Los hondureños tenemos…

Los hondureños tenemos la bendita costumbre de decir lo que nos pasa, lo que vamos a hacer, para dónde vamos, etc. sin que nadie nos pregunte, sin que a nadie le importe, un día llegué a dejar unos libros a la casa de un amigo, me recibió la esposa con mucha amabilidad:“Manuel no está pero dijo que usted le traería tres libros, aquí le dejó el dinero, pero no se vaya, voy a servirle una tacita de café de palo”.

Al rato llegó una muchacha bonita, saludó y le dijo a la doña: “Me prestas el teléfono, es que olvidé mi celular, mi mamá amaneció enojada como que le descubrió ciertas cosas a mi papá, él se los puso con una vecina que se llama Juana, yo no sé, pero por la mañana estaba que echaba fuego, de remate que llega mi tía Geña solo a darle cuerda, le dijo que no se quedara de brazos cruzados, que le quemara la pata, que hiciera algo. Mi mamá sacó toda la ropa de mi papá a la calle, le puso gas y le metió fuego, por eso quiero el teléfono para saber cómo sigue mi mamá”. Se fijaron verdad? Nadie le preguntó lo que sucedía en su familia y nadie estaba interesado.

Es que así somos, sin que se nos pregunte damos una explicación que a nadie le interesa. Estaba sentado en lo que fue el Parque Central con sus viejos árboles y los miles de pájaros que lo habitaban, si, ahí estaba sentadote en aquella “Plaza Central”, construida para echarse unos cuantos millones a la bolsa. Un muchacho se acercó y saludó a un señor: “Buenas padrino, ya días que no lo miraba, ahorita voy a dejar un dinero donde la costurera de mi mamá, no ve padrino que el hijo de don Pascual se hizo marica, por andar metido en las cantinas donde los que atendían eran del otro lado… Ah y le cuento que a mi mamá le ha salido un novio, es un viejo que tiene un bigote que parece brocha, como mi papá se murió pues él se quiere aprovechar de la viuda. Y se acuerda de Dago? Aquel que se casó con Betty la quiebra catres? También se salió del closet. Bueno
padrino ya lo saludé.

La verdad es que el padrino no le estaba preguntando nada, más como tenemos la costumbre de hablar y hablar sin que nadie nos pregunte, ahí están los resultados. Me cuenta la propietaria de un prestigiado salón de belleza que ella sabe lo que pasa en la alta sociedad sin andar preguntando, sus clientas mujeres de la jai hablan hasta por los codos, sin que nadie les pregunte. En los supermercados, en el mercado, en su trabajo en cualquier lugar, usted encuentra personas que dicen todo lo que saben con la mayor naturalidad. Una señora -quien no conocía- estaba comprando en el súper, me mostró una lata de sardinas de las que pican y dijo: Uno tiene que fijarse en la fecha de vencimiento porque los dueños de estos sitios son aprovechados, talvez el producto ya se venció y le ponen una etiqueta encima con otra fecha de vencimiento.

Es lo que le estaba diciendo a mi suegra que compra las cosas sin fijarse, por eso tiene artritis, a veces se pone mal del pecho cuando se acuerda de don Neto, el marido que murió hace seis años, mi cuñada es que sale con uno y con otro, a esa mujer le vale charra la vida, ahí and con un baboso que tiene tatuajes hasta en el trasero, y qué decirle de mi cuñado, es el hombre más escrupuloso del mundo, a mí me cae mal que llegue a mi casa porque siempre se güevea algo. Bien amigo, con su permiso voy ala caja a pagar”.

No lo conocía y en segundos me habló de su familia sin preguntarle ni papas, pero él con la mayor tranquilidad me contó las interioridades de su familia. No sé porqué tenemos que soltar la lengua con gente que ni conocemos, es como una especie de maldición en la lengua para soltar hasta las cosas íntimas sin que nadie pregunte. Es el caso de Sonia Yojoa que llegó a la pulpería y pidió una bolsa de panes blancos, mientras la pulpería sacaba la bolsa de pan del mostrador, la señora compradora decía: “Viera cómo le gusta el pan blanco a mi viejo, para lo mismo porque ya neles pasteles, ni con el Himno Nacional y creo que ni con viagra. Apenas tiene 40 años y como ha llevado una vida de picardías ahora ya no funciona. Cuánto vale la bolsa?
Son doce lempiras doña Sonia. Gracias.

La señora agarró la bolsa de pan y se fue muy tranquila para su casa, todos los que ahí estábamos nos enteramos que al marido ya no le llega corriente, que antes era 220 y ahora no llega ni a 110. Qué les parece? y sin preguntarle nada. Serapio Las Cascadas, estaba parado en la estación de buses, en eso llegó una cipota de unos 18 años y comenzó a decir: “Ya ratos está esperando el bus?, Serapio asintió con la cabeza”. Mmmm -dijo la cipota- estos buses siempre se tardan, por suerte les dije en mi casa que iba para donde Ruth a copiar la tarea que nos dejaron, es que ayer no fui a clases porque el pícaro de mi novio
me llevó a un motel.

Ojalá que tenga la tarea bien copiada, así no me bajan los puntos. Allá viene el bus, el chofer como que es enfermo porque le queda viendo las piernas a uno. Ya lo he choteado cómo maneja es espejo retrovisor buscando piernas. Apúrese don porque si no se queda”. Y usted amigo es así? Habla más de la cuenta sin que le pregunten?