Primera ronda NAFTA 2.0

Por Álvaro Sarmiento

Especialista Internacional
en Comercio y Aduanas

La semana pasada (16 -20 agosto) se realizó en Washington la primera ronda de negociación entre los Estados Unidos de América, México y Canadá en el proceso de modernización del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (NAFTA-TLCAN), uno de los principales compromisos políticos de campaña del presidente Trump.

Si se ven las cosas desde la perspectiva más simplista, los escenarios al final de la negociación, en orden de factibilidad podrían ser:
1. Se renegocia una nueva versión del TLCAN que satisfaga políticamente a los EUA y que no sea tan malo para México y El Canadá. Sería como preferir algo menos bueno pero mejor que nada.

2. Los EUA abandonan el TLCAN por no llegar a un acuerdo mínimo con sus socios comerciales. Esto abre el espacio para negociaciones bilaterales de los EUA con México y Canadá.

3. Las negociaciones “eternizan”, es decir se alargan de tal manera que choquen con los procesos electorales de México o la potencial pérdida del dominio republicano en el Congreso de los EUA en las próximas elecciones legislativas, un escenario bastante cercano a la realidad, después de los temas raciales de la semana pasada.

Si bien es cierto, es bien sabido para los que participamos en diversos procesos de negociación comercial, bilaterales, regionales o multilaterales que las rondas de negoción son esencialmente técnicas, la base y la toma de decisiones final es estrictamente política.

Recientemente se han hecho públicas las críticas de algunos analistas mexicanos sobre la velocidad a la que se pretende ir en la negociación. Para algunos, la posición de México debería ser algo así como “arrastrar” los pies, ya que la urgencia, el asunto es de los EUA. En todo caso las primeras sensibilidades y “moretones” ya han salido la semana pasada, al hacerse público que los negociadores de USTR (EUA) pretenden modificar y hacer más restrictivas las reglas o normas de origen. Incluso renegociar esta regla de manera bilateral y no regional. Estas reglas permiten determinar –como fruto de una negociación- si un producto es “originario” de algún país el TLC, este es el criterio para definir si puede o no beneficiarse de la desgravación arancelaria, es decir no pagar impuestos de importación, por eso son tan importantes.

Lo que pretenden los EUA es asegurarse que un producto de la región tenga más contenido de su país y de esa manera crear más empleos y uso de materias primas propias. Una buena intención, pero en palabras del secretario de Economía de México “no sería bueno para las compañías estadounidenses, no sería bueno para las compañías mexicanas”. Asimismo la canciller canadiense Freelandse expresó contra la idea “Canadá no está a favor de reglas de origen específicas para países”.

Si bien es cierto no estamos renegociando el CAFTA-DR, estos temas de origen podrían tener repercusiones en nuestro comercio con los EUA y con el propio México.

Es innegable, que el fruto de esta negociación entre tres, tendrá efectos en Honduras, en buenas medida las cadenas productivas de nuestros países se han diseñado con base en las reglas de origen ya negociadas, cambiarlas puede traer efectos dañinos en el comercio y la inversión.

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