La Guerra Civil de 1924 en Danlí

Julio José Sevilla G.

El período comprendido entre 1919 a 1924 representa una etapa convulsa para la historia de Honduras y particularmente de Danlí, pues durante el transcurso de estos años el municipio experimentó malas cosechas con el consecuente aumento de los precios del maíz; así como pestes como la disentería o la influenza que obligaron al cierre de las escuelas rurales.

Sumados a estos problemas tenemos dos conflictos armados a nivel nacional que comprometieron al municipio de Danlí y le representaron pérdidas humanas y materiales; estos conflictos fueron las guerras de 1919 y sobretodo la sangrienta guerra de 1924. Ambas guerras demandaron recursos para el sostenimiento de las milicias locales y provocaron un impacto negativo en la economía de subsistencia de los labradores y jornaleros danlidenses al obligarlos a prestar servicio militar y descuidar sus cultivos durante los mismos. Por otro lado, algunos propietarios y ganaderos también se vieron obligados a pagar empréstitos para sostener a las tropas, como los exigidos a Francisco Siercke y Ángel Sevilla Ramírez en agosto de 1919 a raíz de la guerra civil que atravesaba el país.

El preludio de la guerra de 1924 comienza durante los primeros meses de 1923 cuando el clima político de Honduras comenzaba a llenarse de incertidumbre. Inclusive el Departamento de Estado de los E.U.A expresaba su preocupación ante un posible conflicto armado entre las distintas facciones y candidatos de los partidos Liberal y Nacional.

Los gobiernos locales por su parte visualizaban un posible conflicto ante la falta de consenso político, por ejemplo, en 1923 llegó a la Municipalidad de Danlí un telegrama proveniente del ayuntamiento de San Pedro Sula, mismo que había sido dirigido al resto de las municipalidades de la República por medio de los gobernadores políticos. El mensaje en cuestión manifestaba la preocupación de las autoridades locales en vista de las posibles implicaciones políticas y militares que podían desembocar a raíz de las elecciones presidenciales próximas a celebrarse.

Las autoridades municipales de Danlí acordaron promover una cultura política de templanza y respeto ante los resultados obtenidos por cualquiera de los candidatos de cualquier partido político y convocar a una reunión general con los militantes más sobresalientes de los partidos Nacional y Liberal para garantizar un acuerdo ante la resolución electoral.

Con las elecciones de 1923 el conteo oficial dio como ganador al candidato Tiburcio Carías Andino del Partido Nacional con 40,953 votos frente a los 35,474 obtenidos por Policarpo Bonilla del Partido Liberal. Sin embargo, al no obtener la mayoría absoluta de votos y según la Constitución decretada en 1894 junto con la Ley Fundamental puesta en 1908, le correspondía al Congreso Nacional seleccionar al Presidente, Vicepresidente y Magistrados de entre los ciudadanos con mayor número de sufragios obtenidos para cada cargo. De esta manera, ante la ausencia de un consenso entre los candidatos presidenciales Juan Ángel Arias, Tiburcio Carías Andino y Policarpo Bonilla, se optó por la vía armada en febrero de 1924.

El país se vio envuelto en una sangrienta guerra que se esparció por el todo el país, presentando episodios bélicos en el departamento de El Paraíso y municipios como Yuscarán, Jacaleapa y Danlí. Las milicias estratégicamente hacían uso de los valles y montañas, emboscando y saqueando diversas aldeas ubicadas en el valle de Jamastrán. También fueron recurrentes las ocupaciones de la ciudad por fuerzas «revolucionarias», las cuales tomaron como cuartel el cabildo municipal de Danlí para resguardarse o tomar provisiones.

Por estas razones las funciones administrativas de las autoridades danlidenses fueron envueltas en un clima de inseguridad constante debido a la ausencia de milicias que garantizasen su protección -esto debido a que Danlí había enviado anteriormente una guarnición militar a Jacaleapa- obligándolos en más de una ocasión, a abandonar la ciudad para resguardarse.

Ante la ausencia de las autoridades militares los actos de vandalismo e inseguridad se mantuvieron inclusive meses después de haber finalizado la guerra, como fue el caso expuesto en sesión extraordinaria del 24 de Diciembre de 1924 en donde el Alcalde municipal don José María Martínez resentía que las tropas «revolucionarias» al mando del general Manuel Darías continuaban patrullando en la periferia de la ciudad desde el 20 del mismo mes, presentando inclusive un combate en la plaza central y en el cabildo contra las fuerzas gubernamentales. Por lo anterior el alcalde buscó restablecer rápidamente las comunicaciones con autoridades departamentales para solicitar urgentemente él envió una pequeña guarnición para la defensa de dicha plaza.

Las secuelas de la guerra afectaron a la propiedad pública y privada, dejando un saldo negativo a las escuelas urbanas y rurales al tomarse estas como cuarteles, destruyendo los materiales didácticos e útiles escolares, líneas telegráficas y telefónicas de la municipalidad, mobiliario e inclusive documentación pública como los libros de registro civil ubicados en el Archivo Municipal sin olvidar el saqueo general al que estuvo sujeto el edificio del cabildo.

Las pérdidas materiales y humanas en Danlí son difíciles de contabilizar, pero es un hecho que estos conflictos armados junto con las condiciones socioeconómicas de la mayoría de la población del municipio representaron un gran obstáculo para el desarrollo del mismo y orillaron al pueblo hondureño a ser participantes directos o indirectos de un conflicto armado propiciado por caudillos políticos e intereses oligárquicos.

Fuentes consultadas
– Alcaldía Municipal de Danlí, Libro de Actas de los años de 1924-25, Tomo 24.
– Argueta, Mario R. Tiburcio Carías. Anatomía de una época, 2ª Ed. Tegucigalpa: Editorial Guaymuras, 2008. ([email protected])