Conoce la maldición del apellido Cantinflas

Su nieto, drogadicto, apareció muerto en 2013. Hoy falleció su único hijo de un ataque al corazón. Así fue la trágica vida de los herederos del cómico mexicano.

“A los 16 se fue un año a estudiar a Estados Unidos y volvió con todas las adicciones posibles. Desde entonces no se ha recuperado”, contaba en 2012 a Vanity Fair Eduardo Moreno Laparade sobre su primo, Mario Moreno jr, hijo de Cantinflas. Esta madrugada, Mario Jr., ha muerto de un ataque al corazón a los 57 años. Es el último Mario Moreno en fallecer.

Hace cuatro años, su hijo Mario Patricio Moreno Bernat, un joven de 23 años, apareció muerto en un hotel del Estado de México. Según la policía municipal, se lo encontraron colgado con un cordón en el baño de una habitación.

Tres años antes de fallecer, Mario Patricio denunciaba a su padre ante los medios de comunicación. Según sus palabras, su progenitor lo había inducido al consumo de alcohol y cocaínadesde los 14 años. A pesar de todo, Mario Patricio no era su hijo más problemático. Su hermano Gabriel ganaba de largo.

«Desde hace un tiempo se empezó a juntar con una pandilla de vagabunditos que hay al lado de casa de su madre y adquirió malos vicios como inhalar pintura y pegamento. Yo hablé muy seriamente con él porque Gabriel nació con un problema congénito de corazón y ya le han hecho cuatro operaciones. Le dije: ‘¡¿Qué te pasa?! ¿Quieres morirte?’. Lo metí en un centro de desintoxicación pero no tiene la salida restringida así que sale cuando quiere», se lamentaba su padre.

PADRE DESASTROSO

Mario Moreno jr., de 52 años, estuvo casado dos veces. De su primer matrimonio con Abril del Moral nacieron Mario y Valentina. Del segundo, con Sandra Bernat, nacieron Mario Patricio Moreno Bernat (todos los primogénitos de la familia se llaman como su abuelo y les añaden otro nombre para diferenciarlos) y los mellizos Marisa y Gabriel Moreno Bernat.

Su primera mujer criticó sus aptitudes como padre: «Mario no dio escuela a sus hijos. Los tres chicos han consumido drogas». Ella misma sufrió la personalidad de su marido durante los tres años que estuvieron casados: «Llegaba a casa a las siete de la mañana y se levantaba a las cuatro de la tarde. Yo sabía que era alcohólico y descubrí que también era adicto a la cocaína».

Después de tres años de matrimonio con Abril, Mario se casó con Sandra. «Se conocieron en el colegio y fueron novios a los 15. Ella lo estuvo persiguiendo hasta que consiguió casarse con él», nos contaba del Moral. «Cuando se fue con Sandra nunca se ocupó de mis hijos Mario y Valentina. En 23 años los ha llamado solo dos veces. Mario es muy simpático, se desvive por sus amigos, siempre invita a cenas a los mejores restaurantes, con los mejores vinos y el mejor champán. Pero ha sido un padre desastroso», contaba Abril a Vanity Fair.

La relación con su segunda mujer, Sandra Bernat, tampoco fue mucho mejor. Bernat, que vivió un proceso de recuperación de su alcoholismo, acusó a su exmarido de maltrato físico y psicológico en un programa de televisión. Las disputas entre ambos a través de sus cuentas de Twitter fueron continuas.

Desde Vanity Fair intentamos entrevistarla en distintas ocasiones pero ella declinó nuestra propuesta. Mario Moreno, por su parte, le quitó importancia a sus peleas: «Bueno… Es que a Sandra le gusta mucho el protagonismo y hace una tormenta de un vaso de agua a raíz de nuestro divorcio».

CUERNOS Y SUICIDIO

Los embrollos familiares fueron una constante en la vida de Mario Moreno que fue fruto de una relación extramatrimonial: «Cuando cumplí 18 años mi padre me dijo que me había concebido con una norteamericana, que había nacido en Estados Unidos y que me trajeron a México a los 15 días de nacer.

La esposa de mi papá (la rusa Valentina Ivanova con quien el cómico estuvo casado toda su vida) aceptó inmediatamente la situación», contó en su día a Vanity Fair. Pero no todo fue tan fácil: «Al cabo de un año mi madre biológica, arrepentida, me reclamó. Ella quería vivir conmigo y mi papá y que él se divorciara de su mujer. Pero eso era imposible y, en la desesperación, se suicidó».

El viejo cómico mexicano tenía razón: «Yo amo, tú amas, él ama, nosotros amamos, vosotros amáis, ellos aman. Ojalá no fuese conjugación sino realidad».