Guam (1/2)

Por Francisco Zepeda Andino
Cnel. ® FAH

En febrero de 1967, formando parte de la tripulación del avión de la Fuerza Aérea Hondureña FAH-612, llegamos a la isla de Guam, como un punto intermedio entre el atolón Wake a Las Filipinas, en ruta hacia Vietnam del Sur.

Aterrizamos en la base aérea “Andersen”, donde se ubicaban los bombarderos B-52 de la Fuerza Aérea de Estados Unidos de América (USAF), que bombardeaban frecuentemente Vietnam del Norte, la parte fronteriza con Camboya y Laos. Su posición estratégica dentro de la crisis actual entre Corea del Norte y los EUA, vuelven a poner a la Base Andersen como punto focal de las noticias, ante las amenazas de Kim Jong-un, máximo dirigente norcoreano de lanzar un ataque nuclear contra la isla.

Históricamente, Guam perteneció al Reino de España desde su descubrimiento a comienzos de los 1500s, hasta 1898, cuando pasó bajo el control de los EUA, junto a Las Filipinas, Puerto Rico y Cuba, consecuencia de la Guerra Hispano-Norteamericana de ese año.

Con una extensión territorial de 544 Km2 y una población de 160,000 habitantes, su importancia es más que todo, de tipo militar, por las instalaciones aéreas y navales existentes.

Dentro del contexto de la actual crisis internacional entre Corea del Norte y los EUA, Guam ha sido mencionada como posible blanco de un ataque norcoreano. La retórica incendiaria de los portavoces norcoreanos ha encontrado una respuesta, casi similar de parte del presidente Donald Trump.
¿Cuáles son las posibilidades reales de que ocurra una catástrofe nuclear en esa área del mundo?

En primer lugar debemos visualizar el proceso de toma de decisiones, tan graves como las que involucrarían un evento bélico de gran magnitud. De lo conocido, el líder norcoreano no tiene que rendir cuentas a nadie más que a su propio albedrío, mientras el presidente norteamericano sí tiene obligaciones fuera del Poder Ejecutivo. Lo anterior resulta en, la decisión sería factible del lado norcoreano pero, al producirse un ataque militar contra territorio y población norteamericana, el presidente Trump no tendría problemas legislativos o de opinión pública, en ordenar una retaliación contra Corea del Norte.

Una cosa es propalar las amenazas y otra es la capacidad de llevarlas a cabo. En el caso de Corea del Norte, su capacidad militar de lanzar un ataque contra Guam se limita a sus misiles de mediano y largo alcance. La Base Aérea Andersen, (Guam), se ubica a unos 3,500 Km. al sur-este de la península coreana, quedando dentro del radio de acción de los misiles desarrollados por los norcoreanos. ¿Qué tan precisos son los sistemas de navegación inercial de esas armas? La Selección o Adquisición de un Objetivo (Targeting), a 3,500 Kms. requiere de ciertos avances tecnológicos pero habiendo llegado Corea del Norte hasta donde ha llegado en desarrollo nuclear, no sería cosa de otro mundo que tenga la capacidad de hacerlo. No tiene una fuerza aérea con equipo capaz para llegar hasta Guam o submarinos que puedan lanzar misiles desde superficie o sumergidos, aun cuando se sabe que están buscando implementar esa opción, cambiando radicalmente el peligro de un ataque a territorio norteamericano. Los satélites espías y otros sistemas de detección actuales, dan cierto grado de seguridad que un ataque sorpresivo, como el de Pearl Harbor en diciembre, 1941, sea difícil.

A su vez, los EUA son la principal potencia mundial militar. Sus misiles intercontinentales, el armamento nuclear o convencional de sus aviones bombarderos, submarinos con capacidad de lanzar misiles en superficie o sumergidos, portaviones con gran potencia de fuego, misiles Crucero, etc., proyectan una indudable superioridad militar.

La gran disyuntiva sería si Kim Jong-un ordena colocar una cabeza nuclear o armamento convencional en sus misiles. Todavía no está totalmente claro si los norcoreanos han sido capaces de fabricar una cabeza nuclear ajustable a sus misiles y es posible que ya puedan adaptar una cabeza convencional de varios cientos de kilogramos de explosivos. Como es fácil comprender, asumiendo la teoría de peor caso, si Corea del Norte llega a la fatal decisión de lanzar su ataque a la isla de Guam y logra sobrepasar todos los obstáculos, (funcionamiento apropiado del misil, eficaz Adquisición del Blanco y evasión de las defensas norteamericanas), será enorme la diferencia para la población de la isla, los efectos de una explosión de materiales convencionales, dañando al máximo una circunferencia de 100 a 200 metros, a un estallido nuclear, aun cuando sea de pocos kilotones.

(La bomba lanzada en Hiroshima fue de entre 15-20 kilotones y cada kilotón equivale a 1,000 toneladas de TNT). Los avances en la ciencia nuclear nos dan ahora, que la medición de la potencia de una bomba ya no se hace en kilotones sino en megatones, (1,000 kilotones o más).
Todavía no llegamos al punto de no retorno pero estamos cerca. Continuará.