado anda de viaje”; “deje su número telefónico que él lo llamará”. ¡Por supuesto que en este asunto hay sus pequeñas excepciones!
¡Que estas elecciones primarias sirvan a los hondureños para dejar bien sentado las grandes definiciones y clarificar de una manera sólida el futuro rumbo de Honduras!
Esperaremos…
César Augusto Bonilla Ochoa
Tegucigalpa, M.D.C.