SÍ, TEMPORAL, MIENTRAS APROBABAN LA REFORMA

ESTOS son los despachos noticiosos que mantienen en vilo a nuestros compatriotas residentes en los Estados Unidos que, en su momento, se acogieron al TPS: “Los inmigrantes que han vivido y trabajado legalmente en Estados Unidos, debido a desastres que se registraron en sus países hace años quizá deberían empezar a pensar en volver a casa”, expresó en entrevista a la AP el secretario de Seguridad Nacional estadounidense. “El punto no es que el país (del que llegaron) se recuperara completamente de todos sus males, sino que cualquiera que haya sido el evento que provocó que se concediera el TPS, ese suceso ha concluido y ya pueden regresar”. “Las personas en mi puesto –agregó– al parecer sin pensarlo mucho, simplemente lo prorrogaron automáticamente; no estaban actuando con el mismo enfoque ante la ley como yo lo estoy haciendo”.

Obviamente que solo una parte de los indocumentados decidieron ampararse en ese beneficio que les permitió un manto de legalidad temporal. Otros no lo hicieron. La reticencia de ellos a registrarse, fue por el temor latente que, en cualquier momento, la autoridad norteamericana podría suspender el programa y al estar fichados, con todas sus señas y particulares, fácilmente podrían ubicarlos y deportarlos. “Este es un proceso que toma tiempo –dijo el embajador hondureño en Washington– creo que el problema es que en nuestro país se ha especulado demasiado”. No sabríamos en qué consiste la especulación aludida cuando son advertencias que salen de la propia autoridad estadounidense. ¿Qué de lo dicho por Kelly es lo que no se entiende o qué puede ser objeto de especulación? El embajador aclara que, “ampliar este programa temporal es una decisión soberana de Estados Unidos, pero los compatriotas pueden tener la seguridad de que la Presidencia de Honduras está haciendo todo lo que sea necesario, a nivel político y técnico, para que el TPS pueda continuar”. A su juicio, “la lección que se debe aprender en este momento es que el TPS siempre ha sido un programa temporal y no definitivo, por lo que en algún momento va a terminar”. Pues bien. El discurso anterior coincide bastante con lo expresado por el secretario de Seguridad Nacional norteamericano. Casi como si estuvieran leyendo de la misma página. Lo que no se ha dicho sobre esa “temporalidad” del programa –en lo que debe enfatizar el gobierno hondureño– es que se otorgaba por mientras Washington tomaba una decisión sobre la reforma migratoria, cosa que nunca sucedió.

Y no ha ocurrido por razones que sean imputables a los inmigrantes. La culpa es de otros. Estos más bien, en varias ocasiones, se han manifestado en los Estados Unidos urgiendo la reforma migratoria. A un sistema que el mismo gobierno norteamericano admite que tiene grietas. Obama prometió darla y nada sucedió durante sus dos períodos. Ni cuando los demócratas controlaban ambas cámaras del Legislativo ni después. No ha habido forma que el Ejecutivo norteamericano y el Congreso –por esas cosas de las diferencias políticas– se pongan de acuerdo en una reforma que defina las reglas permanentes de la migración. Para resolver ese problema en forma humana. No es blanco o negro. Hay matices en la discusión del tema. Cientos de miles de inmigrantes que entraron por diversas razones –muchos procrearon familia– no pueden ser tratados como delincuentes; por el solo principio universal de respeto a sus derechos humanos.