Todas las sugerencias de lecturas son puntuales y vienen justo al pelo para esta temporada histórica, espiritual y religiosa. Particularmente me atraen dos textos: La apología de Sócrates y El Quijote de Cervantes. El misticismo del primer texto es conmovedor, Sócrates alrededor del año 399 AC es acusado de impiedad y de corromper la juventud. Los ciudadanos que lo llevan ante los jueces atenienses son: Anytus; un político demócrata, el poeta Meletus y el retórico Lycón.
En realidad las imputaciones responden más a cierta envidia y ojeriza que le llevaban al filósofo y que se había ido sedimentando en el tiempo. Sócrates discurre evitando refutar las acusaciones y se enfoca en subrayar que la “misión del filósofo es indagar sobre sí mismo y los demás”. Exhortó a los ciudadanos atenienses a mejorarse y expuso sus ignorancias. Es hallado culpable, no pide perdón y afirma que prefiere llegar hasta la última consecuencia antes que transigir en el error. Máxima expresión de su concepto sobre la ética. En realidad sus acusadores buscaban intimidarlo al silencio.
El segundo texto recomendable no es menos místico, un idealista llevado a la locura por trasnochar leyendo novelas de caballería decide armarse caballero para ir por los llanos áridos de Castilla- La Mancha y allende desfaciendo entuertos, socorriendo viudas, aconsejando a duques y príncipes sobre cómo gobernar sus Estados, defendiendo los débiles y corrigiendo todo lo malo que hay en el mundo. En el Quijote hay idealismo, belleza, humanismo y sapiencia. Quizás haya otro tercer texto añadible: “Las Meditaciones del Quijote” de Ortega y Gasset, texto meditativo, filosófico y exquisito.
Todos propicios para esta temporada árida y espiritual.
El Patepluma
La Tribuna Online