Mujeres enterradas en cementerio clandestino estuvieron juntas en una fiesta

Las tres mujeres cuyos restos fueron desenterrados de una fosa clandestina en la aldea El Lolo, al norte del Distrito Central, antes de haber sido raptadas por supuestos miembros de la pandilla 18, primero habían visitado a alguien en el Centro Penitenciario Nacional de Támara, después estuvieron en una fiesta en el complejo habitacional cercano a la prisión conocido como Hábitat, desde donde las sacaron a la fuerza.

Lo anterior es parte de las indagatorias preliminares que realiza la Dirección Policial de Investigaciones (DPI), cuyos agentes en atención a una llamada de denuncia, el pasado jueves, descubrieron los indicios del supuesto cementerio clandestino de la pandilla 18.

Desde el viernes pasado se supo oficialmente por el Centro de Medicina Legal y Ciencias Forenses que los primeros cuerpos extraídos de la fosa cercana a un árbol de roble en medio de la maleza se trata de tres mujeres con signos de estrangulamiento y torturas.

Según las investigaciones policiales, a las tres mujeres antes de enterrarlas en la fosa clandestina las metieron en sacos colores rojo y blanco, pero antes de que llegasen los policías tras la denuncia, la escena del crimen podría haber sido alterada y eso hasta el momento hace suponer que quienes avisaron también sabían qué pistas pudieran perjudicarles al momento que las autoridades estuviesen en el lugar.

Incluso antes de llegar al sector donde se ubica la fosa se pasa frente a varias casas. Sobre este particular todos los pobladores del sector se han llamado al silencio por temor a represalias de pandilleros, aunque la Policía sospecha que quizás han apoyado como “banderas” (personas que avisan) para evitar la persecución de los crímenes.

ENTREGADO CUERPO

Si bien las pistas hacia los criminales asoman, se conoció que a una semana el caso comienza a complicarse ante la falta de testigos, pericias recolectadas en la escena del crimen e, incluso, la falta de coordinación con personal del Ministerio Público (MP), que hasta hace dos días se integró a la investigación, según información policial.

Pero mientras esto acontece en la parte investigativa, los familiares de una de las víctimas, la joven Angélica Sarahí Hernández (19), quien residía en la colonia San Juan del Norte, colindante con la Villafranca y Villa Cristina, en Comayagüela, ya reclamaron el cuerpo en la morgue judicial de Tegucigalpa.

Al ser consultados sobre su pariente, se limitaron a decir que sospechaban que Angélica Hernández andaba en malos pasos o con malas compañías, y si bien se asombraron por el desaparecimiento ya temían las consecuencias y hasta la forma en la que podría ser encontrada debido también a lo peligrosa que es la zona donde se criaron.

El cuerpo pudo ser entregado por personal forense luego de los cotejamientos de exámenes y análisis científicos sobre el cadáver y verificación con los parientes y documentación obligatoria obtenida.

Las otras dos víctimas eran menores de edad y sus nombres aún no han sido establecidos. Angélica Hernández era madre de dos niños, de uno y dos años respectivamente, indicó la DPI, que sigue indagando sobre el caso.