El Partido Liberal en marcha

Por Armando Cerrato

El Partido Liberal de Honduras inició el pasado domingo 7 de mayo una larga marcha política hacia la recuperación del poder de la nación perdido en 2010, resurgiendo como si fuera el Ave Fénix de las cenizas a que quedó reducido tras la fuga de miles de correligionarios hacia nuevas corrientes doctrinario-ideológico surgidas del resentimiento propio de quienes fueron defenestrados del poder el 28 de junio de 2009.

Fue en una magna convención donde se ratificó el liderazgo del candidato electo a la Presidencia de la República por el Partido Liberal ingeniero Luis Zelaya quien además asume la titularidad del Consejo Central Ejecutivo del ente político otrora mayoritario y de milicias eternamente jóvenes.

Uno de los primeros acuerdos de los convencionales fue autorizar a Zelaya a negociar una alianza política con fuerzas opositoras al gobierno de turno que pretende reelegirse, pero siempre y cuando el Partido Liberal encabece la misma, que hasta ahora esta cimentada entre militantes del partido Libertad y Refundación (LIBRE), el PINU Social Demócrata, y la facción oficialista del Partido Anticorrupción (PAC) (¿?).

“Por mandato de la Convención estoy dispuesto a liderar una Alianza por Honduras”, dijo Zelaya, al dirigirse en un discurso muy emotivo a los convencionales reunidos en Tegucigalpa durante 36 horas a los que también prometió unir al Partido y formuló a granes trazos un esbozo de lo que podría ser su programa de gobierno en lo social, lo político, lo cultural, la salud, el empleo, seguridad jurídica y alimentaria.

En esa línea de pensamiento y pidiendo perdón al pueblo hondureño en general y a los liberales en particular si se sentían agraviados por el golpe de estado de 2009 les llamó a no dejarlo solo y hacerle compañía en la transformación de Honduras, a la que espera recuperar por tramos y de ser necesario casa por casa, comunidad por comunidad, en un plan de trabajo intenso de máxima seguridad, prometió, además hacer un gobierno austero, eliminar una serie de tasas que en la actualidad golpean y minimizan la economía nacional en todos los niveles.

Sin embargo, el punto toral en la política nacional lo sigue constituyendo la necesidad imperiosa de que las fuerza de oposición, que no cabe duda unidas son mayoría abrumadora, se unan con el objetivo de evitar que se consolide la violación constitucional al reelegirse por la vía electoral el gobierno nacionalista de Juan Orlando Hernández Alvarado, quien cuenta con una maquinaria política bien engrasada y operada por todo el sistema jurídico electoral que él domina a su antojo.

Consultados algunos líderes de Libre como Rasel Tomé sobre la pretensión liberal consideró que los liberales serían bienvenidos en la alianza pero que debían llegar sin condición alguna porque de un proceso popular de la misma es que se podría escoger el candidato idóneo para liderarla y que para él ese candidato estaba entre el propio Luis Zelaya, Salvador Nasralla o Xiomara Castro de Zelaya.

Como se ve, lo de la alianza no es tan simple como parece pero tampoco es imposible, la suerte de la misma depende de la deposición de intereses de quienes acepten conformarla demostrando con ello si en realidad su interés es puramente patriótico o es simplemente demagógico y una vía para alcanzar el poder que por sí solos se ve muy lejanos como objetivo de un partido político participando individualmente contra el poderoso Partido Nacional.

Hasta hoy Juan Orlando Hernández Alvarado ha jugado enchute con todas las fuerzas opositoras individual y colectivamente y lo ha hecho de atrás para adelante y de adelanta para atrás, de vuelta completa y de media vuelta, logrando incluso muy maquiavélicamente dividir fuerzas que sorprendentemente aparecieron en la palestra y parecían ser muy sólidas y en crecimiento.

Tal es el caso del Partido Anticorrupción que con maniobras políticas y jurídicas le fue arrebatado a Salvador Nasralla y también los nacionalistas lograron desmembrar un movimiento de indignados al lograr su politización y corromper su bandera de lucha que fue motivada por el desfalco escandaloso de los fondos del Instituto Hondureño de Seguridad Nacional (IHSS).

Juan Orlando Hernández Alvarado, muy inteligentemente se ha acerado y plegado a los dictados de la justicia norteamericana para gozar de su aprobación en su proyecto reeleccionista y de tal forma perpetuarse en el poder, si no él, por lo menos su partido por unos 50 años, como lo ha expresado en más de una oportunidad, si bien él cree que solo va a estar en la Presidencia por un periodo más.

Licenciado en Periodismo