CARICATURA O CASUALIDAD

SE salva por un pelito, pero no es buen augurio para el partido de gobierno esa estrecha ventaja que obtiene su candidato en las elecciones para gobernador celebradas este fin de semana en el Estado de México. El conteo rápido le da a la coalición del PRI 33% sobre el 31% de la candidata respaldada por López Obrador. El anterior gobernador ganó con un 64%, doblando esa cifra. Si por las vísperas se conocen las fiestas, hay nerviosismo sobre lo que pueda suceder en las elecciones generales del 2018 tomando como punto de partida que EDOMEX es la joya de la corona por ser uno de los más poblados, con mayor incidencia electoral, regido por el PRI sin interrupción durante unas 9 décadas consecutivas desde 1925. El actual presidente fue su gobernador y desde allí saltó a la primera magistratura.

Lo anterior es causa de ansiedades premonitorias. Los mexicanos largamente gobernados por priistas –el actual gobierno no luce muy popular– con un breve intervalo de los panistas, hasta ahora no han probado con los camaradas. Sobre esa eventualidad tomamos prestadas citas de artículos que un conocido columnista publica en uno de los diarios mexicanos: Expresa que el presidenciable de izquierda “es apoyado por “gente sensata e inteligente” y a veces se percibe que ya aprendió de sus errores pasados, habla de reconciliación y amor fraternal”. “¿Será que no tenemos de qué preocuparnos si gana?”. “Pues no. Debemos preocuparnos y ocuparnos porque ahí sigue su peor cara, la autoritaria, la intolerante, la que no cree en la pluralidad, la que polariza, la que ve al mundo de manera maniquea, la de los buenos que están conmigo y los demás que son una porquería, corruptos, vendidos, mafiosos”. Y prosigue el autor del artículo calculando la forma como aparentemente pudieran estarse alineando los astros: “Cuando se alinean las estrellas, cuando en el horizonte se vislumbra una victoria en las urnas, el tabasqueño comienza a autodestruirse”. “El aroma de la proximidad del triunfo lo intoxica”. “Lo envenena y comienza a cometer errores”. Cita como uno de sus primeros errores la reciente alianza que hace su partido: “No es posible que un candidato con un discurso antisistémico se alíe con una de las peores fuerzas del establishment político”. Otra equivocación –referida por el escritor– cuando le preguntan sobre la naturaleza de esa rara alianza “no tiene respuesta y comete el error de pelearse con periodistas respetados” que lo cuestionan. “Error número tres: insultar y desdeñar a sus aliados políticos naturales”.

“Último error: permitir que gente cercana a él anden defendiendo lo indefendible, es decir, al régimen autoritario, represor y fracasado de Nicolás Maduro en Venezuela”. Hasta aquí el texto copiado. Ojalá a ninguno de los acuciosos lectores vaya a ocurrírsele deducir que ese dibujo del caso mexicano pueda ser caricatura garabateada por los aventajados pupilos de Nicolás para ensayarla en el patio doméstico. Igual ha de ser casualidad que vuelva a plantearse acá el tema de la “Constituyente” precisamente concurrente con ese esperpento de la Constituyente manipulada de Nicolás, con miras a profundizar el caos que embarga al pobre pueblo pobre venezolano y evitar a toda costa dar elecciones.