Luis Zelaya, el ingenuo

Por Nery Alexis Gaitán

Los liberales siempre han sido beligerantes. La historia del liberalismo está escrita con sangre en la búsqueda de la democracia hondureña. En sus gobiernos se han promulgado leyes de impacto social que han mejorado la vida de los catrachos. El Partido Liberal ha sido mayoritario hasta la división que traidoramente le provocó Manuel Zelaya Rosales en el 2009.

Es por esta razón que nos causa desconcierto las actitudes del recién llegado a la política, Luis Zelaya. Su inexperiencia en este campo lo ha llevado a cometer error tras error. Surge como candidato presidencial, más por la ausencia de líderes liberales que por carisma propio. Impone o se deja imponer líderes que no gozan del favor popular a lo largo y ancho del país. Se deja manejar por Villeda que no lo orienta adecuadamente. Y se distancia de líderes de peso y de sangre joven en evidente torpeza política. Parece que desea mandar e imponer al estilo de los profesores dictatoriales, ambiente del cual surge.

Pedir perdón es de valientes. Es reconocer que se ha hecho daño y que está arrepentido de la acción deleznable que se ha cometido. Y que acuciado por la conciencia se desea enmendar el daño hasta donde sea posible. Esa y otras definiciones podemos esbozar con el vocablo perdón, esto para ilustrar un poco a aquellos, como Luis Zelaya, que no comprenden lo que significa.

A cuenta de qué Luis Zelaya pide perdón a nombre de los liberales por la crisis política del 2009 y por el “golpe de estado”. En primer lugar, desconocemos que haya participado en las acciones que se dieron en el 2009. De hecho, en ese entonces no sabíamos que existía. Los que luchamos a favor de la democracia fuimos otros, que amando a Honduras, le hicimos frente al afán destructivo de nuestro sistema de vida que “Mel” quería imponer.

El Partido Liberal defendió nuestra democracia. Las acciones que se hicieron en contra de “Mel” Zelaya estaban enmarcadas dentro de la ley, y al botarlo del Poder Ejecutivo, él ya había perdido su condición de presidente al haber violentado la Constitución y haber convocado a una consulta ilegal, como lo fue la “cuarta urna”, que dejó millonarios a muchos dirigentes populares.

Luis Zelaya, al pedirle perdón a “Mel”, que solo puede ser a título personal y no a nombre de todo el liberalismo, significa que está de acuerdo con todas las ilegalidades cometidas por Zelaya, incluyendo el desfalco terrible a la nación (solo un ejemplo: en dos días, cuando anduvo de viajero en pijama, gastó 80 mil dólares de una tarjeta de crédito del gobierno).

Pedirle perdón a “Mel” significa que, para Luis Zelaya, la defensa de la democracia no tuvo ningún valor y que estaban equivocados todos los hondureños que adversaban los planes desestabilizadores de Zelaya, incluyendo a las iglesias, la sociedad civil, organizaciones populares, etc.
El perdón pedido a “Mel” Zelaya, solo significa que Luis desconoce las leyes y la Constitución hondureña, y que está de acuerdo con todo el daño que los de Libre, que son los mismos de entonces, le han ocasionado a Honduras.

Luis Zelaya, al aliarse con el enemigo declarado de los liberales, le está dando la espalda a todas las luchas dignas que en el pasado el liberalismo ha enfrentado. Y ahora, cree que será el candidato a la Presidencia por la alianza del “Mel”.

Mel Zelaya, que nunca cumple lo que promete, solamente lo está utilizando para sus fines, y ha empezado por exigirle a Luis Zelaya que debe aceptar una Asamblea Nacional Constituyente, para lo que ya sabemos, que los de Libre se eternicen en el poder.

En realidad lamentamos la violencia y las muertes sucedidas durante la crisis política; las guerras fratricidas son una desventura. Pero, si de buscar culpables se trata, “Mel” Zelaya fue el causante de toda la tragedia que vivimos los hondureños en el 2009. Él es el que debe pedir perdón al pueblo hondureño, por el daño causado y el que le continúa haciendo.

Luis Zelaya, al aliarse con “Mel”, está desconociendo la lucha valiente por la democracia y la paz que los buenos hondureños libramos en el 2009. La verdad, que tanta torpeza política es intolerable; y más queremos creer que es inexperiencia revestida de ingenuidad. Pero si buscara asesores honestos, que aman a Honduras, otras serían sus actuaciones.

Luis Zelaya debe entender que un currículum académico, sin experiencia política, solo desaciertos le vaticina. Creemos que lo mejor, por el bien de Honduras, es que regrese a la academia de la que nunca debió haber salido.