Hondureña nombrada maestra del año en Nueva York

La Escuela Pública 140 del Distrito 8 en el Bronx, Nueva York, designó a la profesora Lorena David como maestra del año 2016-2017, un reconocimiento por su relevante labor instruyendo a sus alumnos con lo más altos estándares. Una ocasión también para poner en alto su dedicación y amor por su profesión.

Los maestros tienen la sagrada misión de formar al recurso más preciado que tienen los países, a sus hijos, de ahí que es una profesión difícil, tanto, que algunas personas se retiran y pasan a otras actividades.

Lorena David es originaria de la comunidad garífuna de Corozal, Atlántida. A temprana edad, en 1983, sus padres -Virgen y Luis David- se la llevaron para Nueva York, ahí se ha formado hasta llegar a ser Bachiller por la Universidad de Hunter y máster en educación bilingüe en la Universidad de Mercy.

Nacer y tener su infancia en una pequeña comunidad hondureña, ubicada a la orilla del mar caribe, en un país del tercer mundo. Un lugar donde existían pocos libros y apenas una escuela pequeña con muchas limitaciones, en un ambiente donde había pocos profesionales y personas que estuvieran en las universidades, no fue un obstáculo para que Lorena apuntara a lo más alto y obtuviera este mérito en la competitiva ciudad de Nueva York. Demuestra una vez más que no hay imposibles.

En la Gran Manzana, lugar con el que todo el mundo sueña, en cuyas calles brotan como hormigas millones de personas cada quien haciendo su historia, donde cada cual hace un papel en una sociedad exigente, obtener un reconocimiento es realmente haber sido destacado y lleno de cualidades humanas y profesionales.

“SOMOS ENORMEMENTE PODEROSOS

La escritora estadounidense, Marianne Williamson, es dueña de un hermoso poema recitado por Nelson Mandela en aquella histórica toma de posesión como Presidente de Sudáfrica, decía, “Nuestro miedo más profundo no es no ser capaces. Nuestro miedo más profundo es que somos enormemente poderosos”.

“Es nuestra luz, no nuestra oscuridad lo que más nos asusta. Nos preguntamos, quién soy yo para ser brillante, atractivo, talentoso, fabuloso? De hecho, que NO eres para no serlo? Eres un niño de Dios.”

“El disminuirse no le sirve al mundo. No hay nada de sabiduría en encogerse para que otros no se sientan inseguros cerca de uno. Estamos predestinados a brillar, como los niños lo hacen. Nacimos para manifestar la gloria de Dios que está dentro de nosotros. No está solo en algunos de nosotros, está en cada uno. Y cuando dejamos que nuestra luz brille, inconscientemente permitimos que otros hagan lo mismo. Al liberarnos de nuestros propios miedos, nuestra presencia automáticamente libera a otros”. (Colaboración de Kenny Castillo)