MP tras hijo, nuera y hermano de Barralaga

A más de una semana de haber informado en un programa radial que se entregaría a la justicia estadounidense y que, además, entró a la capital en avión como “pedro por su casa”, Jorge Alberto Barralaga Rivera (hijo del subcomisionado (r) preso), así como su esposa, Carmen Alejandra Morales Sarmiento (23) y José Santiago Barralaga Hernández siguen prófugos de la justicia hondureña.

Los tres son buscados de manera exhaustiva por la Agencia Técnica de Investigación Criminal (ATIC), cuyos agentes al ejecutar la Operación Perseo detuvieron a cuatro de las siete personas contra quienes el juez libró órdenes de captura, incluidas las de estos últimos por suponerles responsables del delito de lavado de activos.

La subdirectora de Comunicaciones del Ministerio Público (MP), Lorena Cálix, indicó que están a la espera que la autoridad competente, así como las agencias de seguridad, den con el paradero de estas personas o en su defecto, como es su derecho, puedan presentarse voluntariamente a los tribunales de la República.

Además, detalló que son tres de un total de siete acusados contra quienes el Ministerio Público presentó requerimiento fiscal por el delito de lavado de activos y que están prófugos de la justicia.

El pasado 30 de julio inició la Operación Perseo con la detención del subcomisionado en condición de retiro, Jorge Alberto Barralaga Hernández; su esposa, Reyna Elizabeth Ayala Reyes; su cuñada, Edith Xiomara Roca Pérez y la amante de Barralaga hijo Montse Paola Fraga Duarte, expareja sentimental del narco hondureño extraditado a Estados Unidos de Costa Rica, Wilter Blanco.

Autoridades judiciales dictaron contra los primeros detenidos la medida cautelar de prisión preventiva, por el delito de lavado de activos.

También se aseguraron más de 374 bienes de la familia Barralaga, figurando bienes del joven Barralaga Rivera, como una mansión, cisternas de combustible y unidades de carga pesada.

Según el Ministerio Público, el clan Barralaga logró lavar más de 1,900 millones de lempiras en los últimos meses, algo que quedó evidenciado mediante la huella informática en las transacciones bancarias que estos realizaron y que no pudieron ser desvanecidas por la defensa luego que los peritos de la parte acusadora corroborara mediante dictámenes financieros que la carga probatoria fue contundente en la segunda fase del proceso que se les sigue.