Por: José A. San Martín
Cnel. de Av. ® Lic. en CCAAMM
Este recién pasado 14 de abril, se celebró un nuevo aniversario de la nuestra querida Fuerza Aérea Hondureña (FAH); honramos esta fecha con emoción y melancolía; hubieron ceremonias, discursos de alabanza institucional y momentos de alegría no solamente por haber recordado experiencias que logramos durante nuestro transitar profesional en la aviación militar, sino que también compartir con muchos compañeros hondureños, hombres y mujeres, con quienes servimos a la patria preparándonos para estar siempre listos a defenderla. Igual sentimiento ha prevalecido entre especialistas de aviación, aerotécnicos civiles y militares que siempre, al igual que los oficiales pilotos, se han sentido orgullosos por haber dedicado gran parte de su vida sirviendo a la patria y al pueblo hondureño.
Recientemente vimos plasmada esa emoción provocada por las reuniones que de exmiembros de la FAH se llevaron a cabo en las principales unidades aéreas que componen la entidad, es decir, las bases aéreas Hernán Acosta Mejía (HAM), Armando Escalón Espinal (AEE) y Héctor Caraccioli Moncada (HCM). Reunidos en considerables grupos, los comandantes resaltaron el esfuerzo que realizaron quienes se desempeñaron como policías de seguridad de instalaciones, aerotécnicos, oficiales aviadores y de otras especialidades, así como del legado ejemplar que ha servido para mantener vivo el espíritu de cuerpo que ha caracterizado a quienes han pertenecido y pertenecen actualmente, con lealtad, honor y sacrificio, a la FAH.
Estas celebraciones, estos momentos de compartir con amigos y compañeros, en otras palabras, con la gran familia de la FAH, si bien nos producen una alegre emoción, también nos entristece la situación estática en la que ha caído. En lugar de crecer para cumplir de manera más eficiente y efectiva con la misión constitucional de salvaguardar la soberanía nacional, y con las demás tareas orientadas a promover la tranquilidad y seguridad del pueblo hondureño, apenas lo lleva a cabo salvando grandes obstáculos y con muchísimas limitaciones; su personal realiza esfuerzos extraordinarios para apoyar a las instituciones del Estado en el combate de los incendios forestales, en el apoyo de salud comunitaria que otrora lo realizaba con el programa de Alas para la Salud, y otros de corte social, están casi sin funcionar. Sin embargo, el deseo y disposición de su personal actual permanece vivo y ansioso por hacer más; no obstante, la falta de recursos económicos y materiales necesarias para lograr la efectividad han reducido sus capacidades para sentirnos seguros que en los incendios forestales la FAH se desempeñará con confianza y seguridad para apoyar a otros organismos que se dedican a esta labor; el programa de Alas para la Salud, en coordinación con las autoridades correspondientes, en lugar de reducirse, debe ser fortalecido; el apoyo a la Policia Nacional debe permitir que a este organismo de seguridad pública se le facilite el logro de sus objetivos en el combate a la delincuencia y el narcotráfico. Se puede hacer más, mucho más, si se le dotara a la FAH de los equipos y recursos necesarios. Por desgracia, el actual sistema organizacional adoptado por las Fuerzas Armadas (FF AA) aún no ha sido revisado para que, producto de este análisis, las tres fuerzas se organicen a efecto que, independientemente, generen su propio crecimiento y desarrollo. Ninguna fuerza debe influir sobre otra en su organización y desempeño, a no ser cuando se realicen operaciones militares y no militares conjuntas. Las promociones del personal de cada fuerza deben ser vigentes y efectivas solo a lo interno de cada fuerza.
Las operaciones misionadas por la Constitución de la Republica, deben seguir los lineamientos contemplados en la política general de Defensa Nacional adoptada por el alto mando y del análisis que realiza del Estado Mayor Conjunto (EMC), tal y como lo señala el artículo 283 de la Carta Magna, que reza: “El EMC de las FF AA es el órgano superior técnico de asesoramiento, planificación, coordinación y supervisión, dependiente de la Secretaría de Estado en el Despacho de Defensa Nacional y tendrá las funciones consignadas en la Ley Constitutiva de las FF AA”.
La historia militar ha demostrado que las FF AA de la mayoría de los países se han fortalecido y son más efectivos y eficientes cuando cada uno de sus servicios o fuerzas son independientes en su desarrollo y organización, lo que no significa que no deben realizar sus operaciones y actuaciones coordinadamente y acorde a la estructura organizacional requerida por la política de defensa nacional adoptada. Cuando esto no sucede, se puede esperar que algunas fuerzas sean relegadas o discriminadas por el empleo de políticas militares sesgadas que benefician según conveniencias no institucionales.
Con lo descrito anteriormente solo queremos expresar la necesidad de analizar y estudiar la actual estructura organizacional del ente castrense con el objeto de determinar y adoptar un nuevo modelo que beneficie aún más el fortalecimiento de cada una de las fuerzas y por ende a las FF AA y al Estado de Honduras en general.
La Fuerza Aérea Hondureña requiere del apoyo nacional para que, como en el pasado reciente, se mantenga en los niveles operativos que garantizan una verdadera defensa y fortalecimiento de la seguridad nacional, que es la del pueblo hondureño y sus instituciones.
Este 86 Aniversario de la FAH debe servirnos para reflexionar y evaluar su actual situación y tomar las medidas que coadyuven a su crecimiento y desarrollo operacional. La FAH es un componente de la identidad nacional, su historia lo ha demostrado.
Nuestro saludo y abrazo respetuoso a todos los hombres y mujeres que militan y han militado con orgullo en las distintas bases aéreas y otras dependencias de la siempre gloriosa Fuerza Aérea Hondureña, orgullo de Honduras.