Los centroamericanos no están preparados para tener gobiernos republicanos

Por: Richard Harding Davis

Pero el hotel fue un desastre, a pesar de haber avisado con anticipación de nuestra llegada, e imaginarnos descansar en una cama cómoda con sábanas limpias; nuestra sorpresa fue que el único cuarto disponible es el que acababa de dejar un hombre muy enfermo, quien había dejado todas sus medicinas en el lugar parecía una sala de hospital. El cuarto era muy pequeño con tres catres cubiertos de polvo, llegando a tal extremo de escribir mi nombre encima de la mesa del centro. El hijo del propietario que nos observaba y con el deseo de cooperar, atentamente corrió a sumergir su brazo en agua para después pasarlo por la mesa usando la manga de su camisa como palo de limpieza. Después de esta primera impresión, todas nuestras grandes expectativas por algo mejor se disiparon.

Tegucigalpa tiene una ciudad anexa que se encuentra opuesta y al otro lado del río; tal como Brooklyn es a New York. El río no es muy ancho ni muy profundo y su curso es impedido por grandes rocas. Las empresas que lavan ropa, de las dos ciudades, están todas. Las mujeres que lavan ropa, de las dos ciudades, están todo el día con el agua a la rodilla pegando la tela contra las piedras; así que su sonido se parece al sonido de las persianas cerrándose o de disparos. Esta es la única muestra de energía que tiene el pueblo. Hay una larga fila de tiendas de mercadería, una gran catedral, una plaza muy bonita donde una banda toca todas las noches y la gente circula en dos anillos uno hacia la derecha y el otro hacia la izquierda; se encuentra el Palacio Presidencial y una gran Penitenciería, una Universidad y un gran cementerio; pero no hay color ni ornamentación, no hay luz ni vida, no hay manera de reír. No se escucha gente platicando o hablando en la calle durante el día o serenatas nocturnas. Todo mundo parece que va a la cama a las 9 de la noche y después de esa hora la ciudad es tan silenciosa como un camposanto; excepto cuando el adolescente policía marca la hora con su pito o una manada de perros se encuentran para pelear.

Lo más interesante de la capital, es que todo lo que allí se encuentra y que no ha sido extraído de la tierra o manufacturado de los árboles, fue traído a lomo de mula desde los puestos de las costas. Las cajas de correo ubicadas en las calles, tienen vestigios de haber sido usadas en los Estados Unidos y se puede ver que vinieron a lomo de animales. Las lámparas de gas, la cerca de los parques, las pocas estatuas y los bustos en lugares públicos, llegaron a Tegucigalpa por el mismo medio; la gran estatua ecuestre de Morazán el libertador en la plaza, fue hecha en Italia y fue traída a Tegucigalpa en partes y armada como un gran rompecabezas, en el lugar que se encuentra ahora, para marcar una victoria gloriosa e inmortal.

En nuestro segundo día de estadía, el vicepresidente Manuel Bonilla fue juramentado, quien lleva el mismo apellido, pero no están emparentados con el Presidente Policarpo Bonilla; logramos ver la asistencia de todo el público, en su mayoría descalzos, en el área de recepción dl palacio. El salón estaba adornado con cortinas y con papel tapiz que imitaba mármol y las paredes decoradas con retratos a crayola de los presidentes hondureños; Bográn no estaba entre ellos ni Morazán. El primero faltaba porque fue por su culpa que el joven Presidente Bonilla había sido descalificado, cuando hacía tres años se postuló para Presidente, quien ahora tenía 33 años y el retrato del libertador estaba siendo remarcado porque los seguidores de Bonilla sin ninguna intención, le habían hecho varios disparos, cuando se tomaron la capital. La ceremonia de juramentación del Vicepresidente no duró mucho pero lo impresionante, era observar la juventud de los miembros del Gabinete y de la Corte Suprema de Justicia.

Ellos pertenecen a la clase política nacional, así como sucede en los Estados Unidos; son hombres jóvenes con discursos elocuentes, maneras elegantes, en trajes de etiqueta con corbatas blancas.

Llegamos a conocer a la mayoría de los hombres del Presidente encontrándolos amables hasta cierto grado aunque algunos parecían demasiado jóvenes o serios para sostener una posición de esa clase en el gobierno de una república, no había justificación aunque fuera pequeña como Honduras. Lo más admirable de ellos es que habían luchado y derramado sangre para llevar al poder a su presidente. Esta es una buena razón para ganarse una posición en el portafolios del Gabinete, mejor que la nuestra, que lo único que hacen es abrir un bar en la organización de su partido, organizar marchas por las calles y asegurar cierto número de influencias y votos. No arriesgan nada, solo su dinero; sin embargo los políticos centroamericanos tienen que mostrar esa fe en el hombre, siguiendo a su líder por doquier, a través de pantanos, jungla, comer solo arroz, dormir a la intemperie y con un fusil como compañera. Este arriesga su vida, ya que puede ser colgado atrás de una iglesia, fusilado en un instante, algunas veces teniendo que cavar su propia tumba. Me encantaría ver a la mitad de nuestros políticos en estas circunstancias, entonces la otra mitad entendería la seriedad de ganarse un puesto público, que no significa un puesto de por v ida o empleo para los parientes de la esposa.

Los muertos en estas revoluciones no son muchos, pero la ruina que dejan en el país mientras dura o continua la gestación de otra, es tan seria que toda continuidad de prosperidad y progreso se atrasa.  Los comerciantes nativos no ordenan nada de mercadería sabiendo que nunca les va a llegar, ni tampoco los gringos de las minas hacen contratos con los funcionarios, quieres en seis meses pueden estar fuera de las oficinas o fuera del país.
Algunas veces una revolución se lleva a cabo y la mitad de la población no se da cuenta, porque la más reciente todavía no ha terminado, hasta que ha sido aplacada o ganada; y otra vez la revolución se riega por todos lados y a todos los niveles desde los que trabajan en carreteras, minas, plantaciones, deben parar y enrolarse como soldados; trenes de mulas son confiscados, el correo parado, plantaciones son desbastadas y préstamos obligatorios son impuestos para los que viven en la ciudad, así que todo mundo sufre más o menos con cada cambio del ejecutivo. Durante la última revolución Tegucigalpa fue sitiada por 6 meses y no fue capturada hasta que el último de los edificios públicos fue casi destruido, por los cañonazos desde las colinas alrededor del pueblo y todavía se pueden ver sus efectos, por el repello nuevo que se acaba de aplicar. El hondureño nativo no es iniciativa, se pueden ver en el palacio, donde todavía se observan las perforaciones frescas de los proyectiles, que los triunfadores de hoy, no se preocupan siquiera de cubrir las huellas de sus bombardeos.

Se puede deducir por supuesto que un gobierno que es creado por las fuerzas de las armas y que se aferra por su mismo poder, de la autoridad, no puede ser muy justo y muy liberal, aunque sus miembros sean honestos. Ya que no son elegidos por la mayoría, sino que ellos pelearon para llegar a esa posición. Bonilla fue candidato en un tiempo para Presidente de Honduras, aunque no ganó la silla presidencial hasta que llevó el país a la guerra, con la ayuda de Nicaragua.

Los Centroamericanos no pueden entender que cundo un hombre malo, es electo legalmente, es mejor que termine su período; en lugar de un hombre bueno que llegue al poder por la fuerza, no respetando la constitución. Si ésta dice que un Presidente debe servir por cuatro años, es cuatro años y no es cuando un líder fuerte cree que ya fue suficiente. El valor de la estabilidad en los gobiernos es algo que aquí, no se puede entender.

No está por demás decir, que el deseo de cambio y la revolución está en la sangre de todos los Centroamericanos. Ellos hablan de un hombre, que es buen revolucionario, así como nosotros hablaríamos de un buen pianista o un buen empleado.

Los niños crecen para ser peleadores, aún esos muchachos que han logrado salir del país, que han aprendido algo mejor; en cuanto regresen aplican esos conocimientos para planificar una revolución, e irremediablemente vuelven a caer en su viejo vicio.

En cada campaña de soldados en Honduras hay de dos a tres niños en uniforme, quienes actúan como mensajeros y quienes por su figura frágil pueden penetrar donde un hombre normal no puede. Uno de estos oficiales de la revolución de 1884 me contó que el había tenido 6 de estos niños combatientes y que había enviado uno a través de un campo abierto, en pleno combate, con órdenes militares y que él podía verlo cuando caía muerto, fulminado por un certero disparo; pero que los muchachos restantes se ofrecen de voluntarios, para que los enviara al frente; como niños en la escuela levantando la mano para atraer la atención de la maestra.

En esa misma revolución un joven de gran porvenir y de muchos logros, quien acababa de regresar de los Estados Unidos con dos títulos de la Universidad de Columbia, y quien hubiera vivido para engrandecer este país con sus conocimientos; lo mataron peleando con un rifle en la mano, al tercer día de haber regresado de New York. Mientras que en el lugar donde estudió, solo se le hubiera puesto a la orden de la justicia y lo mas que hubiera pasado es que se le hubieran puesto una multa o detenido por jugar golf el domingo o por montar una bicicleta en la noche sin luz; pero aquí este graduado de Columbia  cuando sintió el olor a pólvora flotando en el aire en su ambiente nativo, cargó su rifle y tomó una posición en su casa y comenzó a dispararle a los revoluciones en las colinas adyacentes, hasta que un furtivo disparo acabó con su vida y con su brillante carrera. Es una lástima que se desperdicie tanta energía buena para obtener tan pobres resultados por nada, todo a causa de las revoluciones.

Los movimientos de todos los extranjeros en las fronteras de Honduras son observados cuidadosamente, como se ve a los periodistas en Siberia. Yo tuve que firmar varias veces en el mismo día, mi nombre para la policía, para funcionarios de aduana y nunca entramos al hotel, abordamos o desembarcamos algún buque, sin haber sido completamente chequeados y tomados nuestros nombres. Aun los nativos no pueden caminar libremente en las calles, especialmente al anochecer sin ser llamados por centinelas para su identificación. Una persona tiene que caminar o viajar con una colección de cartas de recomendación, que podía llenarse una pared completa, de alcalde, comandantes, gobernadores, hasta presidentes, certificando que aquél o ésta persona, es un ciudadano respetable. La única vez en todo Centroamérica cuando en verdad sentimos que nuestra privacidad no fue molestada en lo mínimo, cuando nos sentimos libres de caminar, como cuando estamos en las calles de New York, fue cuando nos encontramos bajo la protección de la odiada institución monárquica de Inglaterra, en Belice; pero nunca sentimos eso en ninguno de estos desorganizados campos militares llamadas Repúblicas Libres.

Los Centroamericanos no están preparados para tener una forma de Gobierno Republicano, como no están preparados para una expedición al Ártico, lo que necesitan es que se les establezca un sistema de protectorado, ya sea por los Estados Unidos o por otro poder; pero no importa cual, siempre que nos queda el canal de Nicaragua en nuestras manos. En la capital de Costa Rica hay una estatua de la república en la que un joven tiene el pie encima del General Walker, el filibustero norteamericano. Pensamos ir a esa capital con el único propósito de hacer pedazos esa estatua, así que será mejor que nos lleguemos hasta allá; pero creemos que hubiera sido beneficioso para Costa Rica, si Walker u otro hombre de fuerza hubiera puesto su pie en el cuello de cada República de Centroamérica; pero para su progreso.

Los habitantes de éstos países de Centroamérica, se pueden comparar a un grupo de semibárbaros, en una casa moderna completamente amueblada, en la que ellos no sabrían que hacer, ni el uso adecuado, ni las ventajas de su comodidad. La naturaleza le ha dado a estos países grandes valles, bosques maravillosos de maderas finas y frutas exóticas, tesoros de plata, oro y hierro y suelo suficientemente rico para abastecer al mundo de alimentos; y solo se espera de ellos un esfuerzo extra, para ser la carretera natural del tráfico para cualquier punto del globo. Los lagos de Nicaragua están listos para proporcionar un pasaje corto a través del istmo, que economizaría en dos meses el viaje por barco alrededor del cabo. Solo hay cuarenta y ocho horas de tierra pantanosa en Panamá separando a las dos más grandes masas de agua de la superficie de la tierra. La naturaleza ha hecho tanto aquí, que es muy poco lo que queda al hombre por hacer; pero tendrá que ser otro tipo de hombres que lo lleve a cabo, en lugar del oriundo centroamericano.

Tuvimos una audiencia privada con el Presidente Bonilla, encontrándolo un hombre joven, interesante y sumamente cortés. Solo tiene 37 años, que probablemente lo coloca como el Presidente más joven en el mundo. Lleva en la cadena de su reloj un proyectil que fue sacado de su brazo en la última revolución. Nos mostró todo el palacio y señaló los agujeros en las paredes que él mismo había hecho con su rifle. Se  como todo un buen anfitrión. Los otros miembros del   eran igualmente amables, haciéndonos varias o Griscom le propusieron un Consulado General en el ex su servidor y a Somerset simplemente inmediatamente les reclamamos, o nos daban de nada; entonces nos ofrecieron hacernos Generales próxima revolución; lo cual aceptamos. En nuestro pensábamos, que ni los regimientos armados que existe país, nos harían regresar a Honduras.

Antes de despedirnos, el Señor Presidente nos cabalgáramos con él; creímos que dicha deferencia  buena intención, pero también pensamos que podía ardid para deshacerse de nosotros y el Vicepresidente o  mismo tiempo; pero aceptamos y entendidos que sería p.m. de la tarde.

Como dije antes, parecía que todos los caballos vistos ha fecha no eran más grandes que un burro y completan lentos y de mirada depresiva; hasta yo acepté con prepotencia  Mis otros dos compañeros siendo cabalgadores profesionales autorizados para llevar un botón de oro de varios clube caza, también aceptaron.

Sorpresa grande la mía cuando regresamos al Palacio por tarde, vimos siete u otro sementales, ninguno pequeño parecido a burro, el menos tenía 16 cuartas de altura alimentados con el mejor heno, inquietos, rascando sus caso en el suelo. El presidente nos dijo que podíamos ele cualquiera de ellos, que esos pura sangre acaban de importados de Chile y que tres de ellos jamás se les  puesto montadura alguna.

El le dio uno a Griscom y el otro al Vicepresidente, y no explico en base a que lo hizo; el tercero a Somerset. El caballo  asignado a Griscom, creía que era mejor ir para atrás como cangrejo, que avanzar, así que estuvo dando círculos para atrás alrededor de todo el patio, mientras que el caballo de Comerset,  solo caminaba hacia la izquierda dando la impresión que quería deshacerse de Somerset en alguna de las paredes del palacio; el caballo del Vicepresidente hizo todo lo que un caballo puede hacer y un montón de cosas que no debería hacer; algo nunca visto. Yo puse la cabeza de mi caballo en una esquina de la pared para que no fuera testigo del circo que estaba sucediendo a sus espaldas. Desde allí vi el animal que montaba el Presidente, ira en círculos y círculos; yo que lo estaba viendo ya estaba mareado. Mas tarde, comentábamos que todos pensábamos lo mismo, que no importaba cuantos huesos nos quebraran esos animales, pero ningún momento íbamos a dejar que esos nativos, pensaran que ellos podían cabalgar mejor que un americano y un inglés; fue el orgullo nacional lo que nos mantuvo encima de los brutos. El Vicepresidente finalmente terminó en tierra con todo y montura; y el caballo enojado queriéndolo atacar; se necesitó de cinco de sus ayudantes para retirarlo. En ningún momento el Vicepresidente dejó su montura; y si el maneja a si sus nombres en el campo de batalla como manejó el caballo no es sorpresa que gane muchas batallas.

No queriendo matarnos de esa manera y viendo que no era la forma de deshacerse del Vicepresidente; el Doctor Bonilla mandó a callar la banda para que no hiciera su acostumbrado saludo; así que pasamos en silencio a través de la valla de soldados, músicos y varios cientos de personas que se había congregado afuera a observar y quienes nunca antes habían visto caballos de ese tamaño. Cabalgamos a paso lento considerando las lesiones del Vicepresidente, mientras el Presidente, señalaba los diferentes puntos desde los cuales el había atacado la capital. Ninguna escolta lo acompañaba, diciéndolos que él era el primer Presidente que salía a dar una vuelta sin ninguna custodia. Parecía confiar a la buena voluntad del pueblo pobre, a quien parecía que el apreciaba mas que a la clase rica, ya que en varias ocasiones saludaba con una inclinación de sobrero a los pobres que encontraba en nuestro paseo; Era sorprendente ver como las personas levantan su sombrero en respuesta de saludo al Presidente y las muchachas jóvenes cuchicheaban y lo señalaban. Sin embargo antes de salir se había puesto un revolver en la cintura, enchapado en oro, para en casos de emergencia, nos explicó.

Después de una hora regresamos y nos alegró ver el Palacio de nuevo y estar vivos; allí decidimos no volvernos a asociarnos con presidente jinetes, sino con aquellos que caminan.

Al día siguiente ya para despedirnos, salimos de Tegucigalpa con una inmensa escolta, incluía a todos los cónsules, a José Gutiérrez, Secretario Presidencial, más todos los residentes extranjeros.

Para hacer el evento mas alegre comenzamos a gritar “viva Guiteris” “Viva Guiteris”, para hacer pensar a la gente que había una nueva revolución. Esto en lugar de causar estusiasmo, solo sirvió para que Gutiérrez se preocupara, ya que tenía que explicar a Bonilla, que esa demostración solo era un acto de expresión de nuestro humor gringo. (Gutiérrez murió de causas naturales, un par de meses después de nuestra visita).

Doce millas afuera de la ciudad, todos hicimos un alto y comenzamos a despedirnos, estrechándonos las manos, haciendo promesas de escribirnos y de recordar la gratitud y amistad.

De allí los revolucionarios Gutierristas, se regresaron disparando sus revólveres al aire y nosotros en silencio pero satisfechos continuamos nuestro camino hacia Amapala donde embarcaríamos hacia Nicaragua.

Cruzar el istmo en Honduras nos había tardado 22 días; que no es mas distante que de New York a Boston y que en tren solo tarda 5 horas.

Richard Harding Davis. (1864-1916) Escritor muy popular en ficción y drama, además de ser reportero; ganó fama por la cobertura que hizo de las siguientes guerras: la guerra Española-Americana, la guerra de Boer y la primera Guerra Mundial.